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Daniel Stern, de ‘Solo en casa’, revela que casi le echan de la saga por codicioso: “Esquivé la bala de mi estupidez”

El intérprete compartió protagonismo con Macaulay Culkin y Joe Pesci en las dos primeras películas, pero sus contratos eran menos suculentos y llegó a despedir a su agente por no pelear una mejora salarial, según revela ahora en sus memorias

Daniel Stern 'Solo en casa'
Daniel Stern (a la izquierda) y Joe Pesci en la película de 1992 'Solo en casa 2: Perdido en Nueva York'.photo: MPTV.net
El País

El cartel de la película de Solo en casa (1990) es uno de esos que es fácilmente identificable. En medio sale un jovencísimo y aterrorizado Macaulay Culkin (Kevin McCallister en el filme) al más puro estilo de El grito de Munch, y detrás de él se asoman amenazantes por la ventana Joe Pesci y Daniel Stern, que interpretaban a Harry y Marv, los ladrones que intentan desvalijar la casa aprovechando la ausencia de la familia de Kevin. El de la secuela, Solo en casa 2: Perdido en Nueva York (1992), el póster es parecido, solo que en este se ve a Culkin leyendo un periódico ―con una foto de los dos ladrones en la primera página― ya no tan asustado, y el combo de Pesci y Stern se asoma esta vez tras al Empire State de Manhattan. Culkin, Pesci y Stern son, a priori, los tres imprescindibles de la saga, pero este último estuvo a punto de no formar parte del trío de oro por pedir demasiado dinero, según ha explicado él mismo en su nuevo libro de memorias, Home and Alone [En casa y solo, en castellano, en un juego de palabras con el título de la exitosa película].

En el libro, que ha salido a la venta en Estados Unidos este martes 21 de mayo, el actor estadounidense, de 66 años, revela que su contrato estipulaba que se le pagarían 300.000 dólares (casi 276.000 euros) por seis semanas de rodaje en la película original de 1990. Le pareció una buena oferta, al principio. “Pero luego, recibí una llamada diciendo que habían rehecho el programa de rodaje y que me necesitarían durante ocho semanas en lugar de seis”, escribe. “Me pedían que añadiera un 33% más de tiempo de rodaje, así que pregunté si iban a aumentar mi salario la misma cantidad, y me dijeron que no”, reconoce. Dijo que no, así que los productores contrataron a un intérprete diferente para empezar los ensayos con Joe Pesci en Chicago, pero, afortunadamente para Stern, esta pareja no funcionó.

Un par de días más tarde, según recuerda en su biografía, volvió a recibir una llamada asegurando que lo querían de vuelta. No iban a aceptar pagarle más, pero prometían ajustarse al plan inicial de trabajo de seis semanas. Aun así, aprendió una valiosa lección del “casi desastre”, según ha contado ahora en una entrevista con Page Six. “Tu mentalidad cambia en el momento en el que dices: ‘Está bien, estoy comprometido con el proyecto’. Si toma 14 semanas, me perderé la graduación del niño porque me comprometí con esto. Y esa fue la lección”, afirma.

La jugada le salió bien. Solo en casa recaudó casi 500 millones de dólares en todo el mundo (casi 460 millones de euros al cambio actual), después de haber costado solo 18 millones de dólares (16,5 millones de euros), lo que llevó a 20th Century Fox a planear una secuela de inmediato. “Afortunadamente, esquivé la bala de mi estupidez y terminé en la película”, reflexiona Stern 34 años después del estreno. Pero llegaba el momento de negociar los contratos de la segunda parte y por entonces eran unas estrellas, sobre todo Macaulay Culkin. El actor, que tenía poco más de 10 años en ese momento, firmó un nuevo acuerdo de cinco millones de dólares más el 5% de lo recaudado en taquilla por esta nueva película, según cuenta Stern en el libro, así que él también se preparó para su gran oferta. “Pensé: esto va a ser increíble”, admite a Page Six.

