El padrino multimillonario del príncipe Jorge, Hugh Grosvenor, anuncia su compromiso

El duque de Westminster, Hugh Grosvenor, ha dejado de ser el soltero de oro británico. A sus 32 años, Grosvenor, padrino del príncipe Jorge ―hijo del príncipe Guillermo y Kate Middleton― ha anunciado su compromiso con quien ha sido su novia durante los últimos dos años, Olivia Henson, de 30 años. “El duque de Westminster y la señorita Olivia Henson están encantados de anunciar que están comprometidos para casarse. Los miembros de la familia de ambos están muy felices con la noticia”, anunció la pareja en un comunicado que se difundió a través de sus redes sociales el pasado domingo.

No es para menos. El aristócrata se convirtió en uno de los veinteañeros más ricos del mundo cuando, gracias a la antigua regla de primogenitura, fue él, en lugar de sus dos hermanas mayores, quien heredó una fortuna familiar estimada en 8.300 millones de libras ―más de 9.300 millones de euros al cambio actual― tras la muerte de su padre, Gerald Cavendish Grosvenor, en 2016. El ahora VII duque de Westminster tenía 25 años en ese momento y, siete años después, esa fortuna supera ya los 12.000 millones de euros.

De hecho, Grosvenor posee más tierras que el rey Carlos III ―un 0,22%, frente al 0,03% que Carlos heredó de su madre, Isabel II―, que es su padrino. Los orígenes de la inmensa fortuna de su familia se remontan a 1677, cuando uno de sus antepasados, sir Thomas Grosvenor, adquirió las marismas y prados al oeste de la ciudad de Londres como parte de la dote pagada por la familia de su novia, Mary Davies. Más tarde, esa tierra de cultivo pantanosa se convirtió en Mayfair y Belgravia, la joya de la corona de una vasta cartera de propiedades que ha heredado la línea masculina de la familia a lo largo de los siglos. Hoy en día, el Grupo Grosvenor posee alrededor de 120 hectáreas de tierra en los códigos postales más exclusivos del centro de Londres. También tiene importantes espacios en el corazón de la ciudad, como el centro comercial Liverpool One y fincas rurales en Oxfordshire, Escocia y España. En total, se calcula que Grosvenor Group cuenta con más de 1.500 propiedades en 60 países.

Grosvenor le propuso matrimonio a Henson en una de ellas, en la sede ancestral de la familia del duque, la casa de campo Eaton Hall, en Cheshire, pero se desconoce todavía la fecha del enlace. Lo que sí se sabe es que la pareja se conoció a través de amigos comunes en Londres. Actualmente, él preside la empresa que lleva el apellido familiar y la Fundación Westminster, una organización benéfica que otorga subvenciones para “proporcionar una estructura sólida a los jóvenes, las familias y las comunidades locales que los rodean, abordando las causas y el impacto de la desigualdad intergeneracional”. Ella, según su perfil de LinkedIn, ha trabajado durante los últimos tres años como gerente de cuentas para Belazu, una compañía con sede en Londres que proporciona “alimentos éticos”. Cuando se casen, Henson se convertirá en la duquesa de Westminster.

La regla de primogenitura, que ignora por completo a la descendencia femenina, sigue vigente. Así que, si la pareja tiene un hijo varón en el futuro, la fortuna familiar recaerá en él, pero, en el caso contrario, todo este imperio pasará a manos de un pariente varón, aunque sea lejano. El propio duque es un ejemplo de esta norma, ya que tiene tres hermanas: Lady Tamara, de 42 años y casada con Edward van Cutsem, uno de los amigos más cercanos del duque de Cambridge; Lady Edwina, de 41 años, una activista de la reforma penitenciaria que está casada con el presentador de televisión e historiador Dan Snow; y Lady Viola, de 29 años. Tanto Tamara como Edwina, 10 y nueve años mayores que Hugh, vieron cómo el título y los bienes de su padre se transferían directamente a su hermano menor, convirtiéndolo en la persona menor de 30 años más rica del mundo en 2016.

Aun así, el patrimonio familiar no es exclusivamente suyo, ya que está manejado por varios fideicomisos que reparten los millones entre la familia. Su padre, que sufrió un ataque al corazón repentino mientras caminaba por el campo, dejó alrededor de 21 millones de libras ―casi 24 millones de euros― a organizaciones benéficas en su testamento. Estos detalles de la planificación fiscal de la familia reavivaron el debate sobre las lagunas legales que permiten a los ricos escapar, en gran medida, del impuesto a la herencia al colocar la mayoría de sus activos en fideicomisos.