Los productos de 'Masterchef', entre la calidad y la mediocridad
Empezó como un simple concurso, pero el programa de TVE se ha convertido en un bazar del 'merchandising' que vende desde cuchillos hasta juegos de mesa o aceites. ¿Valen la pena o no pasan la prueba?
Los que llevamos enganchados a Masterchef desde su primera edición hemos presenciado atónitos cómo lo que en principio era un talent show de cocina se convertía en un enorme infomercial. En él, los tres principales conductores -el jurado de chefs-de-renombre-y-muchísimo-prestigio compuesto por Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nágera y Jordi Cruz- presentan sin parar productos con la marca del programa.
El show de Televisión Española, que acaba de estrenar su segunda edición VIP no solo ha sido capaz de acumular una cifra de telespectadores relevante –su quinta temporada contó con un 17,5% de cuota de pantalla–, sino también de desarrollar de forma paralela un universo de productos con los que martillean a la audiencia cautiva en cada uno de los episodios.
Con el paso de los años, hemos visto aparecer desde unos cuchillos que actualmente no están a la venta hasta aceite, pasando por un juego de mesa hasta una escuela on-line dirigida por Jordi Cruz. Para la productora, esto no ha hecho más que empezar: José de Isasa, Director de Comunicación de Shine Iberia, nos confirma que el equipo se encuentra ahora desarrollando ideas para las próximas ediciones, y nos adelanta que para el próximo Masterchef Junior sacarán a la venta una colección de cromos.
Ante este despliegue de medios cabe preguntarse si estos productos cumplen con un mínimo de calidad o si su éxito solo se debe la popularidad de los programas. Por eso en El Comidista hemos querido probarlos con la ayuda de especialistas. ¿Es aceptable el merchandising de Masterchef o su éxito se debe más bien a que millones de personas son engatusadas semanalmente a través de una cuidada estrategia promocional?
La joya 'virgen extra' de la corona
El jurado del programa promociona incansablemente tres botellas con su logo bien visible en la parte superior, llegando a idear pruebas centradas únicamente en este líquido. Para certificar si este aceite es o no de buena calidad, contamos con la ayuda de Ignacio Ortiz, gerente de la tienda Corona de Olivo de Las Rozas de Madrid. De familia olivarera, Ignacio se dedica desde hace más de cuatro años a la cata y distribución de aceite de gran calidad.
El de Masterchef viene en tres variedades diferentes: Royal, Arbequina y Picual. Tras un rápido vistazo a las botellas saca el primer defecto: falta la información nutricional, en principio obligatoria para todos los alimentos procesados. También echa de menos información sobre el año de la cosecha: “A diferencia del vino, el aceite empieza a perder propiedades en el momento en el que se extrae. Así que, cuanto antes se consuma, más cualidades beneficiosas conservará”. Pero ni esta información ni la de la procedencia de la aceituna es obligatoria según la regulación, aunque en dos de las botellas (Royal y Picual) aparece reflejada por tratarse de la Sierra de Cazorla, que cuenta con Denominación de Origen.
Comenzamos la cata por la variedad más suave, la Royal, según nuestro experto “ideal para repostería, bizcochos y ensaladas frescas con queso y frutos secos”. Cuesta 11,99 (es el más caro de los tres, los otros valen 9,99€) y resulta un tanto decepcionante: a pesar del buen color, el sabor es demasiado plano. “Debería traer más recuerdos a verde, a higuera, a plátano o incluso a almendra, pero no hay nada de eso”, concluye Ignacio.
Pasamos al Arbequina, ideal para preparaciones con sabor como carnes o guisos. En este caso, el líquido destaca muy positivamente porque tiene más cuerpo y consistencia. “Es uno de los mejores Arbequina que he probado nunca”, asegura sin dudas. La cata finaliza con el Picual, una variedad recomendada para los que disfrutan con el aceite potente. Es ideal para prepararse una tostada de aceite de oliva, o incluso para una fritura. Ignacio comenta que este tipo de aceite suele tener mucho cuerpo, y que es necesario que deje un retrogusto de amargor y picor. Y está ahí, pero parece que “debería ser un poco más intenso”, y nos lo demuestra abriendo una botella y dándonos a catar la misma variedad de otra marca. La diferencia es más que notable. A pesar de eso, Ignacio se declara satisfecho con el aceite, al que encuentra algunos fallos, “pero nada grave”.
