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Cestas de pescado sostenible: cómo comer del mar sin esquilmarlo

Joyas olvidadas. / M. GAZO (SUBMON)
Joyas olvidadas. / M. GAZO (SUBMON)
Mikel López Iturriaga

Seré un pusilánime, pero en los últimos tiempos no lo paso bien en las pescaderías. Sé que este tipo de tiendas no tienen por qué ser el festival de la diversión, pero mi experiencia de compra, como dírían los cursis del márketing, no es todo lo gratificante que desearía. Por un lado, a veces me encuentro con precios con los que no sé si estoy comprando una merluza o un Ferrari. Por otro, cualquiera diría que la fauna marina se ha visto reducida a unas 10 especies, ya que al menos en las pescaderías de Barcelona no hay forma de salirse de los atunes, los rapes, los calamares y las sardinas de siempre. Ahora bien, lo que más inquietud moral me crea es no saber si con mis adquisiciones estoy potenciando la destrucción de la vida en el mar, más amenazada que nunca por la sobrepesca.

Por eso me alegró enterarme vía Mònica Escudero de una nueva iniciativa puesta en marcha por Submon, una plataforma formada por biólogos, veterinarios, submarinistas, ingenieros y educadores que lleva a cabo proyectos de conservación y estudio del medio marino. Son las cestas de pescado sostenible, que de alguna manera llevan al mar el espíritu de las ya muy implantadas cestas de frutas y verduras ecológicas compradas directamente a productores o cooperativas.

El invento funciona de la siguiente manera: dos martes al mes, puedes comprar cestas de dos o cuatro kilos de pescado fresco capturado por pescadores artesanales de Arenys de Mar. Las encargas por correo electrónico, las recoges en el local de Submon en Barcelona, y las pagas al muy competitivo precio de 10 euros el kilo, más dos euros por cesta destinados a cubrir los gastos de gestión. No eliges el tipo de bichos que incluye la cesta porque depende de lo que haya en el mar, pero los impulsores prometen fresquísimos y suculentos salmonetes, sargos, besugos, chicharros, sonsos, arañas, mojarras, bonitos o melvas.

M.GAZO_CESTAS
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"La idea surgió hace unos seis meses como parte integrante de un proyecto de custodia marina, el de Canyons del Maresme", explica la responsable del proyecto, Carla Álvarez. "Nuestro objetivo era el de ofrecer un pescado de calidad, de proximidad y pescado de forma artesanal, que proviniera de la zona de custodia, y que fuera una explotación del recurso compatible con otras especies frecuentes, como los cetáceos". Para los que no sepáis qué es la custodia marina -como yo antes de escribir esta entrada-, explicaremos que se trata de una estrategia para preservar zonas marinas estableciendo acuerdos con todos los implicados: las instituciones, el sector pesquero, el náutico y el turístico. "Puesto que en el mar no existe la propiedad privada, básicamente, se trata de cuidar entre todos lo que es de todos".

En este momento, unas 50 familias que participan en el proyecto de cesta de “pez de custodia”. Con un ámbito de actuación limitado al barrio barcelonés de Gràcia, el objetivo a corto plazo de Submon es poder distribuir semanalmente y llegar a 200 familias. ¿Cuatro gatos? Puede, pero lo importante de estas iniciativas es su valor como ejemplo. Álvarez reconoce que sería difícil que un proyecto así creciera hasta convertirse en una opción masiva: "Al igual que ocurre con las cestas de verduras ecológicas, se trata de un consumo local. Los barcos de pesca artesanal no tienen la misma capacidad que la flota industrial".

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Creo que uno de los mayores aciertos del proyecto consiste en acompañarlo con talleres de limpieza de pescado. Nos hemos acostumbrado tanto a comprar las cuatro especies de turno, cuando no directamente filetes dentro de un envase de porexpán, que hemos olvidado ese arte fundamental para variar nuestra dieta y ahorrar dinero. "El Mediterráneo es un mar con mucha diversidad, que ofrece más de 500 tipos de peces comestibles, así que intentamos dirigir nuestro consumo hacia los menos conocidos pero más abundantes, para disminuir la presión sobre aquellos más amenazados", asegura Álvarez. "Por eso organizamos talleres gratuitos donde los mismos pescadores nos enseñan a limpiar, filetear y cocinar el pescado. Además, cuando las familias vienen a recoger su cesta reciben un correo electrónico con fotografías que les ayudan a identificar la especie, y en ellos a veces incluimos algún consejo de conservación o preparación, o incluso alguna receta". La idea es aprender a hacerlo todo, menos pescar.

Más allá de vender pescado, el objetivo final de las cestas es implicar a los consumidores en la conservación del medio marino. Hacerles entender verdades tan básicas como semiolvidadas: "El día que hace mala mar, no hay pescado; no elegimos a las especies, si no que van por temporadas; respetamos las vedas, y el pescado no viene en filete". De esta forma, cuando las familias van al local compran algo más que una cesta: "Se llevan la posibilidad de conocer a los pescadores, de hablar sobre especies que nunca habían visto y de consumir de forma responsable".

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Sobre la firma

Mikel López Iturriaga
Director de El Comidista, web gastronómica en la que publica artículos, recetas y vídeos desde 2010. Ha trabajado como periodista en EL PAÍS, Ya.com o ADN y colaborado en programas de radio como 'Hoy por hoy' (Cadena Ser), 'Las tardes de RNE' y 'Gente despierta'. En televisión presentó programas como El Comidista TV (laSexta) o Banana split (La 2).

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