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la punta de la lengua
Columna
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Sola y borracha, coma

Las interpretaciones malintencionadas se habrían evitado si se hubiera añadido un adverbio como “incluso”

Álex Grijelmo
Caso 8 M
Manifestación feminista 8 de marzo de 2020 en Madrid.INMA FLORES (EL PAIS)

El idioma nos brinda multitud de matices. Y al mismo tiempo, puede ocurrir que la suma de significados de una oración ofrezca un resultado tan ambiguo que podamos entender un sentido concreto… o su contrario (con las mismas palabras). Un ejemplo de este segundo caso nos lo proporciona la siguiente frase, que se pretende elogiosa pero termina pareciendo impertinente: “Agradezco mucho el libro suyo que me ha enviado. Le aseguro que no perderé el tiempo leyéndolo”. Esos malentendidos se evitan a veces si reordenamos los elementos: “Le aseguro que leyéndolo no perderé el tiempo”.

Una coma o su ausencia también pueden alterar el sentido de lo que se expresa: “No lo hiciste como te ordené” / “No lo hiciste, como te ordené”.

Todo esto viene a cuento de lo que está sucediendo con el lema “Sola y borracha, quiero llegar a casa”, que ha dado lugar a que el PP y Vox interpretaran en él una incitación al alcoholismo. Y eso les ha ocurrido tal vez porque o bien no repararon en la coma que figura en el mensaje oficial del Ministerio de Igualdad, o bien sólo oyeron el lema a voz en grito y sin la leve pausa que debe corresponder a ese signo.

Ay, las comas distribuyen el tráfico como si fueran semáforos. La opción “Sola y borracha quiero llegar a casa” equivaldría a “Quiero llegar a casa sola y borracha”. Sin coma, el objetivo de quien enuncia la oración consistiría en llegar sola y borracha a casa; es decir, no se trata sólo de llegar a casa, sino de hacerlo además sola y borracha como parte del objetivo.

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Sin la coma, el sintagma “sola y borracha” se relaciona con “llegar”: es el modo de llegar: sola y borracha. Pero con la coma en su sitio, el flujo sintáctico se altera; y entonces el verbo vinculado con “sola y borracha” no es “llegar” sino la oración principal: “Quiero llegar”: “Sola y borracha, quiero llegar a casa”.

Escrito sin coma, “sola y borracha” es un complemento predicativo que se relaciona con el sujeto y con “llegar”; pero al añadir ese signo, “sola y borracha” se convierte en lo que en gramática se llama construcción absoluta, con función de complemento circunstancial; o, visto de otro modo, en una oración concesiva implícita: “Aunque esté sola y borracha, quiero llegar a casa”.

En efecto, al decir “sola y borracha, quiero llegar a casa” (con la coma) se está intentando transmitir que quien se expresa pretende llegar a casa a pesar de encontrarse sola y borracha. Del mismo modo que si dijéramos “Solos y aislados, queremos ganar la batalla” (es decir, queremos ganar la batalla a pesar de estar solos y aislados), lo cual cambia el significado respecto a la opción “Queremos ganar la batalla solos y aislados” (o su equivalente “solos y aislados queremos ganar la batalla”), pues en tal caso le encontraríamos un insospechado gusto a vencer “solos y aislados”.

Eso sí, las interpretaciones malintencionadas del lema se habrían evitado si esa conjunción se hubiera hecho explícita, o si se hubiese añadido el adverbio “incluso”: “Incluso sola y borracha, quiero llegar a casa”. Pero estas opciones no son tan rítmicas, claro.

El lema reclama, en definitiva, que una mujer pueda llegar a su casa aun encontrándose en condiciones de inseguridad o inestabilidad física, aun siendo vulnerable; como pasa con los varones que llegan a casa solos y borrachos sin que les ocurra nada digno de denunciarse, salvo si lo hacen conduciendo.

Todo esto resultará fácil de interpretar para quien tenga sentido intuitivo de la gramática (o, al menos, sentido común) y desee comprender cabalmente un mensaje. No parece ser el caso de Vox ni del PP.

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Sobre la firma

Álex Grijelmo
Doctor en Periodismo, y PADE (dirección de empresas) por el IESE. Estuvo vinculado a los equipos directivos de EL PAÍS y Prisa desde 1983 hasta 2022, excepto cuando presidió Efe (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Ha publicado una docena de libros sobre lenguaje y comunicación. En 2019 recibió el premio Castilla y León de Humanidades

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