Cómo David Austin devolvió el perfume a las rosas y creó más de 200 variedades nuevas
El célebre rosalista inglés cruzó a lo largo de su vida distintas variedades y combinó el encanto y la fragancia de las rosas antiguas con la resistencia de las modernas
Constance Spry, una revolucionaria del arte floral durante la primera mitad del siglo XX en Inglaterra, le dio nombre a la primera rosa creada por David Austin en 1961. “Sus magníficas flores de color rosa medio, profundamente abiertas y luminosas, tienen un maravilloso y fuerte aroma a mirra”, así se describe este rosal trepador en el catálogo de la compañía que hoy mantiene el legado botánico de su fundador.
A lo largo de su vida, David Austin (1926-2018) produjo unas 240 nuevas variedades de rosales. La idea de que a partir de dos plantas, mediante polinización manual, se pudiera crear una completamente nueva con caracteres de ambas, cautivó desde joven al célebre rosalista, procedente de una familia de agricultores de Albrighton, en el condado inglés de Shropshire.
A pesar de que en esa época los modernos híbridos de té eran los rosales de moda, el interés de Austin por las rosas antiguas de jardín comenzó con 21 años, cuando su hermana le regaló el libro de A.E. Bunyard, Old Garden Roses. La inspiración le llegó tras comparar los atributos de ambos grupos. Así nacieron las rosas inglesas de David Austin, como resultado del cruce de la belleza y el perfume de las especies de rosas antiguas, con la capacidad de reflorecer, la resistencia a plagas y la variedad cromática de las cultivadas en la era moderna.
Modernas rosas antiguas
Al principio, cada nuevo cruce llevado a cabo por David Austin tardaba una década en desarrollarse, desde la polinización de la planta madre hasta su puesta a la venta. En 1969, el viverista ya había afinado el proceso de cultivo y lanzó su primera gama de New english roses con capacidad de reflorecer. La referencia patriótica en la denominación de estas variedades innovadoras, que fusionaban lo viejo con lo nuevo, fue idea del propio Austin tras comprobar que tanto franceses (rosa gallica), como escoceses (rosa scots), presumían de sus propios rosales vernáculos.
En el mundo de la jardinería, se conoce como rosa antigua a cualquier variedad anterior a 1876, año en el que se introdujo el primer híbrido de té: el cultivar La France, considerada la primera rosa moderna de jardín. Este rosal, que marca la transición entre dos épocas, es el resultado del cruce de otros dos tipos de rosas también hibridadas: la de té, conocida así por su fragancia que recuerda al té negro chino, y otra con capacidad refloreciente.
La mano del hombre está detrás de la gran mayoría de las rosas que admiramos hoy, aunque, en realidad, todo este proceso de cruces y selección genética no tiene tanto de artificial. En la propia naturaleza, este arbusto originario principalmente de Asia, se adaptó y propagó en todas las zonas templadas del planeta gracias a hibridaciones y mutaciones espontáneas. En el caso de David Austin, actualmente se crían 250.000 plántulas al año, de las que solo se seleccionan entre cinco y seis variedades. Gracias al trabajo de obtentores como el inglés (así se conoce a los creadores de nuevas variedades vegetales) se han generado nuevos colores, se han tallado nuevas formas y se han alcanzado nuevas fragancias.
Un jardín (no solo) de rosas
Los rasgos distintivos en las variedades desarrolladas por Austin son muy apreciados por los aficionados y profesionales de la jardinería. Como explica el paisajista Jesús Moraime, las rosas aportan a sus jardines “estacionalidad, colorido, perfume y un punto de romanticismo por ese recuerdo a las variedades antiguas”. Pero todo el interés no está en la flor, aclara, “también me interesa el porte, en general son arbustos bonitos que me ayudan a mantener la estructura de la plantación”.
Entre los rosales David Austin favoritos de Moraime, considerado uno de los mayores especialistas en rosas de España, están el Mary Rose, de color rosa medio, un poco pálido, o el Evelyn, en tonos albaricoque. El jardinero reconoce estar maravillado también con el Lady Emma Hamilton, “debe tener algo de Mutabilis por esas variaciones tan interesantes en el color del follaje y en el de las rosas”. En opinión del experto, se trata de uno de los rosales del viverista inglés más completos en cuanto a la forma del arbusto, el interés de su follaje y la belleza de su flor.
El creador y propietario de las Casas del Naval, situadas en la comarca de la Vera y rodeadas de románticos jardines de rosas, considera fundamental la mezcla para el éxito de la composición: “Los jardines de rosas en sí mismos me parecen aburridos y no funcionan muy bien. Me gusta mezclarlas con especies clásicas como lirios o azucenas, aunque también dan muy buen resultado con las vivaces que tanto se usan ahora, como las salvias, verbenas, verónicas, gauras, euforbias y gramíneas”, explica.
Rosas ilustres
Las creaciones botánicas del padre de la rosa inglesa que embellecen jardines de todo el mundo (cuentan con oficinas en Europa, Japón y los Estados Unidos, su segundo mercado más importante después de Gran Bretaña) han servido también para celebrar la historia y la cultura británicas. Según el catálogo de la marca, la rosa en honor de la actriz Judi Dench es de un color albaricoque que palidece delicadamente hacia los bordes, la que homenajea al naturalista Charles Darwin es amarilla con perfume a té y limón, mientras que la Emily Brontë, bautizada así con motivo del bicentenario del nacimiento de la autora de Cumbres Borrascosas, es excepcionalmente hermosa con flores singulares, ordenadas y planas.
Durante más de seis décadas, David Austin Roses ha nombrado una o dos nuevas variedades de rosas cada año en consideración a destacadas personalidades británicas, todas ellas blancas, hasta que el pasado año presentó Dannahue en el Chelsea Flower Show, una flor color albaricoque, llamada así en honor al famoso divulgador Danny Clarke, conocido en las redes sociales y la televisión como el jardinero negro, @theblackgardener.
En el evento de jardinería más famoso del mundo, que se celebra cada año a finales de mayo en el barrio londinense de Chelsea, Austin logró su primera medalla de oro en 1984. Tras más de 30 ediciones participando en ésta y otras exhibiciones de la Royal Horticultural Society, sus rosas han sido galardonadas hasta la fecha con 43 medallas de oro. Sus laureadas creaciones se pueden disfrutar también en la rosaleda que la propia compañía cultiva en la tierra natal del rosalista, la campiña de Shropshire, cerca de Birmingham. Este jardín temático de acceso gratuito es, como no podía ser de otra forma, el hogar de la Colección Nacional de Rosas Inglesas.
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