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EL REGRESO DEL AVIÓN SUPERSÓNICO

El Concorde reanuda sus vuelos comerciales 15 meses después del accidente

Los dos aparatos supersónicos de París y Londres han aterrizado sin problemas en Nueva York

Los dos Concorde de Air France y British Airways que han partido esta máñana de París y Londres respectivamente, ha aterrizado horas después en el aeropuerto Kennedy de Nueva York. Con estos dos trayectos, se reanudan los vuelos comerciales del avión supersónico desde el accidente de julio de 2000 en el que murieron 113 personas.

El aparato de Air France, que ha salido con retraso a las 10.48 locales (9.48 GMT), ha desplazado a 92 pasajeros, entre ellos el ministro francés de Transportes, Jean-Claude Gayssot, y el presidente de Air France, Jean-Cyril Spinetta, y ha aterrizado tres horas y 55 minutos más tarde en el aeropuerto Kennedy de Nueva York.

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La operación de despegue ha despertado gran expectación y ha estado rodeada de excepcionales medidas de seguridad: se ha paralizado el resto de la actividad del aeropuerto y se han desplegado junto a la pista cinco camiones de bomberos, entre otros equipos.

Tras el aterrizaje en Nueva York, Gayssot y Spinetta han participado en una rueda de prensa conjunta con el alcalde saliente de la ciudad, Robert Giuliani, el ministro británico de Transportes, John Spellar, y Rod Eddington, presidente de la otra compañía que tiene en su flota el Concorde, British Airways.

Segundo aterrizaje con éxito

La aerolínea británica, que también ha reanudado hoy los vuelos comerciales de sus Concorde a Nueva York, ha programado para este miércoles dos vuelos, incluido uno que llevará al primer ministro, Tony Blair, a EEUU para reunirse con el presidente George W. Bush. El primero de ellos ha llegado poco después que su hermano francés al aeropuerto Kennedy de Nueva York.

Más seguridad en el Concorde

Desde la tragedia de julio de 2000 cerca de París, los técnicos han introducido modificaciones para evitar que se repitiera el siniestro, en particular el reforzamiento de los depósitos de queroseno con un revestimiento de kevlar y el montaje de neumáticos mucho más resistentes a un reventón, gracias a los cuales el avión recuperó su certificado de navegación el 5 de septiembre pasado.

El precio de todo eso para Air France ha sido de varias decenas de millones de euros, a los que hay que sumar más de 100 millones de costos de inmovilización, mientras que el aumento del peso ha reducido la capacidad de transporte de 100 a 92 pasajeros.

Elementos que hay que añadir a la historia de los fracasos comerciales de este avión franco-británico, cuyo primer diseño, entonces revolucionario, data de 1956.

Tras un amago de retirada de los socios británicos en 1964, la crisis petrolera de 1973 acabó con las esperanzas de que otras compañías compraran este aparato, que hizo su primer vuelo en 1969 pero cuya explotación comercial no llegó hasta 1976.

Sólo en los últimos años Air France consiguió cubrir los costos de sus Concorde, que sólo le reportaban entre 1,5 y 3 millones de euros anuales y cuya rentabilidad empieza con una tasa de ocupación superior al 55 por ciento, que la aerolínea confía en franquear.

Una meta que será difícil en medio de la crisis de la aviación provocada por los atentados del 11 de septiembre, en particular en un mercado estadounidense que antes de julio de 2000 representaba más de la mitad de la clientela.

El presidente de Air France ha admitido, poco antes de subirse al avión, que "las compañías aéreas están en una situación difícil" y "todas atraviesan una crisis sin precedentes", pero ha subrayado que la reanudación de los vuelos del supersónico, "más allá del símbolo que representa este avión, es el signo de nuestra confianza en el futuro del transporte aéreo".

Pero, más allá de la cuenta de resultados, el Concorde es sobre todo un símbolo de la industria franco-británica, con su figura estilizada que vuela a una velocidad de crucero de 2.200 kilómetros por hora y a 18.000 metros de altura, un símbolo por el que los pasajeros tendrán que pagar una media de 8.100 euros por un billete de ida y vuelta.

Gayssot ha invocado los aspectos emocionales al señalar que el trayecto de hoy "es un gran momento para mí y para todos los que han creído en la reanudación de los vuelos del Concorde".

Reuters

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