_
_
_
_
_

Leticia Sabater, un icono friki en apuros

La presentadora y cantante se blinda tras descubrirse la fiesta celebrada en su casa en Fin de Año. Después de tres décadas de popularidad este traspiés puede afectar a su peculiar carrera

Leticia Sabater, en Madrid el pasado diciembre.
Leticia Sabater, en Madrid el pasado diciembre.Daniel Gonzalez (GTRES)

“Lo siento, de verdad, pero no voy a hacer ninguna declaración. Es un asunto personal”. Estas han sido las primeras palabras de Leticia Sabater sobre el escándalo por la fiesta ilegal celebrada en su casa de Villanueva de la Cañada (Madrid) la pasada Nochevieja. El 4 de enero, tres días después de que saliese a la luz que la policía identificó a 23 personas que celebraban la primera noche del año en su propiedad, que al parecer habría alquilado por 6.000 euros a un hombre de nacionalidad colombiana, la presentadora ha confesado que “desde luego” lo está pasando mal con todo esto. Terminó con un “que digan lo que quieran” sobre las informaciones que la acusan de haber participado en la fiesta, pero lo cierto es que la imagen de Sabater ha arrancado el 2021 en sus horas más bajas. Hace mucho que abandonó los programas infantiles y, tras más de tres décadas de popularidad, acumula más tiempo con trabajos que la han aupado como un icono friki que al mando de proyectos serios. De meterse en charcos políticos a poner en evidencia sus conocimientos de geografía en Twitter, pasando por su insistencia en querer, sin éxito, ser la autora de la canción del verano, y ya van unos cuantos. No parece que ahora, incluso ante la perspectiva de verse perjudicada por la irresponsabilidad en tiempos de pandemia, Leticia vaya a cambiar.

Después de tantos “pepinazos” y “salchipapas”, títulos de algunos de sus últimos lanzamientos musicales, pocos se acuerdan de que la barcelonesa Leticia Sabater triunfó en la tele en algunos de los programas más populares de la historia. Lo consiguió pese a su estrabismo, algo que la hizo sufrir mucho en su infancia, y que ha sido causa de crueles burlas hacia ella también de adulta. Leticia trabajó en 1,2,3, responda otra vez como figurante en 1986, y llegó a ser chica Hermida en 1989 en el programa Por la mañana. Junto a Enrique Simón probó el formato infantil con No te lo pierdas, y debutó como actriz en la serie de Mariano Ozores Taller Mecánico. Con su fichaje por Telecinco en 1991 llegaron sus años de mayor popularidad y se convirtió en el rostro favorito de los niños gracias a Desayuna con alegría y Al mediodía, alegría. Regresó a Televisión Española y volvió a triunfar con el mismo registro en Con mucha marcha, que se prolongó cinco años en antena hasta 1999. Con el cambio de público, del infantil al adulto, nada volvió a ser igual. Inolvidables y bochornosas fueron las peleas entre los que participaban en el programa Mentiras Peligrosas, que presentó en el desaparecido Canal 7 y que hacía honor a su nombre, porque era todo mentira y realmente peligroso para las retinas de los telespectadores. Con la llegada del nuevo siglo, Leticia se adentró en el mundo de los realities, y nunca ha dejado de salir en la tele, pero no como presentadora sino como personaje.

Decidió perseguir el sueño de toda su vida: triunfar como cantante. En su etapa de programas infantiles popularizó su Leti rap e incluso coló un par de temas en la lista de los 40 principales, pero en los últimos años ha lanzado canciones que son básicamente productos estrafalarios de humor pensados para las fiestas cuando estas alcanzan el punto en el que se pierde la vergüenza. Durante todos estos años ha tenido algunas relaciones amorosas serias con hombres importantes. Ella asegura haber estado “con los más influyentes de España”. Han trascendido los noviazgos con Óscar Gil, hijo de Jesús Gil y Gil, expresidente del atlético de Madrid; con uno de los hijos del empresario Pedro Trapote y con el desaparecido en extrañas circunstancias Roberto Corbo. Bobby, como le llamaba ella, se esfumó y se cree que fue asesinado en Coslada (Madrid). Él era prestamista y con su marcha se fueron los 90.000 euros que Leticia le había dejado al que todavía hoy recuerda como el gran amor de su vida. Ahora, tras un último chasco con un chico llamado Tarek que la engañó al no contarle que estaba casado, la polifacética rubia continúa soltera y sin hijos, centrada en el personaje que ha creado y que habitualmente la devora.

Se ha metido en todos los líos posibles y siempre ha salido indemne. Se vendió durante un tiempo como “la artista del PP”, y se la acusó de usar el nombre del expresidente del Gobierno Mariano Rajoy para conseguir bolos con varios Ayuntamientos y diputaciones. Tiempo después en una entrevista a este periódico afirmó: “No soy del PP, pero me encanta Trump y prefiero que no gane las elecciones Podemos”. Fue poco después de convertirse en tendencia en Twitter, tras enfrentarse con una usuaria que tuiteó, en referencia a la canción La Salchipapa: “para los fans de Kuala Lumpur de Leticia Sabater”. A lo que ella respondió “Huala Lampur lo será tu P*** Madre”, confundiendo la capital de Malasia (pero mal escrita) con un insulto. Desde entonces hasta hoy, se han sucedido los berenjenales que han culminado con la fiesta de Nochevieja en una casa que lleva años intentando vender para, según ella, financiar su carrera de diva del pop. Ha bajado varias veces el precio. Lo último que pide, 850.000 euros. A los 54 años, Leticia se niega a aceptar que hace falta algo más que operarse los abdominales y cantar sobre las bondades del sexo para ser Madonna.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_