Las quejas de los lectores: una tarta de queso con vida interior
Y una masa de galletas líquida, un pimentón invasor y unos fideos chinos difusos son algunas de las vicisitudes a las que ha respondido nuestra Defensora durante este atribulado mes de enero.
En el gabinete defensor estamos en alerta amarilla recibiendo sin parar mensajes de lectores piedeletristras a los que la tarta de queso japonesa les está haciendo la vida un poco cuesta arriba. Ana se desahoga contándome que, al sacar la tarta del horno y desmoldarla, el interior estaba sin cocer, completamente líquido. El mismo problema llevó a María y Raúl a hacerse el harakiri en los comentarios de la receta. Mientras, Juan pide que hagamos un poco de adivinación comidista y ajustemos los tiempos a su horno para que quede perfecta, sin desmoronarse en el centro y sin que quede reseca.
El piedeletrismo no siempre es bueno y en ocasiones se necesita un poco de corazoncito, especialmente si usas un horno con toses y achaques. En la oficina defensora hace tiempo conseguimos unas declaraciones de Biscayenne en las que nos confesaba –bajo coacción– que su horno era peculiar y rapidito. Lo que vengo a decir es que, maldita sea, comprobar el interior de las tartas con un pinchito antes de desmoldar y apagar el horno está al alcance de cualquiera.
Tras este enfurrusque, nuestra Ana Vega intenta esparcir un poco de ciencia tartera hasta vuestras mentes inamovibles y aconseja –OMAYGOD– seguir la receta al pie de la letra: “No es problema de la masa en sí, sino de la cocción. Es importantísimo usar el molde del diámetro indicado porque, al llevar un horneado flojito, queda al punto, y, si el molde es más ancho, es probable que le falte cocción por tener más superficie”. Biscayenne recomienda alargar la cocción y poner papel de aluminio encima para que la parte de arriba no se tueste demasiado.
La masa blandiblú
Marshmallow Mentolado intentó hacer las galletas de jengibre de nuestro comidista emérito Carlos Román: “La masa es demasiado blanda, tiende a líquida. La receta pide que envuelvas esa masa, le des forma de tubo y la metas en frío, pero es difícil teniendo en cuenta lo blanda que queda. He hecho recetas de galletas de jengibre y nunca había visto que quedara tan líquida. Mi solución ha sido añadirle 100 gramos más de harina. Te escribo para que compruebes si el error es de la receta o mío”.
Gracias a esta consulta tengo una lata llena de galletas de jengibre en la cocina y la convicción de que Marshmallow Mentolado hizo alguna pifia al elaborar la masa. Como se puede ver en la imagen, la masa queda compacta y sólida, formando un churulillo muy aparente que se corta de maravilla tras pasar por el frigo. ¿Qué ha podido pasar? Pues de todo, amiguitos: problemas con el pesado de la harina, que el lector haya medido los ingredientes a ojo, haya utilizado harina de vaya usted a saber qué, o una ingesta desmesurada de Jagermeister previa a la elaboración de las galletas. En todo caso, estimado malvavisco, te invito a que hagas la receta de nuevo con una balanza, harina de trigo común, ley seca y mucha atención.
Vicisitudes con el pimentón
Raúl tenía pimentón de sobra en la despensa, pero le faltaron varios kilos de buenas maneras a la hora de escribir a esta defensora en relación con la receta de sopa de ajo con pan de centeno: “Sabe a rayos. Incomible. ¿3 cucharadas de pimentón? Bazofia pura. Un aaargh absoluto. Un litro de caldo a la basura”. Confiando ciegamente en la proporción de pimentón indicada por Ibán Yarza, me puse a cortar pan de centeno para replicar su sopa mientras barajaba cuál había podido ser el problema que convirtió a nuestro lector en una mezcla de orco y dothraki tras probarla.
Digerida la sopa y hecha una segunda ronda por ansia pura, certifico que la proporción es adecuada siempre que se use buen pimentón –no eso que venden en los chinos– y no tenga alrededor de cien años de reposo en la despensa, como debe de ser el caso de nuestro adorable lector. También puede ser que Raúl sofriera en exceso el pimentón, quemándolo y amargando la sopa, o midiera las cucharadas con copete, triplicando la medida indicada. Para la próxima, recomiendo a Raúl volver a hacer la sopa con un pimentón de calidad, cuidar que éste no se queme al sofreír y medirlo con cucharadas rasas.
Unos fideos chinos incompletos
Pimpi, árbitro retirado, saca la tarjeta roja y pita penalti a la receta de fideos chinos tuneados: “Creo que deberían revisarla. He hecho muchas recetas suyas y siempre me han salido bien, pero esta vez creo que hay muchas imprecisiones”. Tras esta primera frase, Pimpi saca su libreta y empieza a apuntar fueras de juego:
Pimpi dice: “Dos paquetes de noodles: hay en el mercado varias marcas y todas con cantidades diferentes”, a lo que Stomako responde: “Las cantidades no varían considerablemente, siendo habitualmente de monorración. No hemos visto nunca noodles para dos personas. Al ser una receta para dos, indicamos 2 paquetes. No creo que la diferencia de gramaje entre marcas sea un problema”.Al colegiado no le gustó la recomendación de usar una cazuela pequeña: “Caí en esa trampa, empiezas a añadir ingredientes y no te caben”. Stomako apela al sentido común, justificando el tamaño ajustado de la cazuela: “Si es muy grande, se evaporará demasiada agua. Al decir pequeña nos referíamos a una cazuela acorde para dos raciones”. Y esta defensora agrega que ya son ganas de tocar las gónadas, Pimpi, pequeño no quiere decir diminuto.
Mientras me limo las uñas, Pimpi sigue con sus cosas: “En el punto 4 dice ‘poner las bolsitas que vienen en el paquete’. En ninguno de los que vi en el súper traía ningún tipo de bolsa”, a lo que los autores contestan: “Nos referimos a los noodles que puedes comprar en cualquier tienda de comida oriental. Dentro del paquete van los fideos secos, verduras deshidratadas, salsa y en muchos casos un aceite saborizante, y siempre llevan estas bolsitas con los productos para poder finalizar nuestra receta instantánea”.
Una cabezadita más tarde, Pimpi consigue terminar su exposición: “En el punto 4 dice ‘verter el agua que indique las instrucciones’. Normalmente no te indican la cantidad de agua, solo el tiempo que debes cocinarlos. En el caso de una sopa, la cantidad es importante”. Rubén y Guiye reconocen, mientras rebuscan en la despensa, echar el agua a ojo en este tipo de preparaciones: “Comprobando paquetes que tengo por casa, de cuatro, tres lo indican. Lo normal son 200 mililitros por persona”, y aclaran que no se trataba de una receta de sopa, sino de tunear un paquete de noodles instantáneos: “Por eso fuimos más relajados contabilizando ingredientes. Pretendíamos animar a la gente a improvisar con comida precocinada”.
Tras este intercambio, queda claro que Pimpi compró una bolsa de noodles de los que se usan para cocer en agua y elaborar diferentes platos orientales, mientras Stomako se refería a los noodles o fideos instantáneos, algo que no queda del todo claro en la receta. Como es mi deber, dictamino la expulsión de Rubén y Guiye durante dos partidos por creer que todos los noodles son instantáneos y procedo a corregir este dato en la receta.
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