Taylor Swift y Katy Perry entierran el hacha de guerra con un plato de galletas
Tras años de enfrentamiento, Perry ha publicado una foto en su cuenta de Instagram en la que se reconcilia con su eterna enemiga
Un puñado de galletas como toda pipa de la paz. Con una fotografía de un plato rebosante con más de dos docenas de estos dulces ha querido demostrar Katy Perry que su larga enemistad con la también cantante Taylor Swift está muerta y enterrada.
La tensa bronca entre ambas es pública y viene de lejos, pero Perry la ha zanjado mediante esa foto, que ha titulado "Feels Good" ("Pinta bien"), en un doble sentido hacia las galletas y hacia su retomada relación con Swift, a la que ha etiquetado en la imagen para que quede claro hacia quien iba dirigido el mensaje. Para darle más intención al asunto, ha datado la foto en un (evidentemente inexistente) lugar que ha llamado "Let's Be Friends", "Seamos Amigas". En el plato de las galletas se lee, pintado con lo que parece sirope: "Peace at last" ("Al fin la paz").
Para mayor alegría de quienes buscaban la reconciliación en la pareja, no solo Katy Perry ha tirado el guante, sino que Taylor Swift se ha dignado a recogerlo, contestando a la foto con un puñado de corazones. Si la imagen ha logrado más de 1,2 millones de Me gusta, el montón de corazones de Swift ha conseguido cerca de 70.000 en apenas 12 horas.
La historia de la reconciliación pone punto final a un problema que lleva más de cinco años enquistado. Aunque se supone que las divas pop habían hecho las paces en mayo de 2018 (cuando Perry le mandó a Swift una rama de olivo junto a una carta manuscrita en la que le decía que le "encantaría arreglar las cosas"), hasta el momento no se habían escrito ni contestado a mensajes mutuamente y forma pública. Hasta ahora.
Fue durante la gira de 2012 y 2013 de Swift, llamada Red, cuando arrancaron sus problemas. Según ella, Perry le robó un par de bailarines que solían acompañarla. Sin embargo, según contó Perry en un programa de James Corden, la cuestión no fue exactamente así. "Había tres bailarines que se iban con ella de gira, pero antes me pidieron permiso para hacerlo", contaba entonces Katy Perry. "Les dije: 'Claro, ahora mismo no tengo disco, así que id a por el trabajo, ella mola y todo eso. Pero yo voy a tener disco más o menos en un año, así que aseguraos de poner una cláusula de preaviso de 30 días en el contrato, en caso de que queráis volver conmigo cuando os avise de que voy a regresar'. Entonces pasó ese año y les mandé un mensaje y les dije: 'Mirad, solo para vuestra información, voy a empezar [la gira]'. Ellos dijeron: 'Vale, vamos a hablar con la organización sobre el asunto'. Lo hicieron y les despidieron. Intenté hablar con ella sobre el tema y no quiso. Se cerró en banda por completo".
Para Swift, sin embargo, la cuestión de los bailarines fue más que eso y se trató de un ataque en toda regla: "Básicamente trató de sabotearme una gira entera. Intentó contratar a un montón de gente de mi equipo sin que yo me enterara. No soy una persona conflictiva, no te creerías cuánto odio las disputas. Así que ahora tengo que evitarla. Es incómodo, y no me gusta". Todo ello aderezado también con una cuestión personal: Katy Perry salió durante un tiempo con el compositor John Mayer, exnovio de Taylor Swift (esta llegó a dedicarle la canción Dear John).
Ese malentendido con los tres bailarines solo fue el principio de una batalla de dos cantantes que llegaron a polarizar al público y a obligarles a dividirse entre la una y la otra, entre #TeamKaty y #TeamTaylor. Su enemistad llegó, supuestamente, incluso a las letras de sus canciones, donde se atacaban mutuamente. Ahora tendrán que buscar la inspiración en su retomada amistad que quizá les sirva, quien sabe, incluso para hacer futuras colaboraciones.
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