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La historia de película del prodigioso músico autista y ciego sobrino de Camila de Cornualles

Derek Paravicini, de 41 años, nació a las 25 semanas de gestación y sufre dificultades de aprendizaje, pero es todo un portento del piano desde los dos años

Derek Paravicini en un concierto en Los Ángeles, California, en octubre de 2007.
Derek Paravicini en un concierto en Los Ángeles, California, en octubre de 2007.Alberto E. Rodriguez (EL PAÍS)
El País

Derek Paravicini es ciego. Sufre autismo y dificultades severas de aprendizaje causadas tras su prematuro nacimiento con apenas 25 semanas de gestación. No sabe leer, ni siquiera braille, tampoco partituras. Pero este hombre de 41 años es todo un portento musical: con solo escuchar una vez una melodía, es capaz de replicarla sin más, y para siempre. Sus dotes le han convertido en afamado concertista, en una cierta estrella de internet (su charla Ted acumula más de 1,1 millones de reproducciones en YouTube) y también tiene un discreto canal de vídeo en esta plataforma con algo más de 22.000 suscriptores. Pero ahora la vida y la historia de este británico que han llegado a apodar “el iPod humano” y que es sobrino de Camila de Cornualles, la esposa del príncipe Carlos de Inglaterra, están a punto de dar un salto exponencial al convertirse en película.

El guionista será David Seidler (El discurso del rey), que según la prensa británica está preparando un proyecto basado en la vida de Paravicini y en concreto en un libro sobre él, In The Key Of A Genius, The Extraordinary Life of Derek Paravicini (La tecla del genio, la extraordinaria vida de Derek Paravicini), escrito en 2008 por el maestro musical Adam Ockelford. Ha sido el propio Ockelford el que ha confirmado la existencia del proyecto al diario The Daily Mail, explicando que Seidler está afincado en Nueva York y él en Reino Unido, por lo que están manteniendo conversaciones por videollamada. La película estará “centrada en la niñez de Derek, entre los cinco y los diez años, porque ahí está la clave de la historia”, afirma el autor.

El propio Ockelford fue profesor de Paravicini en su niñez. Según contó el mismo, en 1985, mientras daba una clase de piano en una escuela para invidentes al sudoeste de Londres, un niño que estaba visitando el centro con sus padres corrió hasta el instrumento, tirando de él a la niña que lo estaba tocando, y se puso a tocar desenfrenado. Era Derek. “Empezó a aporrear las teclas, con los codos y los puños. Al principio pensé que era un chiflado, pero de repente comprendí que estaba tocando Don’t Cry For Me Argentina, y que además subía y bajaba de más por el teclado para hacer más escalas. Entonces supe que no era ningún loco, sino todo un genio”, contó al diario británico The Independent. Según el que ha sido su biógrafo y maestro durante 25 años, Paravicini es un sabio, que puede identificar y después retener todas las notas de un tema musical. “Tiene miles de piezas en su repertorio”, ha afirmado. “Nunca he oído a nadie tocar como él, puede escuchar una canción una vez y luego reproducirla a la perfección”. De hecho, cuenta que su éxito está en que, mediante la improvisación y su prodigiosa memoria, incluso la mejora.

Cuando tenía solo dos años, el pequeño Derek empezó a tocar un órgano de juguete. Su madre, Mary Ann, ha contado que interpretaba canciones infantiles y canciones que oía en programas de televisión de forma instintiva. Su padre, Nicolas, explicaba que tocaba con los codos, hasta con la nariz, y que es capaz de reproducir una canción que aprendió dos décadas atrás. “Retiene todo lo que escucha”, contó en un diario de Sídney, Australia, cuando Paravicini dio un concierto allí, en 2010, aunque también ha explicado que su memoria a corto plazo es muy frágil. “Es una gran compensación a sus problemas. Le encanta la gente e interactuar con ellos a través de la música, tocando para ellos”.

Desde los nueve años, Paravicini ha dado conciertos en distintos auditorios; el primero fue en el conocido Barbican Centre de Londres, y también ha tocado en Downing Street para primeros ministros de su país, en Las Vegas o en el palacio de Buckingham. No cobra por sus recitales, y todo va a asociaciones de beneficencia. Eso pese a que necesita cuidados constantes, por parte primero de sus padres y ahora de personal especializado que le ayuda a comer, vestirse o asearse. Él vive en un centro residencial regido por el Real Instituto Británico de Invidentes pero está tutelado por su familia, que llegó a tener una disputa judicial hace 11 años porque esa misma institución quiso quitarle la custodia para que no se llegara a explotar su figura. El Tribunal calculó que podía ganar 150.000 libras anuales pero que dos tercios se destinaban a pagar sus cuidados y que su familia gestionaba perfectamente sus actos comerciales, sin ánimo de lucro: los hacía llegaba simplemente por su amor por la música. “Es correcto poder decidir qué le pasa a nuestro hijo”, dijo Mary Ann al Sidney Morning Herald. “Queremos asegurarnos de que tiene una vida estupenda. Fue algo vergonzoso tener que pasar por un juicio, pero entendemos que el objetivo del Instituto es asegurarse de que la gente que esté a su cuidado esté lo mejor posible”.

Mary Ann, la madre de Derek, es la única hermana del militar retirado Andrew Parker-Bowles, que también tiene dos hermanos varones más. En los años setenta y ochenta, Andrew y Camila, ahora duquesa de Cornualles, fueron una de las parejas más famosas de la crónica social londinense. De hecho Andrew, ahora de 80 años, sigue siendo un hombre muy conocido en el mundillo social e hípico de su país, y también lo es toda su familia. No en vano él mismo fue novio de la princesa Ana antes de que ella se casara, y de hecho es padrino de su hija, Zara Tindall. La pareja formada por Andrew y quien primero fue novia del príncipe Carlos, después su amante y finalmente su esposa y el exmilitar, antiguo brigadier, estuvieron casados más de 20 años, entre 1973 y 1994. Juntos tuvieron dos hijos, Tom Parker-Bowles y Laura (ahora apellidada Lopes). Los primos del célebre pianista Derek Paravicini .

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