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Cómo ‘Los Simpson’ superó su bache histórico y recuperó la gracia: “No queremos contentar a los rancios”

La temporada 35 de la serie creada por Matt Groening llega a España en medio de una creciente ola de entusiasmo de aficionados y críticos hacia las últimas entregas, tras dos largas décadas de declive 

El hecho de que Marge Simpson y otros personajes femeninos de las series tengan en los episodios de las más recientes temporadas tramas extensas y exclusivas en las que no aparecen otros hombres ha sido saludado como uno de los grandes avances de la serie.
El hecho de que Marge Simpson y otros personajes femeninos de las series tengan en los episodios de las más recientes temporadas tramas extensas y exclusivas en las que no aparecen otros hombres ha sido saludado como uno de los grandes avances de la serie.©20thCentFox/Courtesy Everett Collection / Cordon Press

En un mundo cada vez más crispado, pocas cosas generan tanto consenso como los diez primeros años de Los Simpson, adorados colectivamente y de un impacto cultural profundísimo. De igual manera, otro consenso claro se encuentra en que Los Simpson se precipitó después hacia un ocaso sin fin, con raciones anuales de nuevos capítulos desalentando hasta a su público más acérrimo. Pero, en tiempos convulsos, las más rígidas certezas se sacuden. En 2023, la revista Vulture sorprendía con lo que a muchos entonces podría parecerles un titular provocador: ‘Los Simpson’ es buena otra vez. En el artículo, el periodista Jesse David Fox se entrevistaba con guionistas y productores a fin de entender qué había ocurrido en las temporadas 33 y 34 para que, de repente, generasen tantos comentarios sobre su renacer entre aficionados, críticos y miembros del equipo.

Los cambios en el proceso implementados en 2020 a raíz del confinamiento, el ascenso de Matt Selman como showrunner tras veinte años de Al Jean en el cargo y el fomento de un trabajo más autoral eran algunas razones esgrimidas. La audiencia ha respondido: según Parrot Analytics, en sus capítulos más seguidos de estas últimas temporadas, ha llegado a crecer un 24% en EE UU. En 2023 era el cuarto programa con más horas vistas en Disney+. “Están produciendo algunos de los episodios más ambiciosos, conmovedores y divertidos de la historia de la serie, que, después de tantos años, consiguen ampliar nuestra comprensión de los personajes y de por qué siguen significando tanto”, escribía Fox. Selman, el showrunner, decía por su parte: “Hay que asegurarse de que cada episodio es digno de un póster. ¿Cuál es la excitante idea visual que hace único el capítulo para que tú lo pongas y no digas simplemente ‘Están en la cocina’ o ‘Están en el salón’?”.

La penúltima temporada se completaba con el episodio 750, La aventura de Homer a través del parabrisas, que transcurría en los segundos previos (dilatados hasta 22 minutos) a la posible muerte del padre de familia en un accidente de coche, en los que Homer reflexionaba sobre su relación con Marge y el rol de cuidadora que había desempeñado con él durante todo su matrimonio. Los capítulos de la nueva temporada, la 35, están estrenándose cada miércoles en Disney+ desde finales de diciembre, y uno sitúa a Marge en un viaje similar, cuando la fiebre le sume en un pánico existencial porque la infancia de Bart termine.

Los Simpson
La familia sentada al sofá con la cantante Lizzo. Uno de los aspectos más importantes de los más recientes capítulos de 'Los Simpson' es la mayor inclusión de diversidad racial, por ejemplo con la exploración del barrio negro de la ficticia ciudad de Springfield.©20thCentFox/Courtesy Everett Collection / Cordon Press

La recuperación del núcleo emocional –aquella vieja habilidad de Los Simpson para encadenar risas pero introducir un giro bonito, o revelar ternura en Homer tras mostrarle haciendo algo muy estúpido– es una clave. En un videoensayo, el youtuber John Walsh, más conocido como Super Eyepatch Wolf, observaba un cambio de ritmo. Con una media de 118 chistes por capítulo en dos de las consideradas peores temporadas (la 29 y la 30), parecía que el criterio prioritario en los últimos años de la serie era incluir cuantos más gags mejor, lo que hacía que pensar en sus argumentos fuese, bromeaba Walsh, “como intentar recordar el rostro de un hombre con la cara cubierta de abejas”.

La media caía a casi la mitad (65) en las temporadas 33 y 34, lo que sugería una voluntad de explorar otro tipo de narración. Y que Los Simpson estaba dejando de imitarse a sí misma. El capítulo Pixelados y temerosos es un nuevo clásico. Walsh decía: “Es el primero en décadas que me ha hecho entender por qué Homer y Marge siguen juntos”. Y describía La casa del árbol del terror XXXIII, ganador del Emmy, como “un episodio increíble no por su parecido con la edad dorada, sino porque no podría haber existido en esa etapa”.

