Los vaivenes de Nacho Vidal
El actor fue imputado en 2012 en una trama de evasión fiscal y desde hace un año intenta recuperar otra imagen como padre de familia y dejar de lado su personaje porno
Nacho Vidal, detenido en Valencia imputado por un homicidio imprudente, contaba hace un año en una entrevista con este periódico que quería dejar atrás su vida pasada, esa que le convirtió en uno de los actores porno más famosos, para ser simplemente Ignacio Jordá. Explicaba que deseaba despojarse de la etiqueta de “personaje” para ser solo “persona”. La decisión venía precedida de un presunto contagio de VIH que salió a la palestra y le noqueó a él y a su familia, pero que en realidad era un síndrome de Reiter (afección que atañe a los ojos, a las articulaciones ya la uretra), que le dejó dos semanas sin dormir y cuatro meses “encerrado”. Esta afección se puede desarrollar por enfermedades de transmisión sexual y fue lo que contribuyó a dar un “falso positivo” en las pruebas del VIH, contó el mismo.
Sucedió recién llegado de Colombia donde pasó una larga temporada y donde también acaparó titulares. Vidal presentó una denuncia por abusos sexuales contra un médico de una clínica de Bogotá (Colombia) que supuestamente le hizo bajarse los pantalones y le sometió a tocamientos cuando acudió a su consulta porque, tras un viaje, le dolía un oído. El actor filmaba la versión extraporno (XXX) de la serie Narcos de la plataforma Netflix. La Clínica del Country admitió que recibió una queja del actor, pero añadió que la evaluación médica “respondió a los síntomas referidos por el paciente durante la consulta”. Además pidió la colaboración del paciente para intentar aclarar los hechos.
Vidal, de 46 años, y la justicia se han cruzado en más ocasiones. En 2012 se relacionó al actor con una supuesta trama de evasión fiscal dirigida por el empresario y marchante de arte Gao Ping, quien habría utilizado la productora del actor porno para blanquear capitales desde febrero de 2011. Casi 14 millones de euros procedentes de Estados Unidos que fueron enviados a empresas de la trama radicadas en China, según consta en un informe de la Fiscalía Anticorrupción sobre la Operación Emperador.
Vidal negó los hechos. “Gracias a todos por el apoyo mostrado. He salido sin ningún tipo de cargo, soy inocente y lo seguiré demostrando durante los próximos días”, escribió en la red social Twitter. El actor quedó en libertad después de declarar ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu aunque imputado formalmente por un delito de blanqueo de capitales, según informaron fuentes jurídicas. Este caso llegaba a la vez que Vidal ocupaba titulares por protagonizar una orgía multitudinaria con cerca de 40 voluntarios en un espectáculo de Fura dels Baus y mientras impartía un taller de sexo en el que enseñaba nuevas técnicas para mejorar la satisfacción sexual.
Su carrera en el mundo del porno empezó en su juventud en la mítica sala Bagdad de Barcelona, donde realizaba números de sexo en vivo. Un día de función uno de los espectadores quiso tomarse un café con él, era 1998. Ese hombre era Rocco Siffredi. El mítico actor de cine para adultos sugirió a Nacho que hiciera las Américas con él, que en Estados Unidos la industria del porno era algo serio, con salarios impensables en España. Y siguió su consejo. Desde su marcha a Estados Unidos, Vidal no hizo más que crecer. Su fama, sus contratos y una habilidad casi innata para el cine X le convirtieron con el tiempo en el sucesor del más grande del género, de su descubridor.
En los últimos tiempos Nacho Vidal se presenta como un abnegado padre de familia que ayuda a su hija Violeta para afianzarse con su identidad sexual “Soy una niña, me llamo Violeta”, le dijo Ignacio, de seis años, a sus padres, Nacho Vidal y la también actriz de cine para adultos Franceska Jaimes. Desde entonces ambos emprendieron un camino para conseguir que su hija fuera quien realmente es. Un esfuerzo que acabó plasmado en el documental Me llamo Violeta, que después de tres años de trabajo se estrenó en 2019 en el Festival de Cine de Málaga. “Ni Franceska ni yo somos super padres, solo simplemente padres. Acompañamos a nuestra hija en un camino que ella quiere tomar y lo hacemos desde la empatía y el respeto”, declaraba el actor. “Hoy por hoy, mi hija tiene derecho a ir vestida como le dé la gana, a llamarse Violeta y a poder cambiar el libro de familia porque ella se siente chica y no chico. Pero ¿quién soy yo para decir lo que ella es o no es? ¿quién es nadie para hacerlo?”. Durante el festival cinematográfico, Nacho Vidal posó orgulloso con su familia. “Me gusta estar mucho con mis hijos”, afirmó, “pero el hecho de tener una hija transexual, que lo haya aceptado y que lo diga no me hace mejor padre. Un padre que castiga a su hijo por jugar con muñecas o a una hija por jugar con la pelota, no es un padre”.
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