Rafa Nadal: “Quiero ser el mejor de la historia, pero eso no me quita el sueño”
El tenista afronta de nuevo Roland Garros, piensa en su retirada con el objetivo de convertirse en el jugador con más Grand Slam y con la paternidad, su escuela y su fundación en el horizonte
Rafa Nadal apuraba estos días sus últimas horas en Mallorca antes de viajar a París para disputar a partir del lunes el torneo de Roland Garros, que ha ganado ya 13 veces. Y en Mallorca las cosas se ven de otra manera. En los 15 días de competición, tragará más agua y bebidas isotónicas, pero en este concentrado descanso previo con recreo entre los suyos suele salir a pescar y ha jugado al golf con sus amigos y sus tíos: Toni, su antiguo entrenador, y Miguel Ángel, que fue futbolista del Barça y de la selección española. Rafa se ha rodeado de su familia y se ha tomado sus cervezas sin alcohol: “Con aceitunas y berberechos en mi caso, cada cual que haga lo que le dé la gana”, bromea.
El tenista participa precisamente en una promoción a escala internacional de la cerveza Amstel Oro 0,0 sin alcohol, en la que le han hecho embajador de la marca en pro de la bebida responsable. Y eso permitió una conversación con él de unos escasos 15 minutos, la semana pasada.
En la conversación, habla de la pandemia: “Llevamos un tiempo complicadísimo, con gente que ha sufrido por sus pérdidas personales, sus trabajos. Necesitamos compartir momentos felices con las personas que queremos y en esto damos pasos hacia adelante con la vacunación después de un tiempo de restricciones grandes y totalmente justificadas”. Y añade: “Confío en que pronto podamos vivir momentos felices en compañía, que es lo que más valoramos, más allá de lo material”.
Si Nadal ganase Roland Garros, se convertiría en el tenista con más títulos del Grand Slam (los cuatro grandes torneos) en toda la historia. Eso se recordará durante muchos años cuando se retire de las canchas, decisión para la que no tiene fecha y que no le quita el sueño.
¿Tiene pensado cómo será el día después? “Claro, completamente”, afirma. “Tengo cosas de las que ocuparme: varios proyectos personales en diferentes ámbitos. Mi vida está encaminada para ese momento. Soy una persona a quien lo que más le molesta es no tener nada que hacer, y así lo tenemos planeado hace tiempo”.
Entre sus proyectos personales figura la escuela que lleva su nombre: Rafa Nadal Academy, que es su presente pero será sobre todo su futuro. Además, dedica tiempo a su fundación, que atiende a 6.100 niños en 23 centros repartidos por España y la India, centrada en la educación y en el deporte. “Ambas son fundamentales en mis planes”, asegura.
Mientras llega ese momento de la retirada seguirá intentando sumar títulos; con su esposa, Mery Perelló, siempre en la pista animándole junto a sus padres, Sebastián y Ana María Parera, su hermana María Isabel y los fijos de su entorno como sus tíos, tanto el exfutbolista Miguel Ángel como Toni, su antiguo entrenador, o sus íntimos, Carlos Costa y Carlos Moyà.
¿Y el plan de la paternidad? En eso su gran rival en la cumbre, Roger Federer, le saca ya una ventaja considerable, con cuatro hijos junto a su esposa, la eslovaca Mirka Vavrinec. “Es cosa de dos”, sonríe Nadal. Cierto, en eso entra Mery Perelló, con quien contrajo matrimonio en 2019: “Nunca he ocultado que soy una persona familiar y que confío en que algún día llegue”.
Pero lo que llega mañana es el gran torneo sobre tierra batida, y con él la oportunidad de situarse como el mejor de todos los tiempos. Ahora bien, ante ese reto Nadal aplica una actitud zen: “Cuando toca, disfruto sufriendo. Lo entiendo así, lo vivo de esa manera”.
Y jamás dramatiza: “Nunca he ocultado que sí me gustaría retirarme como el mejor de la historia y el que más Grand Slams ha logrado, pero eso no me quita el sueño. No es que no quiera meterme presión, digo lo que siento, me encantaría terminar mi carrera así. Claro que para mí es un objetivo, pero no me obsesiona, mi reto principal es ser feliz con lo que hago. No he llegado a 13 títulos en París o a lograr 20 grandes torneos sin ser ambicioso, no pretendo engañar a nadie. La ambición es buena, pero debe ser sana y no desmesurada. Me marco en cada caso unos objetivos. Si llegan, bien, pero si no, no me van a frustrar ni a quitarme la felicidad de la que disfruto. Llevo una vida ahora tranquila, más tranquila incluso que años atrás”.
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