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Raquel Perera habla por primera vez tras su divorcio de Alejandro Sanz: “Eché de menos un poco de cariño”

“Yo he abrazado después de saber que me habían traicionado y mi dignidad se mantuvo intacta”, explica quien fuera la esposa y asistente personal del cantante

Raquel Perera por las calles del Puerto de Santa María, Cádiz, en julio de 2019.
Raquel Perera por las calles del Puerto de Santa María, Cádiz, en julio de 2019.KMJ/KMA (GTRES)
El País

A principios del mes de septiembre, algo más de un año después de anunciar su intención de separarse, Alejandro Sanz y Raquel Perera firmaban finalmente su divorcio. El cantante y quien fue durante una década su asistente personal y mano derecha en los negocios llegaban a un acuerdo por el que ella volvía de Miami (Florida, EE UU) junto a sus dos hijos en común, Dylan y Alma, pero a su vez recibía una sustanciosa cantidad: un millón de euros en tres pagos y una pensión de 10.000 euros al mes.

Ahora, seis semanas después de poner fin a esa importante etapa de su vida, Perera se ha decidido a contar su historia. Mujer sumamente discreta, apenas hay declaraciones ni fotografías de ella durante su etapa con Sanz, más que en algún evento, concierto o en su famosa boda secreta de 2012.

Sin embargo, ahora Perera se abre con la revista ¡Hola! e incluso se convierte en la protagonista de su portada de este miércoles. Fotografiada entre rocas y montañas con un vestido de gasa en tonos tierra que mueve con el aire, o entre árboles y cascadas con vaqueros, muy sonriente, Perera afirma a la revista que “necesitaba cerrar una etapa antes de abrir una nueva... Y además, cerrarla con paz y con la conciencia muy tranquila".

Perera cuenta por primera vez la historia de cómo conoció y se enamoró de Alejandro Sanz. Fue en 2005, en los Carnavales de Cádiz, donde él era pregonero. Ahí les presentó la entonces manager del cantante, Rosa Lagarrigue, y solo se saludaron para no volver a encontrarse hasta meses después, puesto que ella empezó a llevar “sus asuntos en la oficina”. Después entraron en una buena dinámica de trabajo que les llevó a conocerse, a compartir la manera de ver la vida con una visión y un sentido del humor parecido que les hizo enamorarse. “Me atrajo todo de él en general”, explica Perera. “Me conquistó el niño sensible y lleno de vida que tenía dentro. También su inteligencia. Llegué a enamorarme hasta de sus defectos”, asegura, explicando que además persona y personaje “no se pueden separar”. En el primer viaje que hicieron vio que sería el hombre de su vida.

“No es nada fácil ser mujer de alguien tan destacado”, confiesa, pero también aclara que “tampoco es fácil ser una estrella destacada”. “Yo he intentado siempre conocerlo y adivinarlo, comprenderlo y ponerme en su lugar... y no es nada fácil”, afirma.

Para hablar del fin de su amor, Perera lo compara nada menos que con uno de los grandes temas de Rocío Jurado. “Un día sentí un crujido frío y seco”, afirma. “Me quedé fuera de su campo visual. No sé si eso fue la causa o el efecto. Y que el amor es, a veces, caprichoso”. Pero en cualquier caso sostiene que su vida “como familia es incuestionable”, aunque sí reconoce que el proceso de divorcio “se torció en un momento” y que entonces no reconocía a Sanz. De hecho, para ella “el tema judicial ha sido innecesario”: “Para ser sincera, creo que nuestra historia de amor no se merecía un final con jueces".

“Lo he pasado mal”, reconoce. “Intenté aceptar la situación lo antes posible porque el sufrimiento dura el tiempo que te demoras en aceptar su existencia”. Algo que fue todavía más duro al tratarse de una separación pública: “Suele tener un plus de incomodidad. Pero no sufres más [...] el dolor no tiene jerarquías”.

