_
_
_
_

Katy Perry, de estrella desesperada del pop al sosiego de la maternidad

La cantante, pareja del actor Orlando Bloom, espera la llegada de su primer hijo y estrena álbum tras haber superado una depresión

Katy Perry durante su actuación en el Shein Together Virtual Festival, que recaudó fondos para luchar contra los efectos de la pandemia. En vídeo, el concierto virtual de Katy Perry en Tomorrowland.Vídeo: GETTY IMAGES / GETTY IMAGES FOR SHEIN / YOUTUBE
Maite Nieto

No es la primera estrella que se ha sentido viviendo en una montaña rusa dispuesta a fagocitarla, pero Katy Perry sí es una de las que ha hablado abiertamente sobre los momentos en los que se ha sentido perdida e incluso pensó en el suicidio. Nació en Santa Bárbara en octubre de 1984 y la fama la arrolló en 2008 cuando la canción I kissed a girl se convirtió en un himno tarareado en todo el mundo. A este título le han seguido muchos otros éxitos, numerosos premios –entre ellos cinco American Music Awards, 14 People’s Choice Awards y cuatro Guinness World Records– y el título de ser la mujer mejor pagada de la industria de la música en 2018, por delante de Taylor Swift y Beyoncé según Forbes.

Nada de eso evitó que la hija de unos pastores pentecostales que durante su infancia cambió constantemente de domicilio, quebrara cuando en 2017 se enfrentó a una ruptura sentimental –del actor Orlando Bloom con el que actualmente está prometida y va a tener a su primer hijo– y a las tibias críticas que recibió su cuarto álbum, Witness.

Katy Perry no había crecido entre algodones. En su familia hubo momentos de dificultades económicas y la estricta religión que practicaban sus padres limitaba, por ejemplo, el tipo de música que ella podía escuchar. Música religiosa sí, música profana no. Aquellos tiempos y también las sombras de la depresión han quedado atrás y Perry confiesa ahora sentirse en un momento feliz, mientras la llegada de su primer hijo, una niña, es inminente y un nuevo álbum lanzado en plena pandemia le han devuelto la ilusión. El título del nuevo disco, Smile (Sonríe), resulta descriptivo del estado en el que se encuentra la cantante, quien en una entrevista publicada el pasado fin de semana en Sunday Times afirma: “El amor incondicional me salvó”.

Katy Perry no ha tenido problema en abordar su momento de crisis como no lo tiene para asegurar que ahora está “disfrutando del viaje”. Cuando Witness no tuvo el tirón esperado reconoce que miraba a los que se desgañitaban cantando sus canciones y le lanzaban requiebros y no paraba de pensar que ya no les gustaba, que ella no era tan buena como le habían hecho creer sus años ininterrumpidos de éxitos. “Me deprimí clínicamente”, afirma en la entrevista. Nunca ha ocultado que recibe terapia desde los 25 años, pero en esa ocasión era diferente. “Siempre he podido evitar el problema, pero esa vez me golpeó duro. Era como si se me torciera el cerebro y necesitara muletas”, recuerda. Hasta entonces las canciones habían bastado como bálsamo pero en ese momento tuvo que recurrir a la medicación. Una etapa superada de la que ahora solo conserva la terapia y la meditación, de la que es una gran defensora.

Orlando Bloom y Katy Perry, en la Gala for the Global Ocean, en septiembre de 2018.
Orlando Bloom y Katy Perry, en la Gala for the Global Ocean, en septiembre de 2018.Daniele Venturelli (Daniele Venturelli/ Getty Images)

Fue en mitad de ese año caótico cuando ella y Bloom se separaron. “No tuve más remedio que emprender un viaje emocional, espiritual y psicológico, o tenía probabilidades de no ver 2018”, explica al medio británico. Ahora la pareja espera su primera hija en común. Y Katy Perry se muestra pletórica incluso con el voluminoso físico de su último tramo de embarazo: “Amo mi cuerpo y estoy orgullosa de ello”, dice rotunda. Un embarazo deseado que formaba parte de sus planes de remontada para 2020, cuando comunicó a los responsables de su discográfica : “Voy a quedarme embarazada y quiero sacar este disco”.

Vuelve a sentirse fuerte. una fuerza que comparte con su pareja, que tiene otro hijo, Flynn, de su primer matrimonio con la supermodelo Miranda Kerr. De Orlando Bloom afirma que es “muy sensible y evolucionado emocionalmente” y que esa es precisamente una de las cosas que más les une: “Amamos el misticismo, las conspiraciones, los extraterrestres..., la aventura de la mente”, dice.

Pero Perry no levita en un mundo irreal. Después de ser chica pin-up, bomba sexual, objeto de polémica en la redes sociales, activista política y sentir que tocaba fondo, ahora está preparada para tomarse un largo descanso cuando nazca su hija. No sabe si esto es la felicidad pero sí está segura que yo no es “una estrella del pop desesperada que tiene que alcanzar ciertas cifras para sentirse digna”. Katy Perry ha recuperado la sonrisa.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Maite Nieto
Redactora que cubre información en la sección de Sociedad. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora de información local de Madrid, subjefa en 'El País Semanal' y en la sección de Gente y Estilo donde formó parte del equipo de columnistas. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_