Kirk van Houten es un incel

En su recién publicado libro Los Simpson nunca acabarán (Ed. Applehead Team), el guionista y cómico Juan Damián Pardo repasa exhaustivamente la historia de la serie y estudia las circunstancias que han condicionado cada etapa. Preguntado por ICON, también cree que “ha habido una remontada apreciable” en las últimas temporadas, frente al “estancamiento” por la permanencia de Al Jean como showrunner. Jean fue responsable de la tercera y cuarta temporada, y su regreso a partir de la decimotercera se recibió en un principio, según cuenta el libro, como una vuelta a las esencias, después de que la serie se hubiese enrocado en tramas absurdas a ojos de sus seguidores. Ese optimismo pronto se esfumó. Para Pardo, Jean no fue necesariamente el responsable de que la serie naufragara, pero sus veinte años en el puesto repercutieron en una pérdida de frescura.

La familia más famosa de la televisión (en la imagen con su vecino Ned Flanders) ha modernizado sus dinámicas gracias, en parte, a una nueva remesa de guionistas más jóvenes y diversos.
La familia más famosa de la televisión (en la imagen con su vecino Ned Flanders) ha modernizado sus dinámicas gracias, en parte, a una nueva remesa de guionistas más jóvenes y diversos.©20thCentFox/Courtesy Everett Collection / Cordon Press

“Ver algunos capítulos era, a veces, como leer la columna de un señor enfadado de 50 o 60 años”, dice el autor, que atribuye parte de las mejoras a la llegada de guionistas jóvenes, en algunos casos nacidos después del estreno de la serie en 1989. El equipo se ha renovado y es más diverso: “Han ido metiendo guionistas nuevos por temporada y ninguno de los que se ha quedado fijo era un hombre blanco”. Un cambio de paradigma respecto a sus orígenes, cuando Sam Simon, el primer showrunner, no quería mujeres “porque estaba pasando por un divorcio”, según reveló en 2017 Mimi Pond, firmante del piloto de la serie, Sin blanca Navidad.

En la temporada 34, los espectadores vieron por primera vez el barrio negro de Springfield gracias a una historia centrada en Carl, amigo y compañero de Homer. “En las temporadas que todo el mundo venera como pilares de la comedia no hay una sola trama enteramente de Marge y Lisa”, apunta Pardo. “Para encontrar el primer capítulo centrado en ambas tienes que irte a la temporada 16. Ahora no pasa. Ya no sientes que hagan por obligación un capítulo de Marge al año, sino que te encuentras siete por temporada que tienen sentido”.

Después de polémicas como la del documental El problema con Apu (2017), donde personas indias hablaban de cómo el estereotipo de Apu había influido negativamente en sus vidas, la serie, que primero despachó las quejas como un problema de corrección política y ofensa fácil, ha vivido un cambio de sensibilidad. “No tenía ningún problema con cómo lo hacíamos hasta ahora, pero tampoco queremos contentar a los rancios. No hay nada de malo en buscar más representación e igualdad”, declaraba Matt Groening, el creador, a Vulture en 2021. La sátira política también se ha ido afinando a partir de otros cambios en la dinámica de personajes. “No sé si tienen otras opiniones o quieren caer mejor, pero es verdad que ahora están más al día de los temas que se hablan en redes sociales, porque hay guionistas de 30 años”, opina Juan Damián Pardo. Un ejemplo: cómo Kirk van Houten, el padre de Milhouse, ha desplazado a Ned Flanders como representante de lo retrógrado.

Al Jean y Matt Selman, el antiguo y el nuevo 'showrunner' de 'Los Simpson', en la feria Comic-Con International de San Diego en 2022.
Al Jean y Matt Selman, el antiguo y el nuevo 'showrunner' de 'Los Simpson', en la feria Comic-Con International de San Diego en 2022.Amy Sussman (Getty Images)

“Es una reinvención que me parece simpática. Han convertido a un perdedor frustrado como Kirk en alguien que se pasa el día quejándose de los cambios culturales o alentado teorías de la conspiración, un prototipo de incel que tiene más que ver con el enemigo de la serie ahora”, explica. En un movimiento similar al de South Park cuando el Sr. Garrison, el profesor, fue convertido en un trasunto de Donald Trump, en uno de los capítulos de la temporada 34 Kirk ascendía al poder tras intentar cambiar el contenido de la asignatura de historia del colegio (“Mis hijos, mi verdad”, decía su eslogan). “A Flanders se le usó después del 11-S como modelo de cristiano loco de la era Bush, una especie de Mel Gibson, pero se acabó convirtiendo en un estereotipo al que recurrir de forma fácil”, dice el autor de Los Simpson nunca acabarán. “¿Ibas a hacer un capítulo de la teoría de la evolución? Ponías de malo a Flanders, que estaba en contra. ¿Un capítulo sobre la censura? Partías de Flanders escribiendo una carta para quejarse de algo. Ahora hacen una sátira más compleja, parecida a la de BoJack Horseman”.

