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Victoria Beckham recurre a la familia para resolver sus problemas empresariales

La diseñadora ha sido criticada por pedir ayudas sociales durante la crisis del coronavirus y se enfrenta a una demanda de 83.000 euros de una exempleada que le acusa de explotación

Victoria Beckham, en Londres, el pasado noviembre.
Victoria Beckham, en Londres, el pasado noviembre.Hewitt/McLees / SplashNews.com (GTRES)

Los últimos meses no están siendo muy positivos para la marca de moda de Victoria Beckham. Con la crisis del coronavirus, la diseñadora se acogió a un plan de ayudas del gobierno británico para empresarios. Una idea que finalmente desechó a los pocos días por el aluvión de críticas que recibió. Su objetivo era aplicar un ERTE a una treintena de sus empleados, por lo que el 80% de sus sueldos estarían cubiertos por el erario público. Diversos medios de comunicación consideraron que la esposa de David Beckham disfruta de una buena situación económica —la revista Forbes calcula que la fortuna que comparte con su marido supera los 350 millones de euros—, por lo que no veían necesario que reclamara dinero al Estado. “Mimada prima donna, el plan de rescate no era para millonarios como tú”, le espetó el presentador Piers Morgan en el programa Good Morning Britain.

Tras el escándalo, un portavoz de la firma homónima explicó temían por el bienestar de sus trabajadores, por lo que vieron en las ayudas estatales una solución, que finalmente resolvieron el pasado mayo con la ayuda de los inversores. Un argumento al que se agarró la propia Victoria Beckham en declaraciones al periódico The Guardian: “Al principio, los accionistas llegaron a un acuerdo con la dirección para suspender a una pequeña proporción del personal. En ese momento no sabíamos cuánto iba a durar el confinamiento o qué impacto iba a tener en el negocio”.

Unas semanas antes de solventar la decisión que estaba destrozando la imagen pública de la diseñadora, Beckham celebró su cumpleaños “más triste”, “devastada” por ser ella la diana de las opiniones negativas. Una mala decisión que, según informó una fuente cercana a The Sun, no tomó ella, sino el consejo de la empresa, que consideró que aquel movimiento “era lo correcto”.

Transcurridos unos meses, tanto la ex Spice Girl como su marca vuelven a estar en el punto de mira por una denuncia de una antigua empleada que trabajó con ella durante ocho años. Kristina Kubiliene, de 54 años, solicita a la empresaria al menos 75.000 libras (unos 83.000 euros) por obligarla a trabajar 15 horas diarias, durante siete días seguidos en el transcurso de la Semana de la Moda de Nueva York. Según esta trabajadora, cortar patrones constantemente durante largas jornadas le llevó a desarrollar el síndrome del túnel carpiano (una afección que se da en las muñecas y que puede provocar entumecimiento e incluso dolor en las manos) y que requirió de una operación para recuperar el movimiento en sus extremidades.

Su abogada, Natasha Moyeed, dijo el pasado mes de abril en un comunicado: “Era una cortadora de patrones y muy buena en su trabajo, pero debido a que era buena tenía la tarea de trabajar durante largos períodos y con telas pesadas”. La letrada comentó que la carga de trabajo de su cliente aumentaba a medida que se acercaban las dos semanas de la moda anuales que se celebran en la Gran Manzana, “sin pausas ni descansos regulares”. “Durante esos momentos le dolían tanto las manos y las muñecas que necesitaba analgésicos para trabajar”.

Supuestamente y siempre según la versión de la exempleada, la firma de Beckham fue negligente por no implantar medidas para prevenir lesiones a largo plazo entre sus trabajadores, pero la diseñadora niega dichas acusaciones. Según unos documentos a los que ha tenido acceso The Daily Telegraph, la empresaria alega que su exempleada no solicitó ayuda y presentaba ya las manos hinchadas dos años antes de comenzar a trabajar en la firma de moda.

Mientras ambas partes dirimen sus diferencias, la familia Beckham ha viajado unos días a Italia y Grecia tras un confinamiento en su mansión de los Cotswolds. De las playas del mar Mediterráneo han disfrutado la diseñadora, el exfutbolista, sus hijos —Brooklyn, de 21 años; Romeo, de 17; Cruz, de 15; y la pequeña Harper, de nueve— y los padres de ella, Anthony y Jackie. También les ha acompañado Nicola Peltz, prometida del primogénito del matrimonio, que últimamente luce los diseños de su futura suegra. Para su pedida de mano llevó un vestido amarillo de corte asimétrico que ya no está disponible en su página web, pero que se vendía por 1.450 euros. El que sí se puede adquirir es otro que llevó la modelo y actriz hace una semana: un vestido negro con estampado floral, de 1.650 euros, al que añadió un cinturón de piel marrón con una hebilla dorada de dos cisnes, que cuesta 350 euros.

Pero Peltz no se ha convertido en la única embajadora de la marca Beckham. También la novia de su segundo hijo, Mia Regan, ha pasado con ellos las vacaciones de verano en el sur de Europa y posa con la ropa de la excantante. Al igual que Peltz, Regan trabaja en moda y ha creado su propio estilo en su cuenta de Instagram, donde sube collage de sus posados con colores estridentes de fondo. Una forma de comunicar a través de las redes sociales que ha conquistado a la empresaria y que ha permitido que la joven colabore con la firma gracias a un tutorial de maquillaje para la marca cosmética Victoria Beckham Beauty, así como con el diseño de varios montajes fotográficos para promocionar una colección cápsula de moda deportiva de Victoria Beckham para Reebok.

Pero la modelo favorita de la diseñadora continúa siendo su hija pequeña. De hecho el nombre de Harper Beckham es una marca comercial desde 2017, al igual que el resto de su familia. Convertida en un auténtico icono de moda a muy temprana edad, la benjamina es una más entre los espectadores de los desfiles de moda, su armario guarda prendas de firmas de alta costura y sus estilismos son analizados con lupa. Incluso Victoria Beckham adaptó uno de sus diseños para que lo pudiera lucir durante la Semana de la Moda de Londres.

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