Menú semanal de El Comidista (22 a 28 de enero)

Queso azul, bulbos de invierno, cítricos y escarola, unidos y dispuestos a enseñarte quién manda en el mundo de las ensaladas.

Este plato te hará quedar como el más cosmopolita del curro cuando lo saques del táper (aunque no hayas cruzado ni la frontera de tu provincia).

Este flan de dulce de leche hará que te estalle la cabeza. El secreto para conseguir su textura está en la temperatura, así que pon atención. ¡A salivar!

Lo básico de esta receta es el asado de la berenjena y la presencia de un líquido ácido y aceite en la marinada. A partir de ahí, libertad creativa total.

Unas lentejas sabrosas, nada pesadas y a las que la alcachofa les da un toque muy especial, sin renunciar al chorizo y los demás sacramentos.

Ellas, y en general todos los cítricos, son nuestra salvación frutera en el invierno: jugosa, dulce, nada empalagosa, cargada de toneladas de vitamina C...

La legumbre más rápida de cocinar y una buena cantidad de verdura son la base de una crema que puede tomarse caliente, fría o a temperatura ambiente.

El contramuslo tierno, la salsa sabrosa y el toque dulce de peras y manzanas te garantizan guiso rápido, sencillo y ligero que te hará gozar.

Un clásico de la cocina tradicional francesa que se hace en un periquete y con solo cinco ingredientes. Parece mentira, pero está tirada de hacer.

Mandamos el steak tartar de viaje a Italia aliñándolo con aceitunas, tomate deshidratado, albahaca, limón y aceite.

El punto tostado de los grabanzos va tan bien con las espinacas como con el yogur, pero lo mejor de este plato es que se hace en 10 minutos.

Unas joyas de la alta cocina internacional con status de postre de relumbrón. ¡Flambéalas por todo lo alto!

La versión tradicional lleva berenjena, pero también puede prepararse con calabacín. Y elegir si lo fríes o lo cocinas a la plancha, o qué queso le pones.

Un plato de comida rápida de la buena. Lo único que lleva cierto tiempo es la cebolla: para que quede crujiente, se requiere un poquito de paciencia.

La salsa de chocolate lo hace más postre y menos bizcocho y culmina una combinación redonda, aunque se puede prescindir de ella.

Para degustar el lejano Oriente no hay que complicarse la vida: un bocadillo de chuleta empanada y una salsa con regusto samurai.

Esta panna cotta fue creada como homenaje a esa época del año y a esas buenas señoras que pasan frío para hacernos felices.

Una receta inspirada en el trabajo del pizzaiolo Jesús Marquina que será la delicia de cualquier carnaca que se precie.

La clave de su éxito es la combinación de sabores dulces con el punto salado del queso cremoso y del feta, más el añadido ácido de la mandarina.

Aquí tienes todos los secretos para conseguir una caña perfectamente tirada y disfrutar un buen trago.