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Catástrofes culinarias del confinamiento

La cuarentena nos ha obligado a cocinar más, y los desastres en cazuelas, sartenes y hornos no se han hecho esperar. Ésta es una selección de los más dramáticos y divertidos.

Un bizcocho con evidentes problemas intestinales
Un bizcocho con evidentes problemas intestinalesTWITTER (@JLGUERREROMARIN)
Carlos Doncel

Del aburrimiento puede salir la mejor de las obras o el peor de los desastres. En el terreno gastronómico, bastan dos segundos de tedio para decidir seguir una receta tal cual o, por el contrario, experimentar un poco a ver qué sale. Son estos últimos los casos en los que el hastío puede aplastar a la coherencia, la irracionalidad a la lógica, y la piña a la zanahoria en un cocido. Momentos de –escasa– lucidez que durante este confinamiento parece que se han multiplicado, en vista a las desastrosas pruebas de alquimia que habéis mandado por Twitter tanto a nosotros, con el jasca #confinaFAIL; como a este hilo de HayHambre, la página semanal sobre gastronomía de la revista satírica El Jueves.

"Estar confinados y aburridos nos ha lanzado a algunos cocinillas sin experiencia a los fogones. Creemos que una receta es una leve recomendación a seguir o que 'si no tengo caldo, pues servirá un culín de vodka'. Y luego pasa lo que pasa", comenta Carlos Escuin, guionista de HayHambre. El pasado 15 de abril, tras perpetrar un crimen de tortilla por el que tendrá que comparecer ante la Audiencia Nacional, subió la foto al perfil de la sección y pidió a los tuiteros que dieran cuenta de sus crímenes culinarios. Lo petaron sin esperarlo y aparecieron decenas de fechorías. "Creo que el hilo ha tenido tanta repercusión porque la gente se ha identificado mucho. Se sentían humoristas, tanto posteando sus creaciones infernales como comentando los fails de los demás", afirma Maribel Carod, dibujante de esta página semanal.

Otro experto que conoce bien este coyuntural aumento de la indignidad gastronómica es el emir comidista Mikel López Iturriaga. Según confiesa, durante el confinamiento ha cometido dos atentados gastronómicos: unas natillas modernuquis de influencer, "que se quedaron en un lodo espeso y megaempapuzante que no había por dónde cogerlo"; y una cremasalsa de verduras "que acabó en su destino natural, la taza del váter". Como veis, nadie está exento de cometerlos.

Pero ¿cómo podemos evitar caer en estos delirios? "Pensándolo dos veces antes de emprenderlos. Calibrando bien si los ingredientes van a congeniar, y si realmente vas a alcanzar el sabor y la consistencia buscados", opina Mikel. En situaciones como las actuales, hay un riesgo real de que, por puro tedio, se nos vaya un poco la flapa y nos creamos Ferran Adrià. "Hay que ser consciente de las limitaciones culinarias de cada uno, aunque no podemos martirizarnos: el conocimiento humano avanza a base de prueba y error", anima el líder comidister con evidentes influencias de la ciencia moderna.

Por esta (sin)razón hemos recopilado las invenciones culinarias más extrañas que habéis enviado por Twitter a los amigos de HayHambre y a nosotros. Una selección que apoya la tesis de que, en este confinamiento, la creatividad gastronómica está desbordada.

Salchisantes

"Este plato bien merece un premio a la originalidad por su magnífica presentación y emplatado", afirma la viñetista Maribel Carod. Quién sabe si dentro de unos años se sirven brócolis embuchados en frankfuts o perritos calientes embutidos cual morcilla con calabacines. No hay duda de que las salchisantes tienen ínfulas de parecer sanotas, pero no te las terminas de creer del todo. Como las ensaladas del McDonald's.

Pizza con Colacao

Siempre me he preguntado quién fue el primero en atreverse a comer un cardo o un higo chumbo. Quiénes fueron aquellos valientes a los que no les importó morir si con ello podían traer algo bueno a la sociedad. Todos sabíamos que al Colacao no le sienta bien la leche fría, pero ¿y hornearlo junto a una pizza? De eso no teníamos ni idea. Suerte que este tuitero se ha arriesgado a probarlo y la humanidad ya sabe que es un verdadero truño.

Fruta y verdura chocolateada

A casi todos nos gusta el chocolate. Algunos incluso matamos por un helado Magnum Doble. Entonces ¿por qué no mezclar en un bol aceitunas negras, plátano, tofu y brócoli con chocolate del 85%? "¿Qué puede salir mal?", se preguntaría la usuaria que nos envió el tuit. Lo que vino a continuación no te sorprenderá.

Fresas con guacamole

México llora más que por la muerte de Cantinflas. "Frida Khalo se revuelve en su tumba", responden desde HayHambre. Jamás pensaban en el país americano que su tan apreciado guacamole acabaría así, mezclado con una fresas como una nata montada cualquiera. Vilipendiado y reducido a la categoría de "acompañante de postre". La virgen de Guadalupe nos coja confesados.

"Bizcocho" de calabaza

Marta tenía calabazas asadas pero el sabor era horrible. Decidió hacer un bizcocho con ellas. No tenía harina y usó maicena, no podía ponerle azúcar y cogió fructosa. Lo hizo "en olla lenta" y, sin pretenderlo, volvió al punto de partida: aquello no se lo comía ni un gato harto de Whiskas. Un #confinaFAIL de manual.

