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La novela que anticipó la pandemia

El periodista Lawrence Wright, que ganó el Pulitzer por su libro sobre Al Qaeda y el origen del 11-S, publica una ficción sobre un virus parecido al Covid-19

Peregrinos con mascarilla en La Meca el pasado 28 de febrero
Peregrinos con mascarilla en La Meca el pasado 28 de febreroABDEL GHANI BASHIR/AFP/Getty Images (AFP via Getty Images)
Carmen Pérez-Lanzac

Cuando leyó ‘La Carretera’, Ridley Scott se hizo la misma pregunta que la mayoría de los lectores de esta novela de 2006: ¿Qué es lo que había causado que la humanidad llegara a un mundo tan postapocalíptico como el que dibuja Cormac McCarthy? ¿Qué podría causar una devastación tal de nuestra civilización? El director de cine británico le trasladó la pregunta al periodista, escritor y guionista Lawrence Wright (Oklahoma, 1947). Quería que con esa idea en la cabeza este preparara el embrión de su próxima película. Wright, que en 2007 ganó el premio Pulitzer por su fino retrato del nacimiento de Al-Qaeda hasta el atentado de las Torres Gemelas (‘La torre elevada. Al Qaeda y los orígenes del 11-S’, Debate), reconocido como el libro que mejor contó los porqués de ese fatídico día, llegó a la única conclusión posible: “O bien una catástrofe nuclear o, más seguramente, una pandemia”.

Escribió el guion, pero nunca vio la luz, así que decidió darle forma de novela. Wright se documentó y entrevistó a epidemiólogos, veterinarios e incluso a dentistas para anotar todas las posibilidades en caso de que hubiera una pandemia real, como si estuviera preparado un libro de no ficción. Cuando el coronavirus empezaba a golpear a Wuhan, Wright se sobrecogía. Él ya sabía lo que muchos estadounidenses ignoraban: meses antes, Donald Trump se había deshecho del comité gubernamental encargado de tomar las decisiones en caso de una pandemia. Los acababa de entrevistar al documentarse para su libro. “Este grupo de personas, que estaban bajo el mando del oficial Timothy Ziemer, habrían estado al mando si no los hubiesen despedido”, dice con ira. “Ziemer logró que en África se redujeran las muertes por malaria en 6 millones de personas respecto a lo previsto, sabe de lo que habla. Pero Trump eliminó a quienes más sabían sobre este asunto, uno de tantos errores colosales del presidente de Estados Unidos”.

Nuestras autoridades no creyeron que algo así pudiera pasar en nuestros tiempos, estaban como en trance
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La respuesta internacional, en su opinión, ha sido terriblemente inadecuada. Afirma que en el Gobierno de Estados Unidos eran conscientes de que algún día podría golpearles una pandemia. La sanidad pública, señala, lleva años haciendo simulaciones, dibujando estrategias para hacerle frente, porque sabían que llegaría. Habían calculado cuántos hospitales se necesitarían, cuántas máscaras… “Las cifras estaban ahí. Yo las usé para mi novela. Pero nuestras autoridades no creyeron que algo así pudiera pasar en nuestros tiempos, estaban como en trance”.

El próximo 23 de abril verá la luz en Estados Unidos ‘The end of October’, que cuenta el periplo de un epidemiólogo de la OMS en la lucha por encontrar la cura para un virus mortal antes de que acabe con la civilización. “Me pregunté cómo sería si pasara algo así en un mundo como hoy, donde los viajes son instantáneos, con ciudades densamente pobladas”. En una pandemia antigua tardaría un año en propagarse. Hoy en día, imaginó el escritor afincado en Austin, Texas, sería instantáneo. Y le resulta espeluznante comprobar que así está siendo. “Tenemos muy poco tiempo para solucionar el problema”.

