La última rentable apuesta de los gemelos Winklevoss
Los hermanos, que se hicieron famosos por su enfrentamiento con Mark Zuckerberg por Facebook, fueron los visionarios del Bitcoin y aseguran que en una década la moneda virtual desbancará al oro
Tyler y Cameron Winklevoss, los gemelos que se hicieron famosos por la batalla legal que libraron con Mark Zuckerberg sobre la idea original de la red social Facebook y que encontraron en el negocio del Bitcoin su mayor apuesta, están de celebración. La moneda virtual alcanzó hace apenas una semana su máximo histórico con un valor de 19.864 dólares (más de 16.000 euros), rompiendo así su récord anterior establecido hace casi tres años, cuando los gemelos se convirtieron en los primeros multimillonarios del negocio. “#Bitcoin es una reserva de valor emergente que se defiende contra la inflación y tiene el potencial de desbancar al oro”, tuiteó Cameron el pasado lunes celebrando la subida del precio de la moneda virtual.
Los Winklevoss, de 39 años, llevan tiempo expresando en público su amor por la criptomoneda. Entienden que el efectivo tiene los días contados e, incluso, han retado a los escépticos augurando que el Bitcoin algún día se convertiría en un activo tan preciado como el oro o más. Ahora han puesto fecha a sus presentimientos y creen firmemente que en los próximos diez años el Bitcoin superará al oro como reserva de valor, llegando a alcanzar los 500.000 dólares. “Nuestra tesis es que Bitcoin es oro 2.0, que interrumpirá el oro, y si lo hace, tiene que tener una capitalización de mercado de 9 billones, por lo que creemos que un día podría costar los 500.000 dólares”, dijo Tyler al portal de negocios CNBC.
Estos hermanos corpulentos y de casi dos metros de altura, que fueron finalistas olímpicos en remo en Pekín 2008, inspiraron la trama de La Red Social, la película de David Fincher en la que se cuenta la historia sobre la creación de Facebook. Los gemelos acusaron a Mark Zuckerberg de haberles robado la idea de su portal, ConnectU, cuando los tres estudiaban en Harvard. El enfrentamiento se resolvió con un pago de 65 millones en acciones y efectivo. A la vista del entusiasmo que en 2011 generó la red social en Wall Street, los hermanos decidieron abrir la vía judicial para conseguir más dinero, pero todo les fue rechazado.
Sin embargo, los Winklevoss se acabaron transformando en reputados empresarios muy dispuestos a invertir. Así, durante una escapada a Ibiza, Tylor y Cameron descubrieron cuál iba a ser su verdadero destino. “Estábamos de vacaciones cuando un chico comenzó a hablarnos sobre los bitcoins. Nos sentimos fascinados desde el primer día. Justo en ese momento estábamos intentado regresar al universo tecnológico” manifestaron, hace ya seis años, cuando su inversión inicial de 90.000 bitcoins se establecía como el 1% del universo total. El verdadero triunfo les llegó en 2017, cuando vieron elevada su fortuna gracias al aumento del valor de la moneda virtual. Pese a las caídas que también ha protagonizado en estos años Bitcoin y el empeño de los expertos en aclarar que no se trata de una inversión segura, en 2019 los gemelos vieron duplicar su fortuna más del doble y alcanzaron los 145.000.000 dólares, la mayor riqueza combinada desde 2018 según Bloomberg.
Los Winkelevii, como se les conoce, también crearon una tasa de cambio, conocida como Gemini, y que se utiliza como referencia en el dinero virtual. Además de invertir en la criptomoneda y de asegurarse un viaje al espacio con Virgin Galactic —en 2014 compraron un billete a la compañía de Richard Branson—, los hermanos dedican la mayor parte de su tiempo a impartir charlas y conferencias motivadoras sobre los negocios tecnológicos.
En cuanto a su vida privada, los Winklevoss se hacen bastante de rogar. Se desconoce si actualmente tienen pareja, aunque siempre se les ha visto acompañados de bellas modelos. En sus entrevistas más personales muestran adoración hacia sus progenitores e intentan mostrarse dinámicos a través de su Instagram, donde posan con artistas conocidos como Ricky Martin o Donatella Versace. También exhiben sus pasatiempos deportivos, como el remo o fútbol, y numerosas imágenes de las galas más reputadas a las que asisten, como las fiestas benéficas de amfAR o la gala del MET.
Sus padres son Howard, un consultor de administración de empresas, y Carol. La familia posee una residencia de vacaciones en Quogue, Long Island, y otra casa de unos mil metros cuadrados en Greenwich, Connecticut, donde los hermanos fundaron un club de remo. Después de graduarse de la escuela privada Brunswick School, Tyler y Cameron fueron aceptados en Harvard, donde ambos se especializaron en Economía antes de obtener un MBA equivalente de Oxford en 2010. Dos años antes, consiguieron la sexta posición en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, en la categoría masculina de remo por parejas.
Quienes los conocen dicen de ellos que pese a casi alcanzar la cuarentena, siguen siendo igual de inseparables a como lo eran de pequeños. Según New York Post, en 2011 compartían un BMW M3 y son copropietarios de una casa en Hollywood Hills y de un apartamento en Soho. Aparte, cada uno tiene su propia residencia, pero según algunos amigos cercanos “se pasan el día juntos, y los fines de semana, y las vacaciones”. Los hermanos, que al menos mantienen sus redes sociales por separado, es habitual verlos juntos en sus viajes por Las Vegas, París o Asia y de vestir prácticamente iguales en sus intervenciones conjuntas.
Ahora, tras triunfar el mundo de los negocios, parece que los Winklevoss quieren probar suerte en la industria del cine, y se habla de que preparan una película sobre cómo crearon su imperio del Bitcoin. Según publican algunos medios como Deadline, los hermanos se plantean producir la adaptación del libro Bitcoin Billionaires, escrito por Ben Mezrich —quien también escribió el texto sobre el que se basó la película de David Fincher—, que cuenta el espectacular regreso de los gemelos al mundo de los negocios tras las peleas legales que mantuvieron contra Mark Zuckerberg por la autoría de Facebook. Con su historial, no sería de extrañar que los Winklevoss también quisieran hacer de ellos mismos en la gran pantalla.
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