El problema con Homer

Para Pardo, la calidad mayor o menor de Los Simpson guarda relación directa con la personalidad de Homer. “A Homer nunca se le retrata como un modelo a seguir, pero la serie está de su parte y te hace simpatizar con él. Por eso, cuando Homer se volvió insoportable, la serie también se volvió insoportable”, reflexiona sobre esa era intermedia de Los Simpson en la que el personaje, humanizado en los primeros años en su faceta de padre, marido y amigo, se fue volviendo egoísta y mezquino. “El Homer de la era Matt Selman se parece más al protagonista de una serie con cómico, tipo Seinfeld o Louie. Un referente más moderno, no especialmente tonto y más milenial [literalmente, y según la actual cronología, nació en los ochenta] en su forma de ver el mundo”.

Un aspecto también llamativo de las nuevas entregas es su relación ambigua con el pasado. En La casa del árbol de terror XXXIII, la tercera de sus habituales tres historias de Halloween se ambientaba en un parque temático de Los Simpson, donde Homer era un robot que tomaba conciencia y descubría, aterrado, cómo los fans le obligaban a repetir una y otra vez sus momentos célebres. Al mismo tiempo, pese al ejercicio de nostalgia crítica, la serie ha recuperado en los últimos episodios a personajes como Jacques, el instructor de bolos francés con quien Marge sopesa una infidelidad en la primera temporada, e introducido una enorme cantidad de flashbacks y guiños a sus viejos tiempos.

Kirk Van Houten representa en los nuevos episodios al hombre reaccionario y conspiranoico que ve las nuevas realidades como amenazas a su mundo. En la foto, una imagen del capítulo que parodia la pandemia del coronavirus.
Kirk Van Houten representa en los nuevos episodios al hombre reaccionario y conspiranoico que ve las nuevas realidades como amenazas a su mundo. En la foto, una imagen del capítulo que parodia la pandemia del coronavirus. ©20thCentFox/Courtesy Everett Collection / Cordon Press

Precisamente como burla al afán por glorificar ciegamente lo antiguo, el youtuber John Walsh introducía en su antes citado videoensayo una furibunda crítica de un espectador a la deriva de la serie y la hacía pasar por actual; para luego, contar que era en realidad un comentario realizado en los noventa contra la temporada 6. Es decir, la temporada que incluía capítulos emblemáticos como el de la secta de los Canteros o la primera parte de ¿Quién disparó al señor Burns? fue, en su día, vista por algunos como una degeneración. Un mensaje que invita a dejar de medir Los Simpson en función de cómo fue y más en cómo es en el presente.

Más abierta a nuevas historias en lugar de refritos, explorar personajes, relaciones y lugares de Springfield antes ignorados o plasmar conflictos contemporáneos, la serie sigue, no obstante, teniendo asignaturas pendientes, como la de una representación trans digna. Algo más flagrante si se tiene en cuenta que, al menos, una mujer trans es parte importante de su historia: tal y como relata el libro Los Simpson nunca acabarán, cuyo prólogo firma la cómica Elsa Ruiz, un capítulo esencial como el de la muerte del jazzman Murphy Encías Sangrantes fue escrito por Jennifer Ventimilia (entonces en el armario). “Hay un montón de temas que se nota que son polémicos dentro del equipo de guionistas”, analiza el autor Juan Damián Pardo. “Yo sigo a muchos y estos días puedes ver lo radicalmente que unos están a favor de Israel o de Palestina. La serie no va a posicionarse teniendo esa división entre los guionistas. Probablemente con el tema trans pase lo mismo”.

Y ahora que la serie ha recuperado pulso creativo, ¿está más cerca una segunda película? “Estoy seguro de que la veremos, pero quizás en plataformas y no en cines”, cree Pardo. “La película de 2007 llegó en el momento exacto, cuando la serie estaba decayendo pero el rendimiento era increíble. Ahora ha cambiado la forma de consumo y la forma de ver Los Simpson. Dudo que tuviera tanto éxito. Ellos son conscientes de que ir a cines sería demostrar una debilidad”.

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