Similitudes entre el virus real y el imaginado

La enfermedad que imagina Wright es similar a una gripe, al igual que sucede con el coronavirus. Y muchos pacientes sufren neumonías virulentas, al igual que en la triste realidad. “Es el gran asesino del planeta”, afirma el escritor. En su libro las víctimas no son los ancianos, como sucede con el coronavirus, sino las personas más sanas, al igual que sucedió durante la gripe de 1918. “Su sistema inmunológico era tan robusto que sobrecogía al cuerpo y acababan ahogándose en sus propios fluidos”, cuenta por teléfono el periodista, que es una de las firmas de la revista The New Yorker.

‘The End of October’ empieza con el relato de la “sorprendente” muerte de 47 jóvenes internos de un campo de refugiados para homosexuales situado al oeste de la isla de Java, en Indonesia. Pronto, el virus se expande y obliga a poner en cuarentena a la ciudad de La Meca, atestada de 3 millones de fieles. “Sinceramente, nunca imaginé una cuarentena con tantos habitantes”, reconoce Wright. “¡70 millones de personas solo en la región de Hubei! Subestimé el número de gente que se puede poner en confinamiento. Aunque tampoco imaginé que mucha gente desobedeciera las normas de confinamiento, como ha sucedido en la realidad”. En la novela se narran momentos de ocultación de información para no desatar el pánico de los ciudadanos, el protagonista anima a su mujer a comprar comida suficiente para dos meses, y se oyen frases que resultan dolorosamente reales: “Cada vez que intentamos confinar el virus poniendo en marcha cuarentenas, este encuentra siempre una forma de escaparse”.

¿Existe algo más atractivo para un escritor o guionista que una buena pandemia? Los clásicos nos traen distintas eventualidades. En La peste, Albert Camus cuenta que en situaciones de desesperación, sale lo peor de la sociedad: el egoísmo, la irracionalidad, el miedo. La muerte en Venecia, de Thomas Mann, muestra el peligro de resistirse a seguir las indicaciones para evitar el contagio. En Ensayo sobre la ceguera, José Saramago desenmascara “a una sociedad podrida y desencajada”. Más reciente es Guerra mundial Z, plagada de zombies y con el objetivo de llegar al gran público, en la que Brad Pitt da vida a un exempleado de la ONU en la búsqueda de una vacuna tremendamente necesaria. En Contagio, con Matt Damon y Gwyneth Paltrow, entretenía ver lo rápido que los aviones facilitaron la propagación de la pandemia, aunque ahora pone los de punta. Hay tantas obras sobre las consecuencias de algún tipo de virus que se hace difícil aceptar la falta de previsión que hemos comprobado estupefactos cuando la amenaza se ha vuelto real.

En la novela el tejano especula sobe los problemas sociopolíticos que pueden surgir por culpar a los demás países de la pandemia. Ciertos senadores estadounidenses afirman que el coronavirus es una creación de China, señala. “Cuando no tenemos ninguna evidencia de que lo manipulara nadie excepto la naturaleza es terriblemente peligroso buscar culpables”. En la novela de Wright, el virus lleva incluso a una guerra biológica. “No es inconcebible que el coronavirus en la realidad lleve a algún tipo de guerra. Estamos en un punto muy complicado en nuestras relaciones políticas. Si alguien comete un error, somos capaces en infinidad de errores como seres humanos”.

Wright termina la entrevista confesando dos temores que tiene hacia la democracia en Occidente a raíz del coronavirus: por un lado, puede causar disrupciones durante las próximas elecciones (“¿cómo va a haber convenciones, mítines, voto…?”). Por el otro, le preocupa que sociedades autocráticas como China hayan logrado controlar mejor la pandemia que sociedades intrínsecamente libres, supone un importante reto para Occidente: “Veremos a dónde nos llevan estas diferencias.

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Sobre la firma

Carmen Pérez-Lanzac
Redactora. Coordina las entrevistas y las prepublicaciones del suplemento 'Ideas', EL PAÍS. Antes ha cubierto temas sociales y entrevistado a personalidades de la cultura. Es licenciada en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de El País. German Marshall Fellow.

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