Una granja llena de armas y dos denuncias por secuestro: ¿cómo ha llegado Ezra Miller hasta aquí?
El intérprete de ‘Flash’, una superproducción a punto de estrenarse, lleva años comportándose de forma errática, pero las últimas acusaciones contra el actor adquieren una dimensión mucho más grave
“La estrella de Flash retiene a unos niños en una granja llena de armas”. Este es un titular difícil de comprender fuera de contexto, pero, incluso con toda la información, la situación resulta inexplicable. Los encontronazos con la justicia del actor Ezra Miller (Nueva Jersey, 29 años), conocido por sus papeles en La liga de la justicia y Animales fantásticos, incluyen agresiones, arrestos policiales y padres que lo denuncian por, supuestamente, haberles robado a sus hijos. Y cada nuevo titular solo arroja más misterio en torno a la granja donde Miller convive con varias personas, algunas (otra vez, supuestamente, pues las versiones varían) retenidas contra su voluntad. ¿Qué está pasando por su cabeza? ¿Hacia dónde va en su huida de la justicia? Y, sobre todo, ¿cómo ha llegado hasta aquí?
Ezra Miller se crio en un ambiente artístico. Su padre es editor literario y su madre bailarina de danza moderna. El actor definió en Interview su barrio de Nueva Jersey como “un lugar con una intensa concentración de riqueza y una baja concentración de felicidad humana”. A los seis años, su profesora le encargó hacer una exposición en clase sobre su libro favorito y Miller llevó un perro disecado, lo cubrió de sangre y le pegó en la pezuña una grabadora que reproducía una lectura dramatizada de Cujo de Stephen King narrada por él mismo. La profesora le puso un 10.
“El arte es lo único que tengo. Si no, estaría muerto hace tiempo. Probablemente lo habría hecho yo mismo”, confesó a Playboy en 2018. Para superar su tartamudez se apuntó a clases de bel canto, debutó a los seis años en la ópera de Phillip Glass White Raven en el Metropolitan y al terminar decidió que prefería dedicarse al cine. Tenemos que hablar de Kevin (2011) y Las ventajas de ser un marginado (2013) lo convirtieron en un actor de culto, así que, tal como mandan los peajes del Hollywood actual, el siguiente paso inevitable fue embarcarse en una franquicia. O, en su caso, en dos: interpretó a Aurelius Dumbledore en Animales fantásticos y a Flash en La liga de la justicia.
“El actor queer Ezra Miller es el héroe que necesitamos ahora mismo”, titulaba The Guardian en 2018. Su estrellato, opinaba la periodista Elle Hunt, demostraba que el mundo estaba cambiando de verdad. Desde el principio de su carrera Miller declaró con total naturalidad que se identificaba como una persona de género no binario y su fichaje por DC lo convirtió en el primer actor fuera del armario en interpretar a un superhéroe.
Las extravagancias de Miller llevaron a las redes sociales a erigirlo como uno de sus ídolos. En las entrevistas hablaba sobre el colonialismo, sobre el tiempo como un constructo y sobre la salud mental. Él mismo confesaba que en su adolescencia había pasado por una etapa de sufrimiento rebelde en la que “quemaba, rompía, gritaba, golpeaba cosas”, atormentado por pertenecer a una clase privilegiada en un mundo con “una grosera disparidad económica”. Cada una de sus apariciones en la alfombra roja era una performance artística y sus interacciones con los fans resultaban impredecibles: un día besaba a uno y otro aparecía vestido de Toadette, el personaje de Mario Kart, comunicándose solo mediante ruidos. El vídeo, aunque esté en inglés, no tiene desperdicio.
Su tema de conversación favorito era su granja, en la que presumía de asistir a los partos de sus cabras. También defendía (por ejemplo, en Rolling Stone) abiertamente el derecho a protegerse y a poseer armas semiautomáticas, aunque su publicista solicitó a The Hollywood Reporter que eliminase esa declaración después del tiroteo en una sinagoga de Pittsburgh en octubre de 2018.
