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Por qué los arquitectos se resisten al Bernabéu: “Habla más de poder que de arquitectura”

El coliseo madridista parece diseñado para la controversia tanto por su presupuesto y el proyecto arquitectónico en sí como por su ambicioso programa de conciertos: los últimos, los de Taylor Swift

Una vista de las obras en el campo.
Una vista de las obras en el campo.Alberto Gardin/ZUMA Press Wire/ALAMY / Ullstein Bild via Getty Images.
Miquel Echarri

El nuevo Bernabéu estaba destinado a generar polémica. Ya resultaron controvertidas tanto la presentación del proyecto, en septiembre de 2018, como la aprobación siete meses después de una primera línea de crédito por un presupuesto inicial de 575 millones de euros. En los últimos meses se ha producido un reguero de nuevas informaciones que oscilan entre la rechifla y el vituperio, empezando por la alarmante estimación de costes realizada por el divulgador financiero Héctor Mohedano, que considera que, si se tienen en cuenta los intereses de los préstamos solicitados hasta la fecha, el estadio acabará costando 1.948,5 millones de euros.

También han tenido una repercusión notable la paralización (provisional) de la construcción de dos túneles y un aparcamiento, consecuencia de una movilización vecinal que ha encontrado el amparo de la justicia. Y hace apenas una semana, el Ayuntamiento de Madrid anunciaba la tramitación de expedientes disciplinarios por exceso de ruido contra los promotores de todos los conciertos realizados en el estadio tras su reforma, empezando por los dos que realizó Taylor Swift los pasados 29 y 30 de mayo.

Concierto de Taylor Swift en el Santiago Bernabéu el pasado 29 de mayo.
Concierto de Taylor Swift en el Santiago Bernabéu el pasado 29 de mayo.Claudio Álvarez

Mención aparte merecen los comentarios sobre el proyecto arquitectónico, su nivel de excelencia técnica, su impacto estético, su modernidad o su grado de idoneidad. Arquitectos, ingenieros, urbanistas y simples transeúntes han polemizado al respecto en las redes sociales. En el origen de la controversia habría que situar la pretensión, expresada en su día tanto por el club, como por el consistorio de la capital de España de convertir el estadio en símbolo e icono de la Madrid del futuro, el gran edificio emblemático, reconocible a nivel mundial, del que la ciudad, en teoría, carece.

Valorado así, el remozado Santiago Bernabéu, más que una obra de arquitectura e ingeniería deportiva al máximo nivel, sería la piedra angular de un nuevo relato. Todo un reto para una construcción singular que la España de la chanza y el meme ha bautizado ya como “la lata de sardinas”, por no hablar de los múltiples artículos periodísticos que han reducido la cuestión a una disyuntiva drástica: ¿se trata de una chapuza o de una obra maestra?

Vista aérea del Estadio en 1976.
Vista aérea del Estadio en 1976.Agencia Getty

Para el arquitecto y experto en modelado de construcción Miguel Picado, Madrid ha sido en las últimas décadas “un formidable laboratorio experimental para la arquitectura española moderna y contemporánea”. Picado destaca que durante el pasado siglo y en lo que llevamos de este, la ciudad se ha ido dotando de un parque arquitectónico y un skyline innovadores en los que menudean edificios icónicos como la terminal 4 del aeropuerto de Barajas (Lamela y Rogers), la Puerta de Europa (Johnson y Burgee), las Torres Blancas (Sáenz de Oiza), la BBVA City (Herzog & De Meuron) o el Centro de Estudios Hidrográficos (Fisac).

Según la arquitecta Virginia Durán, habría que añadir otro buen puñado de construcciones singulares que contribuyen a hacer de Madrid una ciudad “deliciosa, imprescindible para cualquiera que ame la arquitectura”. Entre ellas, la torre Castelar (De la Hoz), el Pabellón (Foster), las Escuelas Pías de San Antón (Moure), el mercado Barceló (Sobejano) o el puente peatonal de Arganzuela (Perrault). La incógnita es si en ese parque de la excelencia arquitectónica tiene cabida un flamante advenedizo que vino pisando muy fuerte: el nuevo estadio Santiago Bernabéu, obra de gmp Architekten, L35 Arquitectos y Ribas & Ribas.

Ambiente previo al concierto de Taylor Swift en el Bernabéu.
Ambiente previo al concierto de Taylor Swift en el Bernabéu.JUAN BARBOSA

Por envergadura, proyección internacional y coste final (estamos hablando de 1.170 millones de euros), no cabe duda de que se trata de arquitectura civil de primer orden. El coliseo madridista ya era y va a seguir siendo uno de los tres edificios más visitados de España junto con el Camp Nou y la Sagrada Familia. Desde el punto de vista de la notoriedad espontánea, de las posibilidades que tiene de convertirse a medio plazo en edificio emblema del Madrid del futuro, imagen icónica reconocible en todo el mundo, el estadio no tiene rival. Cuestión aparte es el grado de excelencia arquitectónica que le atribuyen los especialistas. En 2019, con las obras aún en curso, ICON planteó hasta qué punto esta obra de escala faraónica, con su revestimiento de acero, su cubierta retráctil y su apuesta por un vanguardismo de inspiración “galáctica” podría convertirse en el gran icono de una ciudad en que abunda la buena arquitectura, pero que no dispone de edificios emblemáticos tan reconocidos como el de algunas de sus competidoras nacionales o internacionales. A falta de una Alhambra, una Sagrada Familia, una mezquita de Córdoba, una catedral de Notre-Dame, un Taj Mahal o un Big Ben, Madrid podría presumir de la mejor instalación deportiva del mundo. En la consulta de hace cinco años, varios de los expertos expresaron sus dudas. La arquitecta e interiorista Teresa Sapey se refirió al estadio como una nave espacial “del siglo pasado”, conservador en su concepción y “ni icónico ni sexy” en su ejecución. A Manuel Blanco le parecía una construcción “torpe”, que, más que dialogar con su entorno inmediato, “se precipita sobre algunos edificios de su alrededor”. Para Javier Peña Ibáñez, se trata de un edificio que, más allá de la estética, “habla más de poder y de política que de arquitectura”. En el haber del estadio, su preocupación por la sostenibilidad, en línea con la de instalaciones deportivas pioneras como el Mercedes-Benz Arena de Atlanta, el Johan Cruyff de Ámsterdam o el remozado estadio londinense de los Tottenham Hotspurs. Eso sí, como ocurre con casi cualquier edificio trofeo de estética contemporánea, el nuevo Bernabéu ha sido objeto de chascarrillos crueles. El arquitecto y divulgador Alejandro Darias recoge en su canal de YouTube algunos de los más sangrantes (“es una gigantesca lata de sardinas, es una impresora HP, parece un tupperware o una nevera vista por detrás”) para acabar concluyendo que la mayoría de ejemplos de arquitectura vanguardista fueron denostados en su día. Solo el tiempo dirá si la silueta del nuevo estadio acabará consolidándose como imagen más reconocible del Madrid del futuro. Y poco importará que los expertos sigan prefiriendo el Centro de Estudios Hidrológicos de Miguel Fisac.

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Sobre la firma

Miquel Echarri
Periodista especializado en cultura, ocio y tendencias. Empezó a colaborar con EL PAÍS en 2004. Ha sido director de las revistas Primera Línea, Cinevisión y PC Juegos y jugadores y coordinador de la edición española de PORT Magazine. También es profesor de Historia del cine y análisis fílmico.
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