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Chaqueta roja, cabezas vendadas y cine de terror: lo de The Weeknd en la Super Bowl no fue estilismo sino comentario social

La actuación del artista canadiense en los minutos de oro del gran acontecimiento de la televisión estadounidense estuvo plagada de símbolos que llevan un año gestándose: así empezaron antes de la pandemia y así explotaron anoche

The Weeknd, en su actuación durante el medio tiempo de la Super Bowl LV en el estadio Raymond James en Tampa, Florida.
The Weeknd, en su actuación durante el medio tiempo de la Super Bowl LV en el estadio Raymond James en Tampa, Florida.Kevin C. Cox (Getty)
Carlos Primo

La actuación de The Weeknd en el intermedio de la final de la Super Bowl LV el pasado 7 de febrero fue un ejercicio distópico lleno de personajes inquietantes, clones del cantante con la cabeza vendada que bailaban como los zombis de Thriller –y que, a su vez, bailaban como figurantes de películas de Vincent Price–, planos claustrofóbicos e instantes de euforia contenida. Sin embargo, en el segundo mes de 2021, casi un año después de la expansión planetaria de la pandemia, llovía sobre mojado, igual que sucedía con la extrañeza en que se mueve el joven Eduardo Manostijeras interpretado por Timothée Chalamet en el anuncio de Cadillac que también se difundió durante el partido. ¿Qué es más distópico, un ejército de zombis recién salidos de una remodelación facial o un evento masivo marcado por la distancia social y las medidas de prevención de la pandemia? ¿Puede la escenificación de una pesadilla distraernos por un rato de la distopía real en que se ha convertido la vida cotidiana de todo el planeta desde hace un año?

Sea cual sea la respuesta a este interrogante, The Weeknd demostró ser capaz de encapsular todas esas contradicciones. El único cambio de vestuario que se permitió el artista, cuyo nombre real es Abel Tesfaye, fue quitarse las gafas de sol al poco de pisar el escenario del Raymond James Stadium. Ya este detalle serviría para marcar una diferencia con anteriores ediciones, en que los cambios de indumentaria son casi tan esperados como la lista de temas elegidos por cada artista. Sin embargo, en el caso de The Weeknd, lo inesperado hubiera sido precisamente doblegarse a esta convención. No es que el artista canadiense autor de Blinding lights (y un montón de éxitos más con la dificilísima capacidad de convertirse en clásicos contemporáneos a los dos meses de su publicación), no cambiara de aspecto aquí: es que lleva sin hacerlo desde hace casi un año.

En marzo de 2020, mientras el mundo se confinaba a pasos agigantados, The Weeknd presentó su álbum After Hours. Ya en la cubierta mostraba el mismo look que lució este 7 de febrero, aunque en la Super Bowl viniera firmado nada menos que por Givenchy y su director artístico, Matthew Williams, que se han encargado de su confección a medida. En todo caso, la fórmula es similar: chaqueta de esmoquin roja, pantalón, camisa y corbata en color negro, guantes de cuero y unos llamativos zapatos bicolores en blanco y negro.

Desde entonces, Tesfaye ha acudido a premios de la industria y programas televisivos con distintas variaciones de este mismo look. A veces la chaqueta es más ancha, o brilla, o tiene algún detalle llamativo, pero la base siempre es la misma. Lo que sí ha cambiado es un peculiar crescendo de caracterización que empezó en Saturday Night Live en marzo de 2020, donde The Weeknd actuó con el rostro cubierto de heridas y contusiones, como llegado de una pelea callejera o como si un mercenario hubiera intentado acabar con él entre bambalinas. La intensidad fue creciendo en sucesivas apariciones públicas, hasta alcanzar el clímax en noviembre del año pasado, cuando acudió a los AMAs con el rostro completamente vendado, en un gesto que recuerda tanto a la parafernalia de la cirugía estética como al cine de terror al que era tan aficionado su ídolo, Michael Jackson. Al principio sus fans se alarmaron. ¿Se había operado el rostro? A juzgar por el vídeo de Save Your Tears, lanzado el mes pasado, sí, y con no demasiada buena fortuna, porque los volúmenes extraños que deformaban su rostro remitían a los desmanes más legendarios de la cirugía plástica.

La incógnita se desveló hace pocos días, el 3 de febrero, en una entrevista concedida a Variety en la que Tesfaye explica que toda esta parafernalia es una escenificación que muestra la evolución de The Character (“El Personaje”), el papel que ha asumido en su etapa After Hours al modo de Bowie y sus sucesivas reencarnaciones o, en un terreno más cercano, C. Tangana y su transformación en El Madrileño. “El significado de la cabeza vendada es una reflexión sobre la absurda cultura de la celebridad de Hollywood y el modo en que las personas se manipulan por motivos superficiales, para agradar y ser aceptados”, explicó en unas declaraciones en las que subrayaba el modo en que el desarrollo de este hilo narrativo implicaba “mayores niveles de peligro y absurdez”.

Así que la actuación de la Super Bowl giró en torno a este personaje, The Character, equipado con su uniforme habitual y dejando que fuera el cuerpo de baile el que, con los rostros vendados, asumiera momentáneamente esa narrativa de decadencia y crítica social en torno a la que el canadiense ha construido su universo en los últimos meses. Así, The Weeknd cantaba y bailaba rodeado de clones suyos con el mismo aspecto que él lució hace pocos meses. En una época en que la cultura de la celebridad se basa en grados cada vez mayores de transparencia o exhibicionismo, según se mire, crear un personaje con un uniforme y un relato sin fisuras es casi una pirueta. Si el dandismo consiste en llevar la máscara hasta las últimas consecuencias, el mayor éxito de la actuación de anoche en la Super Bowl es que aún no sepamos si vimos a Tesfaye, a The Weeknd o a The Character. Y demostrar que, en tiempos distópicos, la escenificación de una distopía diferente puede ser una forma de escapismo muy eficaz.

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Sobre la firma

Carlos Primo
Redactor de ICON y ICON Design, donde coordina la redacción de moda, belleza y diseño. Escribe sobre cultura y estilo en EL PAÍS. Es Licenciado y Doctor en Periodismo por la UCM

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