“Estoy intentando encontrar seres queer con los que conectar de una manera casi familiar, como si me hubiera casado con ellos hace 25 vidas. Entran en el escuadrón, en la polícula y todos nos queremos muchísimo”, explicaba en Playboy en 2018 respecto a su grupo poliamoroso, que él bautizó polícula (poliamor + molécula), con el que vivía en su finca de 300 metros cuadrados en Vermont. Ezra Miller era, con diferencia, la estrella más original de la década.
Hace un par de años la excentricidad del actor comenzó a despertar suspicacias. En abril de 2020 una admiradora se puso a bailar con él en un bar de Reikiavik y Miller reaccionó agarrándola del cuello y tirándola al suelo. El vídeo se viralizó en redes sociales, aunque lo más comentado fue la curiosidad de que Islandia no hubiese impuesto la distancia social ni las mascarillas en plena primera ola de la covid-19.
El pasado marzo, Miller fue arrestado por alterar el orden en un bar de Hilo (Hawái). Según los testigos, el actor estaba bebiendo y bailando tranquilamente hasta que unos clientes se animaron a cantar Shallow (la canción de Ha nacido una estrella) y Miller perdió los estribos. Comenzó a gritar obscenidades, escupió a un hombre que estaba jugando a los dardos y le arrebató el micrófono a la usuaria del karaoke.
El actor salió del calabozo después de que una pareja de amigos pagase los 480 euros de fianza. Pero a las pocas horas esa misma pareja acabó pidiendo una orden de alejamiento contra Miller porque, según alegó la mujer, de 26 años, se negó a irse de su casa cuando se lo pidieron y le arrojó una silla a la cara que le provocó una herida de un centímetro. “Voy a enterrarte a ti y a la guarra de tu mujer”, gritó el actor, según la denuncia, antes de robarle la cartera al marido. El abogado de la pareja subraya que Miller “es un actor rico y famoso, lo cual le hace más fácil el acceso a armas y le permite enviar gente a intimidar” a sus clientes. En total, Ezra Miller sufrió 10 altercados con la policía durante el par de meses que pasó en Hawái. Su acompañante en esas vacaciones era su amiga Gibson Iron Eyes, de 18 años.
A principios de junio, los padres de Iron Eyes denunciaron a Miller por impedirles ver a su hija. El actor la conoció en 2016 en una manifestación contra la construcción de un oleoducto en terrenos sioux, cuando él tenía 23 años y ella 12. Al año siguiente, la chica viajó a Londres para asistir al estreno de Animales fantásticos y dónde encontrarlos y, según la denuncia, el actor intentó dormir en su cama hasta que la chaperona se lo impidió. Al regresar a Estados Unidos, Miller se hizo cargo económicamente de la educación de Gibson, pero la convenció de abandonar el instituto a los 16 años. Según los padres, esta amistad pone en peligro la salud de su hija porque, de acuerdo a su versión, el actor le suministró alcohol, marihuana y LSD cuando ella era menor de edad. (Gibson tiene 18 años, pero sigue siendo legalmente dependiente de sus padres según las leyes tribales de los sioux)
Los padres de Gibson decidieron denunciar a Ezra Miller después de acudir a la granja del actor, donde reside actualmente su hija, y descubrir que no tiene carnet de identidad, las llaves de su coche, tarjeta bancaria ni teléfono móvil. Por eso sospecharon que estaba retenida contra su voluntad. Además, declaran que observaron moratones en el cuerpo de Gibson. “Ezra usa la violencia, la intimidación, las amenazas, el miedo, la paranoia, el engaño y las drogas para embaucar a la adolescente Tokata”, denunciaron los padres, según Los Angeles Times, utilizando el nombre bautismal de su hija, que se identifica como no binaria. Según ellos, “Gibson” es el nombre que le ha impuesto Miller. “Si estuviera en sus cabales le dejaría aprender a base de golpes”, ha declarado su madre, Sara Jumping Eagle, a Rolling Stone. “Pero no solo está sufriendo problemas mentales, sino que además tiene a un depredador aprovechándose de ella”.
