Alejandro Sanz y Raquel Perera: un divorcio tormentoso entre Madrid y Miami
El cantante y la empresaria ya no están de acuerdo ni en el tipo de custodia para sus hijos, ni en la pensión que ella reclama, ni en el país en el que debe celebrarse el juicio cuyo inicio está previsto para septiembre
Se avecina tormenta en el proceso de divorcio entre Alejandro Sanz y Raquel Perera. Y aunque el artista diga en sus canciones que “siempre llega la calma”, el enfrentamiento entre el exmatrimonio no ha hecho más que empezar, por lo que dicha paz tardará en llegar. El juicio comenzará en septiembre, más de un año después de que anunciaran su separación y retrasado por la crisis del coronavirus. Por el momento, se desconoce dónde se celebrará la primera vista, si en Madrid, donde ahora se encuentra el cantante, o en Miami, donde vive la empresaria con los dos hijos que tuvieron juntos: Dylan y Alma, de nueve y seis años.
Perera está rehaciendo su vida en la ciudad estadounidense, con nuevos proyectos profesionales y personales. Según la revista Hoy Corazón, la expareja de Sanz se ha mudado recientemente a un chalet en Hibiscus Island, un lujoso barrio ubicado en una isla artificial en el que ella y su familia disponen de seguridad las 24 horas del día. De esta manera, Perera ha abandonado definitivamente el domicilio que compartía con el cantante y por cuyo alquiler pagaban unos 15.000 euros mensuales.
Poco a poco el exmatrimonio va marcando las distancias y se prepara para un litigio que al principio aseguraron que iba a ser amistoso y que ahora está repleto de contraataques. El pasado mes de abril, Sanz presentó una demanda de divorcio en los juzgados de Pozuelo de Alarcón, en Madrid. Un movimiento al que Perera respondió con otra demanda en mayo, pero en Miami, donde convivieron juntos antes de su separación, por lo que la batalla ya no es solo por el contenido de los documentos, sino también por el lugar donde deben juzgarse los hechos. Según el medio mexicano Ventaneando que tuvo acceso a la demanda, la empresaria exige a su exmarido una pensión para sus hijos, además de dinero para gastos escolares, viajes, tutorías, campamentos, seguros médicos o dentales... Para ello pide un pago retroactivo desde julio de 2019, considerando que el artista no ha pagado lo suficiente durante este año. Eso implicaría unos 40.000 euros al mes.
Pero Perera no solo reclamó por sus hijos, sino también por ella. Solicita un seguro de vida del que sea la única beneficiaria y una pensión para ella, por su dedicación y su “contribución y ayuda al éxito profesional, al reorganizar sus compañías y con su sacrificio personal” y que sea acorde con el nivel de vida que ha tenido durante esta década. Así como una repartición equitativa de los bienes obtenidos durante los 12 años juntos. Ella argumenta que dejó de lado su vida personal para contribuir a la economía familiar, criar a sus hijos y hacer que las empresas del músico prosperaran. De hecho, afirma que fue presidenta durante años de Gazul Producciones, principal compañía de Sanz, sin tener un sueldo.
El cantante respondió en un extenso escrito dirigido a la corte de Miami que Perera estaba actuando de mala fe y que su separación se debía solventar en los tribunales españoles, no solo porque él hubiese comenzado el proceso en su país de origen, sino también porque así lo firmaron ambos en su acuerdo matrimonial. Además Sanz añadía que se negaba a pagar los 40.000 euros mensuales que le reclamaba su expareja y rebajaba la cifra a 15.000.
Al poco tiempo, Perera presentó otra demanda, ocurrió en junio y lo hizo también en Miami. En ella exige al juez que congele los bienes de Sanz, en lo que vino a llamar “protección legal temporal”. Su temor es que malgaste todo lo que ha logrado durante estos años y que por tanto no queden bienes para sus hijos.
El futuro de Dylan y Alma también está sobre el tablero. Ambas partes coincidieron en un principio en mantener una custodia compartida. Sin embargo, Perera ha pedido que se modifique porque, según ella, el artista solo ha visto a sus hijos en cinco ocasiones desde que anunciaron su separación. Los compromisos laborales de Sanz le impiden viajar más a menudo a Miami. De hecho, el confinamiento lo ha pasado en Madrid, junto a su actual pareja, la artista plástica Rachel Valdés. Estos últimos días, el cantante ha sido visto acompañado de Valdés y su hija mayor, Manuela, fruto de su primer matrimonio con la modelo mexicana Jaydy Michel. La joven acaba de cumplir 19 años y mantiene una buena relación con la nueva compañera sentimental de su padre. Ambas han acompañado recientemente a Sanz en un acto celebrado en Madrid en reconocimiento a la trayectoria del artista y su vinculación con la capital española. Una imagen más idílica que el cantante quiere mostrar mientras su exesposa mantiene su batalla con él en los juzgados.
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