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Los papeles del príncipe Andrés, bajo llave hasta 2065

El Ministerio de Exteriores del Reino Unido no hará pública la documentación del duque de York que se guarda en el Archivo Nacional hasta dentro de cuatro décadas. El biógrafo que ha solicitado poder verla denuncia una “cultura del secretismo” respecto a la monarquía británica

Príncipe Andrés
El príncipe Andrés, durante el servicio religioso en recuerdo de su madre, la reina Isabel, en el castillo de Windsor en septiembre de 2022.Max Mumby/Indigo (Getty Images)
El País

Andrew Lownie es un biógrafo de la familia real británica que ha escrito libros sobre los Mountbatten o el duque de Windsor, Eduardo VIII, quien abdicó en 1936 por amor. Recientemente presentó una solicitud al Ministerio de Exteriores del Reino Unido para poder acceder a los documentos del príncipe Andrés, el protagonista de la que anuncia será su próxima biografía. Y la respuesta que ha recibido ha sido un no rotundo, a pesar de que él se amparaba en la libertad de información. Según le contestaron el pasado mes de agosto, todos los documentos oficiales del duque de York se van a mantener clasificados como material secreto hasta 2065, pues existe una norma que dictamina que todos los documentos de miembros de la familia real británica tienen que permanecer bajo llave hasta que hayan pasado 105 años de su nacimiento. “Parece algo bastante extremo”, ha lamentado Lownie tras serle denegada su petición. Así que esos papeles no van a ver la luz mientras Andrés viva, a no ser que lo haga hasta los 105 años. Y eso implica dejar guardados papeles que incluyen su correspondencia con ministros o detalles de sus acuerdos mientras ejerció como representante especial de comercio del Reino Unido.

La mayoría de documentos de los distintos ministerios del Gobierno británico que se guardan en el Archivo Nacional, en el palacio de Kew, al norte de Londres, pasan a ser públicos pasados 20 años. Pero todos aquellos que son de la familia real son tratados de un modo distinto. Existe una exención absoluta de las solicitudes de libertad de información para los archivos relativos al soberano, al heredero al trono británico y al segundo en la línea de sucesión. Eso significa que los departamentos gubernamentales pueden rechazar solicitudes de acceso a ellos sin tener que justificarlas en términos del interés público. Según la respuesta recibida ahora por Lownie, esas excepciones se aplican también a otros miembros de la monarquía británica, incluidos el príncipe Andrés, los duques de Edimburgo, los duques de Kent y la princesa Alexandra. “Estamos en la absurda posición de que el príncipe Enrique puede revelar los detalles más íntimos de la vida real desde hace meses para su beneficio comercial y la familia actualmente se enfrentan entre sí, pero los historiadores no pueden mirar los archivos”, ha lamentado el escritor en declaraciones a The Telegraph.

Según recogen los medios británicos, Lowie asegura que este blindaje forma parte de una estrategia para alejar a los miembros de la realeza del escrutinio público y “preservar la mística”. Él se ha intentado acoger a la libertad de información para acceder a archivos de la época en la que, tras retirarse de la Armada, el príncipe Andrés pasó a ejercer como enviado especial de su país promocionando los productos británicos en el extranjero. Fue entre 2001 y 2011 cuando el duque de York ostentó el cargo de representante especial de Reino Unido para Comercio e Inversión. El año en el que abandonó ese puesto fue precisamente en el que quien era el hijo favorito de la reina Isabel ya estaba siendo objeto de numerosas críticas por sus amistades. Entre sus controvertidas relaciones figuraba Saif Gadafi, hijo del mandatario libio Muamar Gadafi, el traficante de armas libio Tarek Kaituni o Jeffrey Epstein, que en 2008 ya había sido condenado a 18 meses de cárcel por un caso de prostitución de menores. Además de los discutidos contactos del príncipe con Timor Kulibayev, hijastro del presidente de Kazajistán, Nursultan Nazarbayev. Kulibayev adquirió la residencia de Andrés de Inglaterra en Sunninghill Park por 15 millones de libras, lo que supuso tres millones de libras más respecto al precio fijado en 2007. Su renuncia como enviado especial para el comercio se produjo poco al poco de que los medios británicos publicaran una fotografía en la que se le veía paseando por Central Park (Nueva York) con Epstein, después de que este hubiera salido de prisión tras pasar 18 meses encarcelado.

Los intentos de Lownie de ver documentos sobre las reuniones y los preparativos y acompañantes de viaje de Andrés cuando recorría el mundo en nombre del Gobierno británico —viajes pagados normalmente por los contribuyentes, aunque él no cobraba un sueldo por ese puesto— se han topado con la frustración: “Esta cultura del secretismo es a menudo la posición por defecto”, ha dicho a The Telegraph. Lownie afirma también que tanto el Departamento de Negocios y Comercio como el Ministerio de Asuntos Exteriores le han asegurado que no tienen ningún documento relacionado con ningún viaje realizado por el príncipe Andrés. “Sé, a raíz de hablar con diplomáticos, que ambos deberían tener material”, se queja el escritor.

“Los miembros de la familia real no están sujetos a la Ley de Libertad de Información, pero espero que con un nuevo reinado solo se apliquen las exenciones a cuestiones relativas a la seguridad nacional, relaciones con otro país, información proporcionada de forma confidencial, etcétera, junto con consideraciones de protección de datos”, ha declarado Lownie. “Hay un fuerte interés público en saber, por ejemplo, quién está pagando la seguridad de Andrés ahora que no es un miembro activo de la realeza”, añade. Isabel II retiró a su hijo todos los títulos militares y patronatos reales en enero de 2022 por su amistad con el pedófilo estadounidense y cuando iba a enfrentarse a un juicio por abuso sexual a una menor, que finalmente no se produjo porque llegó a un acuerdo con Virginia Giuffre, del que por el momento no se sabe su contenido.

“Los retrasos en la liberación de los documentos crean un vacío para la especulación y los fantasiosos. Su liberación ayudaría en cierta medida a restaurar la confianza en las instituciones, y no menos en la monarquía”, se ha lamentado el escritor ante la respuesta recibida.

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