Dulces de nata y fresa

Muchas veces el fallo está en el referente. Lo de "mis límites me los marco yo" no es tan así, aunque los brazos de los futbolistas digan lo contrario. Esto mismo le ha ocurrido a Alba, que vio en internet unos dulces monísimos y ultraperfectos, pero cuando quiso hacerlos, la realidad le devolvió espachurramiento y decepción. Se parecen tanto a los originales como Lebron James a Federico Jiménez Losantos.

Tortilla calzone

Definición gráfica de "quien mucho abarca, poco aprieta". Jordi decidió innovar en esto de la cocina fusión y quiso rellenar una tortilla con media huerta murciana (que habrá quedado desabastecida después de esto, seguramente). Como era evidente, ni calzone ni tortilla, pero con un poco de tomate frito hubiese salido pisto para que comiese el bloque entero.

Panna cotta de chocolate con almendras

Ocurre también que en ocasiones se nos pasa utilizar algún ingrediente en la receta. O lo usamos, pero no en la proporción correcta. Paula, por ejemplo, se quedó corta de gelatina y le salió una torta de aceite en lugar de una panna cotta. De sabor buenísimo, eso sí, pero más fina que un DIN A4.

Coronapudin antitripofóbicos

Así ha titulado a su creación la tuitera que nos mandó la foto. Al parecer hizo doble combo fail: quiso aprovechar unas aberrantes magdalenas y le salió un pudin que, si pudiera hablar, estaría pidiendo a gritos que lo sacrificasen. No miento si digo que me han subido las dioptrías al ver esta imagen.

Beicon vegano

Y por qué no. La intención es buena: el beicon en grandes cantidades puede ser más perjudicial que un disparo en un órgano vital, así que la alternativa vegana puede ser un buen recurso. Helena lo intentó con zanahorias, y el resultado es ideal para cualquier vegano que le haya pillado el confinamiento perdido en el desierto del Sáhara.

Bizcocho escatológico

El propio José Luis describe a la perfección su monumental obra: "En esto que te animas y le empiezas a echar más cosas de la receta original, un par de cazos de proteínas... Y sale una mierda, pero literal". Solo espero que entre los ingredientes que le ha echado de más no esté el Duphalac (que por esos trocitos caídos en la mesa me da que sí). La has cagado, José Luis.

Intoxicación por narcisos

Sergio, el marido de Cinta, recogió un puñado bastante generoso de lo que él creía ajos tiernos. Sorpresa: no eran ajetes sino narcisos. Sorpresa 2: los pasaron por la sartén y se los comieron. Traca final: los narcisos, y sobre todo sus bulbos, son tóxicos. Por suerte tanto Sergio como Cinta se encuentran bien, pero a buen seguro que no vuelven a coger del patio ni un billete de 20 euros.

Cookies MAL

Hagamos todos el esfuerzo imaginativo para creer que, eso que aparece en la foto, son las galletas más típicas de Estados Unidos. En tal caso, posiblemente estemos ante una gravísima ofensa al país norteamericano, y ya sabemos cómo se las gastan cuando esto ocurre. Mañana la autora de este tuit tiene desplegado un batallón de la Marina en su casa para eliminar esas armas de destrucción masiva. Al tiempo.

Tartaletas de flores mustias

A estas flores de Sant Jordi las han rociado con un poco de plutonio o, a lo mejor, es que son del Sant Jordi que se celebra en Fukushima. La tuitera que las ha perpetrado comenta que además estaban incomestibles. Pues nada, espero que al menos tuviera un buen libro a mano, porque como encima le cayera alguno de Paulo Coelho tuvo la tarde hecha.

Piruletas suspensas

Los hijos de Victoria tenían como tarea del colegio hacer unas piruletas de jamón y queso. Ella les ayudó a prepararlas, pero el resultado fue desastroso. En este caso sí que valdría lo de "se las ha comido el perro", aunque me temo que ni con esas se libran de ir a septiembre.

Torrijas sin alma

Esta tuitera jura que lo que aparece en la foto son torrijas sin gluten y sin lácteos (y sin alma, permítanme añadir). Lo que no consigo entender es la diferencia de tamaño entre todas ellas: no hay dos iguales. ¿Ha usado los restos de una baguetina y de un pan de kilo? Hay muchas preguntas alrededor de estos dulces.

Magdalenas escrotales

Por la forma y el color, la magdalena de la derecha pide a gritos una visita urgente al urólogo (no así la de la izquierda, con bastante mejor aspecto). Es maravilloso cómo la propia naturaleza de las cosas también se entretiene esculpiendo o dibujando formas fálicas, cual adolescente aburrido en clase. De verdad, es algo que no consiguen ni los mandalas.

Galletas apestiñadas

El objetivo de Ana era elaborar pestiños, pero le salieron unas galletas con el grosor de un colchón viscoelástico. Aquellos dulces cuaresmales que en un primer momento creyó tan cerca, se perdieron y olvidaron como un mal recuerdo. Pero no te preocupes, Ana: todos hemos cometido alguna catástrofe culinaria en este confinamiento. No estás sola, ni mucho menos.

¿Has hecho algún experimento en la cocina durante estos días del que te arrepientas? Déjanos alguna foto en los comentarios o súbela a Twitter con el 'jasca' #confinaFAIL.

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Sobre la firma

Carlos Doncel
Periodista gastronómico en El Comidista, doble graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad de Sevilla y alto, muy alto. Le encanta el picante, la cerveza, el cuchareo y las patatas fritas de bolsa. Cree que el cachondeo y el rigor profesional son compatibles y que los palitos de cangrejo deberían desaparecer.

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