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Sidney Poitier, el primer negro en ganar un Oscar que se enfrentó al rechazo

Pese a su éxito, el actor fue criticado por representar los ideales de los blancos y no los de su propia raza

Muere Sidney Poitier
Sidney Poitier, en la gala de los Oscar de 2014.Axelle/Bauer-Griffin (FilmMagic)

En la película de El mayordomo (2013) —una de tantas cintas que se recomiendan estos días para comprender las protestas que se suceden en Estados Unidos a raíz del asesinato del afroamericano George Floyd a manos de la Policía de Minneapolis el pasado 25 de mayo— se menciona el nombre de Sidney Poitier en una ocasión. Se trata de una escena que refleja las múltiples discusiones que hay entre el protagonista, un mayordomo negro que sirve en la Casa Blanca, y su hijo, un joven obstinado que considera que el cambio se consigue de una manera menos pacífica. Mientras que para el resto de la familia Poitier era digno de admiración, para el muchacho solo era un mero actor que representaba el concepto de hombre negro acorde con los ideales de los blancos, doblegado ante sus órdenes.

Un fiel reflejo de lo que suponía verdaderamente la figura del intérprete entre la sociedad afroamericana. Por un lado estaban los que aplaudían que Poitier fuese considerado una estrella en Hollywood, lo que suponía mayor visibilidad para ellos y un avance en sus derechos. Por otro, los detractores que solían referirse a él como “negro blanco”, pues opinaban que era una estratagema de la industria para ocultar que continuaba siendo extremadamente racista.

Muchos en la meca del cine presumían de ser tolerantes y liberales. Pero si de repente apareciese su hija con la sorprendente notica de que iba a contraer matrimonio con un hombre negro, ¿darían su bendición a dicho enlace? Esa era la cuestión que planteó Adivina quién viene esta noche (1967), donde Spencer Tracy y Katharine Hepburn habían educado a su hija, interpretada por Katharine Houghton, con una serie de valores en los que no había cabida para la discriminación. Sin embargo, una cosa es la teoría y otra, la práctica, pues a ambos les invade el miedo a los retos que deberá afrontar la pareja el resto de su vida.

Sidney Poitier, Katharine Houghton, Katharine Hepburn y Spencer Tracy, en una escena de la película 'Adivina quién viene esta noche', de 1967.
Sidney Poitier, Katharine Houghton, Katharine Hepburn y Spencer Tracy, en una escena de la película 'Adivina quién viene esta noche', de 1967.MPTV.net

Este es uno de los largometrajes más populares del actor, donde se convirtió en uno de los primeros intérpretes negros en besar a una actriz blanca en pantalla. Eso sí, no captado por la cámara de forma directa, sino a través del retrovisor de un taxi. Poitier fue el primer actor negro en muchas cosas. También en ganar el Oscar. Estuvo nominado como Mejor actor en 1959 por Fugitivos, pero no consiguió la codiciada estatuilla hasta 1964 gracias a su interpretación en Los lirios del valle. Acostumbrados ahora a los discursos reivindicativos en este tipo de ceremonias, el suyo fue conciso. Dio gracias por el premio, nombró a algunas personas, entre ellas al director y al guionista de la película, sonrió emocionado y se marchó.

Pero aquel momento fue histórico para los afroamericanos. Una inspiración para la presentadora Oprah Winfrey, que entonces tenía 10 años. “En 1964 era un niña pequeña sentada en el suelo de la casa de mi madre en Milwaukee viendo a Anne Bancroft presentar el Oscar a Mejor actor [...]. Subió al escenario el hombre más elegante que jamás haya recordado. Su corbata era blanca, su piel era negra y lo estaban celebrando. Nunca había visto a un hombre negro siendo celebrado así", contó la periodista en los Globos de Oro de 2018. Fue un momento que se le quedó grabado en la mente, como a otros muchos de su raza.

Después llegaron otros títulos: La vida vale más, Rebelión en las aulas y Un hombre para Ivy, entre otros. Poitier era tanto en la vida real como en al ficción un hombre prudente, honrado y educado. La rectitud con la que obraba el actor en el mundo de los blancos no era bien vista por todos los negros, en una época en la que se contraponían la figura de Martin Luther King y los Panteras Negras. Pero también había blancos que no aceptaban la integración que vivió el actor en el celuloide. Poitier y Harry Belafonte casi fueron asesinados por el Ku Klux Klan en Misisipi, así que cuando en 1966 Poitier protagonizó En el calor de la noche se negó a filmar en escenarios naturales y el sur de Estados Unidos se recreó en Illinois. Como no encontraron una plantación de algodón en el norte, el equipo grabó durante unos días en Tennessee, por lo que el actor dormía siempre con una pistola bajo la almohada.

Lo que hay que tener en cuenta es que los personajes que encarnó Poitier no eran acordes al público blanco, con mentalidades simples y mostrándose serviciales y obedientes. Lejos de eso, el llegó al cine para cambiar la percepción que había hacia otras razas en una industria dominada por los blancos. “El tipo de negros que aparecían en pantallas siempre era negativo, bufones, payasos, mayordomos, verdaderos marginados. Este era el contexto cuando yo llegué hace 20 años y elegí no formar parte de los estereotipos... Quiero que cuando la gente salga del cine sienta que las vidas los seres humanos son importantes. Esta es mi única filosofía sobre las películas que hago”, explicó durante una entrevista en 1967.

Sidney Poitier, condecorado por Barack Obama con la Medalla de la Libertad, en 2009.
Sidney Poitier, condecorado por Barack Obama con la Medalla de la Libertad, en 2009.Christy Bowe- ImageCatcher News (Corbis via Getty Images)

En esa misma conversación mencionó que sus hijas —tiene seis, de dos matrimonios diferentes— iban al cine pero pocas veces se sentían reflejadas en sus tramas. Los personajes negros no eran realistas. Sin embargo, él, como tantos otros intérpretes, ha conseguido que Hollywood sea el punto de partida del cambio social. Ya nonagenario, el actor dejó hace muchos años el cine, pero continúa siendo muy aplaudido por abrir el camino a futuros actores. En 2002 recibió el Oscar honorífico y en 2009 Obama le condecoró con la Medalla de la Libertad. “Ha marcado hitos de excelencia artística y del progreso de Estados Unidos”, señaló el entonces presidente sobre el actor al que le han seguido otorgando más distinciones por su legado. Unos logros y unos avances que consiguió sin lanzar proclamas. Simplemente siendo discreto, constante y trabajador.

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