Jordi Cruz te enseña a cocinar on-line (o coge tus cuchillos y vete)
Desde el punto de vista del usuario, la escuela on-line de 'Masterchef' -a partir de 9,95€ mensuales- parece un producto bastante completo. Más de 20 módulos de propuesta educativa culinaria en Internet dirigida por Jordi Cruz, donde se abarcan desde temas muy básicos -cuchillos, utillaje necesario para la cocina, mise en place, técnicas de cocción o conservación- hasta unas recientemente inauguradas secciones dedicadas a la cocina de vanguardia, a la asiática y a la latinoamericana.
Los contenidos están presentados por el jurado, por algunos ganadores y finalistas de Masterchef, y también por chefs destacados y por personal docente del Basque Culinary Center. Si bien no está enfocada a la docencia profesional, la escuela extiende un certificado una vez completadas todas las lecciones: para conseguirlo solo hace falta reproducir el vídeo. Una vez superadas las primeras lecciones técnicas, el temario de la escuela se convierte en un recetario, por lo que algunos de sus recursos pueden encontrarse también gratis con poco esfuerzo.
Pero no es oro todo lo que reluce: si bien los vídeos son tremendamente descriptivos, las recetas (que podemos imprimir y guardar para referencias posteriores) son increíblemente escuetas, hasta el punto de resultar inservibles sin el apoyo audiovisual. No incluyen información tan relevante como el número de comensales, el tiempo estimado de ejecución o la dificultad a la que nos enfrentamos, tres datos clave en cualquier recetario que se precie.
El juego de mesa
Una de las últimas novedades del catálogo es el juego de mesa (unos 25 €). Para descubrir si han conseguido transferir la experiencia televisiva a un juego, nos dirigimos al Epic Board Game Café, el primer board game café de España. Allí nos recibe Alberto González, uno de los sociosde este restaurante-cafetería con casi 1000 juegos en sus estanterías. Hay referencias infantiles y familiares, y otros que -por su complejidad-, están reservados para adultos.
Alberto destaca que en ningún viene reflejado el tiempo estimado de la partida, algo que considera importante para los potenciales jugadores: “Nadie quiere verse enfrascado en una partida que dure horas si no lo ha previsto inicialmente”. Según su opinión, el juego es un producto “eminentemente familiar, perfecto para echarte unas risas. Su público natural son los fans del programa”. También alaba “el componente creativo a la hora de mezclar los ingredientes para crear tus propios platos, que engancha bastante”. El juego, además, cuenta con dos modos: uno sencillo y uno más completo, que lo hace muy versátil. “Puedes jugar con tus hijos una tarde, y en una reunión más adulta la siguiente. Además las partidas son rápidas y hay un gorro de chef para pasar de cabeza en cabeza que aporta un elemento ameno y divertido”.
Bola extra: utillaje, recetarios de cocina y friquerío variado
Para la realización de este artículo nos hemos quedado sin poder probar los cuchillos, que actualmente no están a la venta. Sin embargo sí hemos echado un ojo a otros productos tangentes como el Manual del Aprendiz de Cocinero, un sencillísimo libro que ha sido la estrella de la anterior edición, porque martillearon con él prácticamente a diario. Promete enseñarnos “técnicas, trucos, utensilios y recetas” y lo cumple, pero de forma muy básica. Los trucos para planificar las visitas al supermercado son excesivamente evidentes, y las recetas incluidas, demasiado elementales. Fresas bañadas en chocolate, arroz a la cubana, filete empanado y hasta una tostada de pan con tomate y jamón son algunas de las sugerencias que pueblan la tercera edición de este best-seller ideal para regalar a un sobrino recién emancipado (y sin acceso a internet).
Otro cantar es el recetario de Masterchef Junior, la versión infantil del programa de marras. En este caso, la portada anuncia “recetas para cocinar con niños”. Su nivel es bastante elevado, pero el libro trata las fórmulas de un modo muy visual, con la intención de ayudar a los más pequeños a situarse en sus incursiones culinarias. Canelones, flanes de verdura y hasta una suculenta tarta banoffe copan las páginas de una edición que, sin ser La Cuchara de Plata, propone una serie de platos adecuados para los niños. La oferta de Masterchef destinada a los infantes se complementa con los requeteanunciados Campamentos Masterhef, donde los padres pueden aparcar a sus retoños esperando que aprendan a cocinar y vuelvan con las extremidades intactas.
La cantidad y la variedad del merchandising de Masterchef es notable. Cuando tienes entre manos un producto tan exitoso como este, es muy tentador intentar sacarle el mayor rédito posible. Pero existe el riesgo de ampliar tanto la oferta que se acabe saturando el mercado, convirtiendo la marca del programa en una suerte de genérico que tan pronto te vende un juego de mesa como una lata de pimentón. Ojo, amigos, porque esto está a puntito de írsenos de las manos. Aunque siempre podremos cambiar de canal como protesta sorda.
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