Gibson Iron Eyes ha reclamado su independencia en su cuenta de Instagram. Asegura estar feliz tomando sus propias decisiones y encontrarse estable mentalmente. Define a Miller como “un camarada” que la está ayudando y acusa a sus padres de transfobia. De hecho, ha señalado que la única “manipulación emocional y psicológica” que ha sufrido en su vida es la que han perpetrado sus padres. El juzgado no le ha notificado la denuncia a Miller porque no ha podido localizarlo. El actor tiene hasta el 12 de julio para presentarse ante el juez. Ese día se celebrará la vista del caso.
El 16 de junio otra mujer de Massachusetts consiguió una orden de alejamiento contra Miller, quien según ella se comportó de manera inapropiada con su hijo de 12 años. El niño, que también se identifica como no binario, declaró en The Daily Beast que Miller le hacía sentir “incómodo” al abrazarle, al sentarse pegado a él o al tocarle las caderas. “Me ponía nervioso, me daba miedo porque gritó a mi madre”, confesó. Según la madre del niño, en febrero Miller se presentó en su casa en estado de embriaguez con un chaleco antibalas y un arma en el costado. “Tu hijo es un ser elevado, sería afortunado de tener a alguien como yo guiándole”, le espetó. En un momento de la discusión, ella se refirió a sus amigos, quienes habían acudido a intermediar, como “mi tribu”, y el actor la acusó de apropiación cultural: “Hablar así podría ponerte en una situación muy peligrosa”, le advirtió mientras se abría el chaleco para dejar ver la pistola.
El 23 de junio Rolling Stone publicó que en la finca de Vermont también viven tres niños de entre uno y cinco años rodeados de armas. En marzo, Miller conoció a una mujer de 25 años en Hilo y le propuso mudarse a su granja con sus hijos. El padre de los niños ha denunciado que, desde que Miller los sacó de Hawái en secreto en marzo, no ha vuelto a verlos. Sin embargo, la madre asegura que Ezra Miller la ha rescatado de una relación violenta. “Me ha ayudado a tener un espacio seguro para mis tres hijos, su rancho es un refugio de salvación para nosotros”, aclara. Respecto a las armas, señala que son “para defensa propia” y asegura que están en una habitación de la casa a la que los niños nunca entran. Pero la periodista de Rolling Stone Cheyenne Roundtree afirma haber visto vídeos de la casa en los que aparecen al menos ocho metralletas, rifles y revólveres esparcidos por el salón y una armería situada junto a una pila de animales disecados. Incluso dos testigos confirman que el bebé se metió una bala en la boca. El 16 de mayo una trabajadora social de Vermont visitó la finca y comunicó que los niños “tenían buen aspecto”, aunque sugirió más visitas de seguimiento.
Mientras tanto, Warner, el estudio detrás de Flash y de Animales fantásticos, ha convocado varias reuniones de emergencia para plantearse cómo abordar el escándalo. De momento la película en solitario de Flash, en la que Maribel Verdú interpreta a la madre del superhéroe, mantiene su estreno previsto para el 23 de junio de 2023. Según informa Deadline, los proyectos en desarrollo con Miller se han quedado en pausa pero la prioridad es decidir qué hacen con Flash, que ya está rodada y ha costado 200 millones de dólares. Una fuente en el reportaje de Rolling Stone asegura que a Miller “se le iba la cabeza” y que sufrió “bajones frecuentes” durante el rodaje, aunque nunca desembocaron en violencia.
Por el momento, ni Ezra Miller ni su equipo se han pronunciado respecto a las denuncias. La semana pasada el actor publicó una serie de memes en su Instagram que parecían referirse a sus acusadores: “No podéis tocarme, estoy en otro universo. Estoy protegido de la gente negativa y sus malas intenciones. Mi espíritu, mente, cuerpo, alma y éxito no se ven alterados por la envidia de nadie”. A continuación borró la cuenta.
Puedes seguir ICON en Facebook, Twitter, Instagram, o suscribirte aquí a la Newsletter.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.