El Concorde aterriza sin problemas en su primer vuelo de prueba tras el accidente de hace un año
El objetivo era comprobar el funcionamiento de los nuevos sistemas incorporados a la aeronave para garantizar su seguridad
El objetivo era comprobar el funcionamiento de los nuevos sistemas incorporados a la aeronave para garantizar su seguridad y que han supuesto a la aerolínea un desembolso de casi 25 millones de dólares (4.851 millones de pesetas, 29 millones de euros).
La compañía ha blindado los depósitos de carburante revistiéndolos con una fibra de gran dureza, para evitar que se repita el accidente ocurrido el 25 de julio del 2000 en el aeropuerto Charles de Gaulle de París y que costó la vida a 113 personas.
La tragedia se produjo, al parecer, por la ruptura de la llanta de una de las ruedas de un Concorde a causa de un trozo de metal que se encontraba en la pista y que, al chocar con el depósito de carburante, provocó el incendio de uno de los motores.
Al mando del Concorde que voló ayer desde el aeropuerto londinense de Heathrow iba el jefe de pilotos de British Airways, el capitán Mike Bannister, acompañado de otro piloto y varios técnicos.
La aeronave despegó poco antes de las 13:30 GMT y voló durante tres horas y 20 minutos sobre el Atlántico antes de aterrizar en la base aérea militar de Brize Norton, en el condado de Oxforshire (centro de Inglaterra).
Como estaba previsto, el Concorde alcanzó una velocidad de 2.170 kilómetros por hora, cerca de dos veces la velocidad del sonido.
La idea de British Airways es que su flota de aviones supersónicos esté de nuevo operativa el próximo septiembre.
El pasado día 4 la aerolínea BA realizó la primera prueba de rodaje del Concorde en las pistas del aeropuerto londinense de Heathrow.
En dicho examen, que duró cerca de una hora, Mike Bannister, el jefe de pilotos de BA, acompañado de varios miembros del personal de vuelo y de ingenieros, manejó lentamente un Concorde por las pistas de Heathrow a una velocidad máxima de 35 millas por hora (algo más de 55 kilómetros por hora).
Aquella prueba sirvió ya para comprobar el nivel de seguridad de los nuevos sistemas que utilizaría el avión supersónico antes del despegue y después del aterrizaje, así como su entramado informático, dirección y frenado.
