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Berlusconi dice ahora que no desvelará el futuro de su imperio mediático antes de las elecciones

El líder conservador italiano, Silvio Berlusconi, ha lanzado un nuevo desafío a críticos y electores al desdecirse de su propio compromiso de hacer público antes de las votaciones del próximo domingo el futuro de su imperio mediático.

El conflicto que se le presenta al hombre más rico de Italia es la incompatibilidad que supone aspirar al puesto de primer ministro con su condición de magnate de un enorme emporio mediático. Por ello, Berlusconi había prometido que decidiría el futuro de su holding empresarial antes de las elecciones, especulándose incluso con una posible venta.

Pero cuando faltan tan sólo cinco días para los comicios, Berlusconi da marcha atrás y borra del calendario la fecha del 11 de mayo, en la que tenía previsto anunciar la decisión sobre su patrimonio.

Como si se tratara de un asunto menor, pese a haberse convertido en el verdadero eje de la campaña, Berlusconi asegura ahora que lo del anuncio no dejó de ser una broma al director del principal informativo de Canale Cinque, una de sus tres cadenas del grupo Mediaset.

Pero la "broma", hecha en directo durante una entrevista, sonó a promesa y desencadenó de inmediato una concurrida ronda de reacciones, en la que intervinieron los principales colaboradores y hasta los hijos del magnate televisivo.

"Mediaset es patrimonio del país y no habrá una solución traumática antes de las elecciones", ha asegurado, para comprometerse, a cambio, a hacer una ley sobre el conflicto de intereses en sus primeros cien días de Gobierno.

Para enfatizar aún más el fondo de la cuestión, la rectificación la hizo anoche en la transmisión de otra de sus cadenas, Italia 1, en un espacio titulado nada menos que "El desafío envenenado".

El escenario que se abre ahora, con las nuevas perspectivas apuntadas por Berlusconi, parece aparcar casi definitivamente la opción de venta de Mediaset y así lo ha entendido la Bolsa de Milán, donde el título, que se había reforzado sustancialmente en los últimos días, ha caído hoy de forma significativa.

Apenas tres horas después de la apertura del mercado de valores milanés, las acciones que engloban el conglomerado televisivo del líder de la conservadora Casa de las Libertades perdían un 4,5%.

Se abre camino, entre medio, la propuesta de resolución de conflicto de intereses que plantea Silvio Berlusconi, que no es otra que confiar la gestión de su imperio televisivo a un grupo de personas mediante un fideicomiso.

En una recientes declaraciones al rotativo británico The Sunday Times concretó que estaban trabajando en esta línea tres expertos, un estadounidense, un británico y un alemán.

Pero sólo se habla de sus tres cadenas generalistas, cuando sus propiedades mediáticas se extienden mucho más allá, con editoriales, y empresas de publicidad, que se suman a sus negocios financieros y de construcción, que le convierten en el hombre más rico de Italia.

Su rival de la coalición de centroizquierda de El Olivo, Francesco Rutelli, empeñado día y noche en pregonar su soñada remontada -"sobre la misma línea de meta, para que tenga más emoción"- confía en sacar partido de este punto flaco de su rival.

"Berlusconi está obligado a defender sus propios intereses, porque tiene el hándicap del conflicto de intereses y eso nos puede acercar a la victoria", ha dicho hoy Rutelli.

El ex alcalde de Roma, tras dar por perdida la batalla para conseguir un debate televisivo cara a cara con su adversario, pone el énfasis en los últimos días en subrayar su perfil de hombre moderado, dispuesto a construir sobre lo alzado en los últimos cinco años por los cuatro gobierno de El Olivo.

"Estoy convencido que un votante moderado tiene mucho más que temer del centroderecha que de nosotros", ha dicho Rutelli, aferrándose a las advertencias de "cambio revolucionario" que propone el candidato conservador.

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