Los productores tardaron seis meses en hacerle una oferta y no resultó tan “increíble” como él presagiaba. “Me ofrecieron 600.000 dólares (casi 552.000 euros), el doble de mi salario original, pero no el oro que esperaba”, cuenta en sus memorias. “Pregunté si eso era lo mismo que Joe [Pesci] estaba recibiendo, y me dijeron que no”. El estudio finalmente elevó la oferta a 800.000 dólares (cerca de 736.000 euros), pero Stern descubrió que Pesci “estaba obteniendo entre dos y tres millones dólares, que se sumaban a un porcentaje bruto de las ganancias”. Por aquel entonces, Pesci ya se había hecho un hueco en Hollywood gracias a su actuación en películas como Toro Salvaje (1980) o Uno de los nuestros (1990), mientras que el gran salto a la fama de Stern se debía a Solo en casa.

Macaulay Culkin, Joe Pesci y Daniel Stern en una escena de 'Solo en casa 2: Perdido en Nueva York' (1992).
Macaulay Culkin, Joe Pesci y Daniel Stern en una escena de 'Solo en casa 2: Perdido en Nueva York' (1992).photo: MPTV.net

Aun así, Stern estaba decidido a obtener, al menos, la mitad de lo que ganaba su colega, así que cuando su agente le aconsejó que aceptara la oferta, lo despidió. Ahora admite que fue una “cosa de orgullo”, pero agrega que, si eso es lo mejor que su agente podía hacer, “entonces no era muy bueno en su trabajo”. Al final, él mismo se hizo cargo de sus propias negociaciones: quería 1,5 millones de dólares y el 2% de las ganancias brutas por aceptar salir en la segunda entrega de Solo en casa. El tira y afloja no daba resultado y la estratagema llegó hasta el punto de que el entonces jefe de Fox, Joe Roth, llamó personalmente al actor para pedirle que empezara a rodar sin haber firmado el contrato. Finalmente, la jugada, una vez más, le salió bien. Obtuvo su millón y medio (casi el doble de lo que le habían ofrecido en un primer momento) más el 1% de los ingresos brutos. “Sabía que no podían hacer la película sin mí, pero también me sentía inseguro porque casi lo arruino la primera vez. No quería ser demasiado codicioso cuando me gustaban tanto la película y el papel”, reconoce en el libro.

Tras su estreno, Solo en casa 2: Perdido en Nueva York recaudó 358 millones de dólares en todo el mundo, frente a un presupuesto de 28 millones que tuvo finamente el filme. No alcanzó a su predecesora, pero, sin duda, fue mucho más fructífera para sus tres protagonistas. En 1997 salió Solo en casa 3 y en 2002 volvieron a estirar el chicle con Solo en casa 4, pero en ninguna de las dos volvieron a compartir pantalla ni Culkin ni Pesci ni Stern, y tampoco alcanzaron el mismo éxito.

El actor está ahora casado con la actriz Laure Mattos, con quien tiene tres hijos en común, Henry, Sophie y Ella. Viven en Malibú, al lado de una mansión que suele alquilar Bono, el cantante de U2. De hecho, en otra parte de las memorias explica el incidente que protagonizó con el músico una noche en la que Bono organizó una fiesta nocturna demasiado ruidosa para Stern. No era una fiesta loca de rockeros, sino la celebración del cumpleaños de su hija, pero el intérprete recuerda que a la una de la mañana la música seguía estando altísima. “Llamé a la policía y les dije que había una fiesta ilegal y que iba allí para cerrarla y que esperaba que se unieran a mí. Me subí a mi camioneta, me dirigí hacia ahí y empecé a despotricar: ‘Apaga la maldita música. ¿Las familias con niños están tratando de dormir y, en cambio, todos tenemos que escuchar esta música de toda la noche? ¡Apágalo! Ni siquiera vivís aquí, malditos imbéciles pretenciosos”, recuerda en el libro. Al final, la policía local llegó a la escena y cerró la fiesta en medio de la noche.

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