El caso Axel Webber: cómo ser rechazado en una escuela de teatro puede lanzarte a la fama
El aspirante a actor y ‘tiktoker’ no ha conseguido entrar en la prestigiosa Juilliard, pero su historia ha captado la atención de millones de usuarios en las redes sociales
Axel Webber, un joven de 22 años de Cumming, Georgia (EE UU), publicó la semana pasada un vídeo a través de TikTok —donde actualmente acumula más de tres millones de seguidores— en el que compartía que se había presentado a una audición para entrar en Juilliard, uno de los centros artísticos más prestigiosos y exclusivos del mundo. Cuando recibió el veredicto, lo leyó frente a su audiencia: “Ya no está bajo consideración para la admisión en otoño de 2022″. Webber había utilizado esta plataforma para hablar sobre su sueño de convertirse en actor y acceder a esta escuela. “Ahora vamos a tener que encontrar una forma diferente de ser actor. Gracias por seguirme en este viaje”, dijo, cabizbajo. Su historia ha conmovido a millones de usuarios en las redes sociales, incluidos reconocidos artistas como el cantante Charlie Puth o el productor estadounidense Diplo.
El mismo día en el que publicó que había sido rechazado, una bandada de seguidores del joven inundaron la cuenta de Instagram de la escuela, expresando su enfado por no haber aceptado a Webber. “Justicia para Axel” o “Vine para apoyar a Axel” son algunos de los comentarios más destacados, que acumulan decenas de miles de me gusta. Bajo el hashtag #JusticeForAxel, los usuarios dejaron más de mil reseñas negativas en Google sobre Juilliard y algunos de sus seguidores, incluso, trataron de planear una protesta en el campus de la escuela para mostrar su indignación. Ante tal movilización, Webber se mostró agradecido, pero trató de frenarlos. “No tenemos que criticar a Juilliard. Quiero difundir positividad”, dijo en uno de sus vídeos.
Webber creció en Georgia junto a sus cuatro hermanos, pero a principios del año pasado se mudó a Pontiac, una ciudad del Estado de Míchigan, para trabajar y ahorrar para perseguir su sueño de ser actor. A finales de año, se trasladó a Nueva York. Allí, encontró un diminuto estudio en el barrio de East Village por 1.200 dólares al mes —cerca de los 1.060 euros―, una cifra considerablemente baja teniendo en cuenta que se trataba de Manhattan, uno de los distritos más caros de la ciudad. El vídeo que compartió mostrando su apartamento en TikTok impactó a los usuarios por el escaso espacio en el que vivía —menos de 10 metros cuadrados— y alcanzó más de 30 millones de reproducciones. Antes de conseguir el apartamento, Webber estuvo viviendo casi un mes en su coche, en el parking de unos grandes almacenes de Nueva Jersey.
Empezó a compartir vídeos sobre cómo conseguía sobrevivir en el centro de Nueva York con un presupuesto reducido y su audiencia iba creciendo día a día. También compartía sus aspiraciones profesionales, su sueño de convertirse en actor y de entrar en Juilliard. “¿Estoy nervioso? Sí, pero también emocionado”, dijo en uno de sus vídeos un día antes de presentarse a la audición. Sus seguidores estaban volcados con él. A principios de enero, Webber había conseguido acumular más de dos millones de seguidores en TikTok.
Cuando lo rechazaron en la escuela —donde normalmente aceptan menos de 20 estudiantes por año para las enseñanzas de teatro— sus seguidores se indignaron. Su historia se hizo tan viral que llegó a artistas como el cantante Charlie Puth, quien compartió que él también fue rechazado por Juilliard. El DJ estadounidense Diplo también quiso mostrar su apoyo al joven, presagiándole un futuro prometedor, y numerosos creadores de contenido de TikTok se volcaron con Webber.
Ante la meteórica fama del joven, la gente empezó a sospechar que había un plan de marketing. Webber se había convertido en una celebridad de las redes sociales en apenas unas semanas, y parecía que detrás de este rápido ascenso podía haber un plan coordinado por profesionales. Las sospechas comenzaron cuando el joven fue visto en una fiesta junto a Vinnie Hacker, otro personaje reconocido en TikTok que forma parte de Hype House, un colectivo que reúne a algunas de las estrellas más populares de esta plataforma y sobre el que recientemente se ha estrenado un reality en Netflix.
El dramaturgo Jeremy O. Harris, quien había seguido y apoyado a Webber, fue uno de los primeros en cuestionarlo públicamente. “Es una estafa, y es buena”, dijo en uno de sus vídeos de TikTok. Una oleada de usuarios comenzaron a posicionarse en contra del joven bajo el hashtag #AxelGate.
Las sospechas de los usuarios en contra de Webber no eran ninguna locura. TikTok se ha convertido en una de las redes sociales más relevantes del momento, sobre todo entre la generación Z, y cada vez es más común que productores y miembros de la industria del entretenimiento acudan a ella para cazar jóvenes talentos y lanzarlos a la fama. Pero, poco después, Thomas Petrou, uno de los fundadores de Hype House, negó que Webber formara parte de este colectivo. Sin embargo, el joven ya ha conseguido representante, Diomi Cordero, un gerente de talentos de Los Ángeles que fue el que llevó a Webber a la fiesta donde se le vio rodeado de estrellas de las redes sociales.
Tras no haber conseguido acceder a Juilliard, Webber planea continuar compartiendo sus experiencias a través de TikTok, con la esperanza de que esto le ayude a conseguir papeles y hacerse un hueco en el sector de la interpretación. Haber sido rechazado en la escuela no parece haber supuesto un obstáculo en la carrera del joven, sino todo lo contrario. Gracias a su historia, ha conseguido captar la atención de millones de usuarios en las redes en apenas unas semanas, y ya ha firmado un contrato con una agencia de modelos de Nueva York. Entre sus planes, según ha contado en sus vídeos, está seguir viviendo en la Gran Manzana y poder llegar a colaborar con otros creadores de contenido en el futuro.
Puedes seguir ICON en Facebook, Twitter, Instagram,o suscribirte aquí a la Newsletter.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.