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El duque de Alba ante el futuro: una nieta en camino y energía verde

Carlos Fitz- James Stuart habla de los cambios en su patrimonio y pide a su hermano Cayetano que no opine de su gestión

Carlos Fitz-James Stuart y Martinez de Irujo, duque Alba.
Carlos Fitz-James Stuart y Martinez de Irujo, duque Alba.Cordon Press

Cinco años después de heredar el patrimonio de la Casa de Alba como nuevo duque, Carlos Fitz-James Stuart habla del futuro inmediato de la entidad que gestiona, que pasa por la próxima llegada de su primera nieta y en otro aspecto el fomento de energías verdes en sus fincas. El aristócrata está feliz con la llegada de la niña que espera su primogénito, Fernando y la esposa de este, Sofía Palazuelo, y desea que se parezca a su bisabuela, Cayetana. “La niña será la futura duquesa”, cuenta orgulloso en declaraciones a la revista ¡Hola!

El duque se muestra satisfecho de su trabajo. En unas declaraciones realizadas hace unos meses lo decía: “He hecho muchísimas cosas aunque no me corresponde a mí decirlas. He mejorado notablemente la situación económica de la Casa. He ordenado el patrimonio artístico y he abierto mis tres casas: primero Dueñas, luego Monterrey y ahora Liria; y llevo restaurados más de 50 cuadros”. Estas decisiones no han sido del agrado de su hermano menor, Cayetano Martínez de Irujo. El duque, de natural muy prudente, dice: “Yo no tengo en cuenta eso. Que él opine de lo suyo, porque de lo mío no tiene nada absolutamente que ver”. Carlos Fitz-James, tras la muerte de su madre y según las reglas de la Casa de Alba, heredó el patrimonio familiar.

Carlos Fitz-James Stuart, duque de Alba, frente a un paisaje de José de Ribera.
Carlos Fitz-James Stuart, duque de Alba, frente a un paisaje de José de Ribera.Julián Rojas

En 1976 Cayetana de Alba creó la fundación para mantener íntegro (e inviolable) el legado histórico de la familia, formado principalmente por la colección que montó Carlos Miguel Fitz James (1794-1835), decimocuarto duque de Alba. A él le deben la compra de las pinturas de las escuelas italiana, flamenca y española. Entre las joyas —señaladas como cardinales en el Museo del Prado— destacan ejemplos de Bellini, Palma el Viejo, Perugino, Tiziano, Luca Giordano, Andrea del Sarto, Guido Reni, Rembrandt, Rubens, Antonio Moro, Teniers, Ingres, Murillo, Ribera, Velázquez, Goya, Mengs o Raimundo de Madrazo.

La fundación se compone desde su creación por 219 óleos, 54 dibujos, 177 acuarelas, 137 miniaturas, 52 tapices, el archivo y la biblioteca (de más de 30.000 volúmenes, con los Diarios de a bordo de Colón, una Biblia miniada del siglo XV o el testamento autógrafo de Felipe II), además de los muebles y los objetos que se podrán ver en el recorrido. Y, por supuesto, el mayor jardín histórico privado que se conserva en el centro urbano madrileño. El palacio neoclásico levantado por Ventura Rodríguez, de 1770, fue destruido por los bombardeos franquistas en la Guerra Civil y reconstruido por Edwin Lutyens entre 1939 y 1956.

Cayetano Martínez de Irujo reivindica sin cesar su papel. En su libro, publicado a finales del pasado verano, asegura: "La transición de la Casa de Alba al siglo XXI la he hecho yo por encargo de mi madre y me ha molestado que me hayan apartado y no me lo hayan agradecido. A día de hoy mis tres hermanos mayores no me quieren”. Y añade: “El 1 de enero de 2015, un mes después de morir mi madre, mi hermano Carlos me quitó de todo: todas las atribuciones que tenía dentro del palacio y dentro de la estructura, me dejó sin sueldo, me dejó en la calle. No tenía ningún ingreso”. Él asegura que solo ha hecho frente a la historia de su vida y que no tiene nada en contra de ninguno de sus hermanos, aunque está más próximo a Fernando y a Eugenia. También afirma que se decidió a escribir el libro cuando tenía todo digerido, sin resquemores, pero que ha querido hacerlo con total sinceridad. Y que solo busca dejar constancia de lo que ha hecho por la Casa para evitar que le borren del mapa.

En estos tiempos, el nuevo duque quiere seguir innovando e implantar en sus propiedades energías verdes. De hecho cuenta que ya lo ha hecho en dos fincas que posee en Córdoba. “Llevo con ello cuatro o cinco años pero es ahora cuando lo estoy ampliando. Lo importante no solo es producirla, también evacuarla, y para eso en Córdoba tengo una central al lado de la finca. Produzco unos cien megavatios. Tengo energía solar y fotovoltáica”.

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