Eurovisión 2013: guía para comerse y beberse el festival
¿Primavera Sound? ¿Sónar? ¿Benicássim? ¡No! El festival de los festivales es Eurovisión, al menos para los eurofanses, los amantes del exceso, los gourmets del mal gusto, los homosexuales enganchados al kitsch y los raritos que no tienen plan los sábados de mayo por la noche.
Como miembro de dos o tres de estos grupos sociales, y consciente de que para disfrutar al máximo de este magno acontecimiento hay que comer -y sobre todo beber- durante su emisión, hoy os traigo la guía gastronómico-musical definitiva de Eurovisión 2013. Sus platos y bebercios provienen de países que parten como favoritos en las encuestas, más algunos que están ahí por sus propuestas diferentes o simplemente porque me da la gana. Como el año pasado, España no está incluida, ya que un país que manda una aburridísima, sosísima y pesadísima antigualla como la canción de El Sueño de Morfeo sólo merece el desdén, por mucho que la web de el festival la haya convertido en ganadora por error.
El país de la antigua Yugoslavia no iba desencaminado con su candidata: una canción modernilla que podría sonar en las discotecas de este siglo, una cantante de voz poderosa llamada Hannah y un estribillo perfecto para cuando te suba la droja que te hayas tomado. Además es el único país cuyo vídeo juega la socorrida baza del chulazo-semidesnudo-obviamentemente-gayer que se moja y se acaricia los músculos, pero aún así el truco no le ha servido para subir en las encuestas. Una pena, porque el chaval y sus compañeros de sauna se lo curran.
Aunque el plato tradicional por excelencia de Eslovenia es el borsch –una sopa bastante contundente de carne y verduras que también se puede cocinar en versión vegetariana–, ahora que los días más fríos han pasado apetece más un wiener schnitzel, filete de ternera empanado, fino y crujiente originario de Viena que se sirve acompañado de ensalada de patata o patatas fritas. Muy ligero todo, vamos.
¿Quieres saber cómo suena la canción que ganará Eurovisión? Pues mira el vídeo. Como alérgico a lo celtoide, a mí no me mata, pero el Only Teardrops de Emmelie de Forest es la indiscutible favorita para este año. Reconozco, eso sí, la inteligencia de incluir un perroflauta entre los músicos como guiño a los antisistema que vean el festival. Y también que es de los pocos temas cuyo estribillo se te queda a la primera escucha.
Para una cena como la eurovisiva, donde un picoteo frío te permitirá no pasarte medio evento en la cocina, el smørrebrød danés es la solución perfecta. Este bocado a medio camino entre el pintxo y el bocata admite mil variaciones: sobre una base de pan de centeno untado con mantequilla se añaden salmón, anguila o arenque ahumados, paté de hígado de cerdo, camarones o cerdo asado, además de acompañamientos como yema de huevo, rábanos, cebollino, pepinillos y más. Para los que no tienen ese chip en la cabeza que te permite crear tu mismo combinaciones de alimentos, aquí hay algunas recetas.
La canción no vale nada, pero está entre las favoritas ya que Rusia es por un lado una potencia mundial y por otro, uno de los escasos países participantes cuya población parece tomarse en serio Eurovisión. Lo único reseñable del tema, un repulsivo canto al amor y a la amistad, es que está interpretado por una viejoven llamada Dina Garipova, que a pesar de tener presuntamente 22 años podría ser tu madre.
Como sus aportaciones gastronómicas son bastante parecidas a las de otros lugares de Europa del Este, recomiendo que el punto ruso de la noche sea su bebida estrella, el vodka. Busca una buena marca de importación (pero cuidado, porque el concepto vodka en ruso es un genérico incluye también otros tipos de fermentados de frutas además del licor que conocemos como tal) y prepárate a ponerte más feliz que las abuelas de Buranovo que nos robaron el corazón la edición pasada.
Cualquier grupo que se llame Moje 3 ya merecería nuestra atención y nuestro aplauso. Pero si encima está formado por tres locatigüisquis vestidas en las boutiques más selectas del extrarradio de Belgrado, entonces pasan de cabeza a nuestra lista de favoritos. La canción es un absurdo total, ¿pero a quién le importa eso cuando la interpreta una fusión a la serbia de las Spice, el Trío Acuario y Lore Lore Macu Macu?
Para homenajear a estas chonis, podemos preparar alguna ensalada de verdura, hortalizas o patata, acompañamiento básico de cualquier comida serbia que tampoco vendrá mal para bajar un poco la potencia del resto de los platos. Así que una sprska salat con pepino, pimiento rojo y verde, tomate, perejil, lechuga romana y huevo duro, más una vinagreta de aceite de oliva, zumo de limón, orégano, albahaca, mejorana, sal, pimienta y paprika, formarán el momento serbio de la noche.
La pareja más estrambótica del festival está formada por Lozano, un joven entre gafapasta y tróspido, y Esma, una especie de Lucia Bosé con el sobrepeso de Divine y los turbantes de Marujita Díaz. Sólo en Macedonia saben qué hace una anciana como ella cantando dubstep balcánico, pero en cualquier caso, estas mezclas imposibles son 100% eurovisivas.