A sí misma se achaca haber sido “demasiado bondadosa”. De él, afirma, nunca entenderá “las formas”. “Eché de menos un poco de cariño y cuidado. A veces importa más el cómo que el qué”. El hecho de que Sanz empezara rápidamente una relación con otra persona, la artista cubana Rachel Valdés, fue algo que también la dejó tocada. “Tu autoestima como mujer se tambalea, sí. Es un momento donde te sientes herida”, reconoce, también afirmando que “lo que no se debe sentir afectada para nada es la dignidad”. “Parece que la mujer pierde la dignidad cuando acepta que la persona que quiere la traicione, o la engañe, o la deje, pero, en mi opinión, nada más lejos [...], es algo que tiene que ver con esa persona. Yo he abrazado después de saber que me habían traicionado y mi dignidad se mantuvo intacta. Otra cosa son las heridas, la tristeza o las decepciones”, asegura, afirmando que para ella “el perdón es una actitud” y algo que la ayudó a empezar una reconstrucción “de forma inmediata”. “Ha habido días en los que he querido odiar, aunque lo cierto es que no lo lograba, no me han enseñado a odiar. Pero he sentido mucha rabia en algunos momentos y en ese preciso instante es donde tienes que parar y no permitir que la rabia te domine a ti y disparar contra el otro, sino masticarla sola", asegura, explicando que ha “llorado y gritado a solas”.

Alejandro Sanz junto a su ya exmujer, Raquel Perera.
Alejandro Sanz junto a su ya exmujer, Raquel Perera.GTRES

Ahora Perera asegura que aunque “el amor romántico se acabó, obviamente” y ella pretendió dejar de querer a Sanz, sigue habiendo “cariño, un afecto inevitable” con Alejandro Sanz. Además, algo que la alivia es saber que sus hijos “apenas han sentido dolor o sufrimiento” porque han seguido notando una sensación tanto de seguridad como de cariño por parte de ambos. Por ello, cuenta, también tomó la decisión de mudarse a Madrid, la ciudad donde nació y creció, y dejar Miami, aunque de allí echa en falta a algunos amigos. “Quiero que estén cerca de él. Es un padre que se esfuerza mucho por ser y estar y adora a sus hijos”.

“Me siento una mujer libre y serena. No sé si nueva pero de alguna manera renovada”, afirma en ¡Hola!, donde explica que necesitaba poner punto y final a esa relación porque en los últimos tiempos el concepto divorcio pasó a ser el centro de su vida. Además, ya metida de lleno en los proyectos profesionales de Sanz, ella nunca dejó de trabajar, con él o en proyectos propios. “Creo que formábamos un gran equipo, pero quizá ahora con distancia resultó que el ser administradora y apoderada fue más beneficioso para el negocio y menos para la familia”, reflexiona.

Entre las lecciones aprendidas, afirma, están su crecimiento personal como mujer y que “en la pareja el equilibrio y la igualdad son fundamentales para crecer en la misma dirección”. “He aprendido a quererme mucho y mejor”, asegura, explicando que ahora ve el futuro “sin nubes, despejado, delicioso”. Más que enamorarse —"no me veo conviviendo con nadie, pero no estoy cerrada a conocer a alguien que venga a aportarme y sumarme", afirma— ahora quiere pasar tiempo con sus hijos, su familia y amigos. “Y pasarlo bien, reírme mucho”.

Según se explica en el reportaje, quien fue product manager y gestora de los negocios de Sanz desde 2005 tuvo claro con su separación que aunque el matrimonio se acabara no lo haría la familia que habían formado. Después de intentar llevar el divorcio de la mejor manera posible se declaró una guerra entre ambos por el patrimonio del cantante y la custodia de los pequeños, pero una vez superado Perera ha salido, afirma, reforzada del proceso. Ahora busca ayudar a otras personas que hayan pasado o estén pasando algo igual de doloroso y por ello, como psicóloga de profesión, va a formar parte de una plataforma online gratuita aún no estrenada para proporcionar apoyo a quienes lo necesiten, además de contar sus experiencias a través de un blog.

Perera da la callada por respuesta cuando se le pregunta si quiere aclarar algo del acuerdo de divorcio millonario. “Solo diré que para llegar a un acuerdo hay que ceder y normalmente cede más el que menos ego tiene”, remacha, dirigiéndose de forma evidente y no muy positiva a su ya exmarido.

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