Menú semanal de El Comidista (11 al 17 de julio)

Combinaron una caballa curada en sal y vinagre 100% japonesa con unas cuantas hortalizas de verano más mediterráneas que Serrat. 

Una receta a medio camino entre la morcilla y la croqueta, pero muchísimo más simple de hacer que cualquiera de las dos. Vegetariana, barata y llena de sabor.

Es tirada de preparar, y se puede dejar todo hecho con antelación. La única pesadez es la de despepitar las cerezas. 

No hay pasta más simple de preparar_ sólo necesitas unas sardinillas en aceite, unos piñones y un poco de perejil. Pura delicia. 

Es aromática, picante, un poco ácida y deliciosa a todos los niveles. La cochinita es perfecta para comidas multitudinarias.

Recuerda: la buena ciruela tiene que estar madura, pero firme: ni rebotante cual pelota de ping pong ni blanda como un globo lleno de agua.

Los mejillones se llevan muy bien con productos asiáticos como el curry, la leche de coco, el cilantro o la lima.

La pareja morcilla-calabacín, alegrada con cebolla y pimiento verde, es un descubrimiento que se merece reposar sobre una buena masa de pizza.

Uno es catalán. El otro, de Oriente Próximo. Pero ambos productos lácteos son igual de deliciosos, y se pueden hacer en casa en lo que canta un gallo. 

El ajo negro se convierte en protagonista de una nueva versión de la clásica sopa fría. Pero esta es apta para ajofóbicos y compatible con besos con lengua.

La gracia de la shakshuka está en sus especias. El comino, el pimentón y la guindilla dan personalidad a esta prima hermana del pisto.

Es pariente del melocotón y de la ciruela, tiene muy pocas calorías, y una buena cantidad de fibra que lo convierte en una fruta bastante saciante.

Pasta parece, calabacín es: unos 'calabaguetis' fríos con un pesto ligero que te reconciliarán con la mandolina.

Está tirada de hacer, con más técnica que ingredientes, es fresca, sana, asequible a cualquier bolsillo y muy tuneable a gusto del cocinero.

Una buena manera de beber fruta de temporada que puedes tunear con galletas, frutos secos, especias, otras frutas rojas o lo que más te apetezca.

La patata conserva mejor el sabor que cocida, mientras que el pimiento y el ajo se relajan hasta no resultar ni dominantes ni indigestos.

Usa pollo de corral, porque es mucho más sabroso y sano, y las aceitunas... pues lo de siempre, cuanto más carnosas y de mejor calidad sean, mejor. 

Un aperitivo, comida, merienda o cena vegetariano –o no, tú decides– que te hará triunfar con muy poco esfuerzo y todavía menos presupuesto.

La endivia es una hortaliza que acostumbramos a comer cruda, pero asada está también riquísima, caliente o fría.

Este jariguay mexicano integra tres elementos que nos apasionan: el frescor de la cerveza helada, la acidez de la lima, el picante del tabasco.