Giorgia Meloni: la mujer tradicional que marca la agenda de la derecha en Italia
Líder de Hermanos de Italia, ha dado caza a la todopoderosa Liga de Matteo Salvini y es la única mujer con posibilidades reales de presidir el país
Corría el pasado mes de enero y la apuesta era arriesgada. Si no aceptaba el acuerdo iba a ser el único partido que quedase fuera del Gobierno de concentración nacional de Mario Draghi, el Ejecutivo que gestionaría la mayor cantidad de recursos de las últimas décadas. Nadie quería perdérselo. Pero Giorgia Meloni se plantó y convirtió a Hermanos de Italia, un pequeño partido surgido de los rescoldos del posfascista Movimiento Social Italiano (MSI), en la única fuerza de oposición en Italia. Diez meses después ha dado caza a su socio en la coalición de derechas, la todopoderosa Liga de Matteo Salvini, y está a punto de convertirse en la referencia del mundo conservador (las encuestas les dan a cada uno alrededor de un 20% de apoyo). Ella es la nueva cara de la derecha. La dura, la católica y la tradicional. La de la ley y el orden y el rechazo sin complejos a la inmigración y sus costumbres. Un universo ideológico forjado a hierro y fuego en Roma, cuya influencia se extiende ya por todo el país como la pólvora.
Giorgia Meloni (44 años), cofundadora de Hermanos de Italia, es hoy la líder mejor valorada después del presidente de la República, Sergio Mattarella, y del primer ministro, Mario Draghi. Nacida en el barrio de Garbatella, una de las zonas más castizas de la capital, no se ha movido de la derecha más radical y social. Hija de un asesor fiscal que abandonó el hogar cuando ella tenía 12 años y se largó a las islas Canarias, es hoy madre soltera y el único rostro de mujer con posibilidades de llegar a la presidencia del Consejo de Ministros en 2023. Trabajó duro. Se buscó la vida, donde fuera. También como camarera en una discoteca, y acabó el instituto con la máxima nota antes de hacer algunos trabajos como periodista. Hace un año, The Times la incluyó en una lista en la que enumeraba a 20 políticos que podrían cambiar el mundo. El planeta quizá sea exagerado. El universo de la derecha, sin embargo, ya lo ha transformado.
El crecimiento de Hermanos de Italia —socio de Vox en Europa— es casi exacto a lo que ha perdido la Liga de Salvini. Son vasos comunicantes. Su partido ha pasado de obtener un 6% de votos en las últimas elecciones europeas a tener un 20% en los últimos sondeos. Una cifra casi exacta a la que ha perdido Salvini en el mismo periodo. Los motivos parecen claros. Giovanni Orsina, politólogo y profesor de la Universidad LUISS, cree que “la idea de coherencia que explota la ha premiado”. “Está aprovechando mucho la crisis de su socio para crecer. Parte del país busca esa vertiente nacionalista. Es el mismo electorado que en 2019 pensó que podía reconocerse en Salvini, pero ahora la prefieren a ella porque no se ha movido de lo que proponía. Hay que recordar que el líder de la Liga venía de un partido regionalista que despreciaba el sur. Además, ella procede de una tradición nacionalista y está mejor colocada en Europa, en el grupo de los conservadores y no en los radicales, que despiertan rechazo entre cierto electorado. Y tiene un estilo de liderazgo menos provocador”.
El origen de Hermanos de Italia se encuentra en el descalabro de los proyectos de Berlusconi. Il Cavaliere había fundado un conglomerado político conocido como Popolo della Libertà (PDL) en el que había logrado gobernar Italia uniendo a la derecha, incluida la Alianza Nacional de Gianfranco Fini. Un partido que había hecho malabarismos para renunciar de forma explícita al fascismo, pero en cuyo interior sobrevivían nostálgicos que mantenían intacta la llama, y otro espectro más cercano a la democracia cristiana. Una derecha social y otra más liberal. Con la llegada del Gobierno técnico de Monti y el apoyo del PDL, como pasó con el actual gobierno de unidad de Draghi, un grupo procedente de aquel universo decidió fundar un nuevo artefacto. Lo llamaron Hermanos de Italia, nombre oficioso del himno del país, y colocaron al frente a una mujer joven que ya había sido ministra con Berlusconi. El dueño de Mediaset la llamaba “peonza” en su clásico desprecio machista elitista. Hoy tiene que aceptar su dictado.
Meloni creció lentamente, sin abusar de la estrategia ultra de redes sociales y selfis. Buscó la coherencia y la conexión con un electorado más rígido y politizado, tal y como hizo en Europa. Hoy es la presidenta del grupo Partido de los Conservadores y Reformistas Europeos, del que también forma parte Vox. Su socio español se acercó a Hermanos de Italia, donde encontró una línea más clara que con Salvini, especialmente en cuestiones regionales y autonómicas (la Liga siempre se posicionó a favor del independentismo catalán). “La gente quiere claridad, no oportunismo. No decimos una cosa y la contraria al día siguiente. Y Giorgia lo ha demostrado en cada ocasión”, señala un diputado y alto cargo del partido que participó en su fundación con Meloni en 2011.
Las elecciones municipales del 3 y el 4 de octubre no pintan bien para la derecha. Los sondeos auguran una derrota en las cinco principales ciudades en liza: Bolonia, Nápoles, Turín, Milán y Roma. Pero los comicios esconden una batalla interna por el liderazgo de una derecha radicalizada y huérfana de un partido moderado que entronque con el Partido Popular Europeo. Quien obtenga mejores resultados se erigirá en líder moral de un universo político que deberá empezar a pensar en las estrategias para las elecciones de 2023. Hasta ahora, ella gana las apuestas.
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