Menú semanal de El Comidista (13 a 19 de noviembre)

Darle más protagonismo a esta ensalada es tan sencillo como ponerle una base de hojas verdes variadas y una manzana ácida cortada muy fina.

Un plato italiano tradicional que tiende un puente hacia Oriente gracias a uno de sus ingredientes más refrescantes: el jengibre.

Para escoger un buen ejemplar, fíjate en que sea pesada –respecto a su tamaño– y tenga un color bastante rosado o rojizo.

La versión tradicional lleva berenjena, pero también puede prepararse con calabacín. Tú eliges si lo fríes o lo cocinas a la plancha y qué queso le pones.

El fraile Juan Altamiras publicó en 1745 el revolucionario 'Nuevo arte de la cocina española'. Su receta de pollo guisado sigue estando igual de buena.

Fruta asada y caramelizada sin azúcar añadido, un chocolate potente y una crema con un toque suave de queso azul: un jetapostre grandioso.

Mezcla mantequilla con miso y descubre el aderezo que mejorará cualquier plato gracias a su textura y al profundo sabor de la soja fermentada.

Un potaje para deficientes culinarios que consiste en echar cosas en dos cazuelas y dejar que se hagan a fuego lento.

Esta fruta es rica en pectinas, aminoácidos, fibra y elementos como calcio, hierro o potasio, así que aprovecha las que trae la nueva temporada.

Como primer plato se puede comer tal cual, pero le puedes dar un poco más de enjundia y si las acompañas con una tostada –o dos–.

Un segundo de pescado ultrafácil consistente en una especie de tataki de atún con otra especie de hummus de almendras.

La ensaimada es una pieza de bollería hojaldrada que, a diferencia de otras como el cruasán, no es ultramegarecontradifícil. ¡Que corra la manteca!

La ensalada de col no es esa sopa sosa que ponen con la comida rápida: haz esta versión con apionabo y chirivía y descubrirás su frescura original.

¿Tienes ganas de un puchero reconfortante pero no puedes esperar dos horas a que se hagan las judías? Con esta receta vas a llorar de gusto.

Las naranjas son más ácidas al principio de la cosecha –aunque ya arranca la navelina–, pero van subiendo de dulzor a medida que avanza el frío.

Si se quiere un plato más completo, se pueden rehogar antes unas patatas cortadas en láminas con cebolla y ponerlas en la base del asado. Fetén.

Volcán. Fluido. Culán. Lo llames como lo llames, este postre cuasi viejuno es insultantemente fácil e indecentemente bueno.

Uno de los cortes más gorrinos y satisfactorios del cerdo se da una vuelta por Asia, se refresca con un encurtido casero rápido y se mete entre dos panes.

El frescor de los cítricos y el punto salado del queso de cabra redondean un postre que parece muy finolis, pero que se hace con la gorra.

Esta versión sirve para salirse un poco de los daiquiris más convencionales -piña, fresa, plátano- con un producto alternativo y en plena temporada.