El plato tradicional por excelencia de Macedonia es el tavce gravce, una especie de gratinado de judías verdes que se prepara con una variante local de estas. Así que lo mejor es tirar de algo que podemos encontrar en todas partes y que a los macedonios les gusta en todas sus variedades: el cordero. Si no tenéis tiempo ni ganas de liaros con algo tan complicado, el ajvar -que aunque es originario de Serbia, también se come en esta región– será vuestro mejor amigo.
GROSELLAS HELADAS CON CARAMELO A LA FINLANDESA
Krista Siegfrids, una locotrona en la línea de Kesha o Katy Perry, animará el festival con una pegadiza canción que no sé si ganará, pero que en cualquier caso merecería quedar entre las 10 primeras. Si lleva como cuerpo de baile a las tres lesbianas embutidas en cuero que salen en el vídeo, a buen seguro se hará con el bollivoto, que siempre cuenta en este festival.
Con Finlandia tenemos un pequeño problema gastronómico. Los típicos platos de caza y pescados grasos como el salmón se parecen mucho a algunas de las propuestas anteriores. Y el cangrejo de la zona se irá bastante de presupuesto (asumo que si estás viendo Eurovisión es que no eres un millonario con cosas mejores que hacer). Así que nos quedaremos con un postre sencillo a base de bayas con el que suelen coronar una buena comida: las grosellas rojas heladas con una salsa de caramelo caliente.
Diréis que es buenrollista, que tanto optimismo genera desconfianza y que las guitarritas y el rollo folkie-campestre están más vistos que el tebeo. Pero por salirse por completo del guión y por llevar una canción sencilla y bonita que no necesita de grandes producciones ni coreografías para gustar, yo estoy bastante a favor de Gianluca.
De todos los platos que forman parte del recetario maltés, quizá el hobz biz-zejt (una rebanada de pan tostado untado en aceite de oliva y tomates maduros, cubierta con una pastuflis de atún, cebolla, ajo, tomates y alcaparras) sea la más adecuado para un buffet eurovisivo. Se prepara rápido y sólo necesita ingredientes de buena calidad, y además admite variantes: sustituir al atún por huevo duro o queso, añadir pepinillos o pimiento asado, y lo que se te ocurra.
Como España, Francia lo tiene crudo para ganar Eurovisión: o no cae bien, o sus propuestas son demasiado sesudas para un evento esencialmente descerebrado como éste. Pero al menos manda canciones e intérpretes más interesantes que nosotros. Amandine Bourgeois parece hija de Courtney Love, clava agujas en muñecos de vudú, ata a hombres nocturnos y tiene más velas en casa que la presentadora de No Sólo Música, no como la sosa de Raquel del Rosario. Así que la France, sept points como poco.
Si quieres que en tu mesa haya algo de nuestros queridos vecinos, puedes apostar un postre fácil de hacer, donde la mantequilla y el caramelo se dan la mano y llevan a la manzana y el hojaldre por el camino de la felicidad eterna: la tarta tatin. También puede hacerse con pera, albaricoque, mango, plátanos y otras frutas de temporada, y guarnecerse con helado o crème fraîche para obtener el máximo efecto vacaburra. Si eres más de salado, unos caracoles con mantequilla de hierbas y ajo también te llevarán a la perdición.
Es una pena que gracias a la austeridad merkeliana no soplen buenos tiempos para la popularidad de los alemanes en el resto de Europa, porque el grupo que mandan este año tiene su aquél. Cascada, que así se llama, está encabezado por una chica finísima con aspecto de haber trabajado en una fundición en Renania, y su canción es un dance-trance subidonero que puede gustar.
Como a Eurovisión hemos venido a lo que hemos venido (ponernos piripis y echar unas risas, porque ganar ya se sabe que no ganaremos), las más de 5.000 variedades de cerveza alemana nos ayudarán a alcanzar el estado de ebriedad necesario para visionar sin sufrir. Acércate a tu bodega de confianza y pide a tu bodeguero que te guíe por el maravilloso mundo de la Pilsen, la Dunkel, la Bockbier o la Rauchbier ahumada, que se toma siempre acompañada de cebollas al estilo de Bamberg.
Bonnie Tyler no sonará de nada a los nacidos después de 1980, pero para los más talludos es la inolvidable garganta rasgada de It's a heartache o Total eclipse of the heart. Aparte de adquirir cierto aspecto gallináceo, Bonnie ha sufrido un extraño proceso de aclarado en su voz, como si le hubieran hecho efecto los Strepsils 30 años después. La canción es un poco bajona y no está a la altura de una gran diva lésbica como ella, pero es la única defendida por una contendiente con algo de nombre internacional. Claro que esta técnica ya la intentó su país el año pasado con el septuagenario Engelbert Humperdinck, que se pegó un galletón épico al quedar anteúltimo.
Uno de los mayores placeres de la gastronomía inglesa, sus potentes desayunos capaces de matar la más recalcitrante de las resacas, te serán de bastante ayuda al día siguiente, cuando la mezcla de cerveza y melodías horrendas te estalle en la cabeza nada más abrir los ojos. Entonces será cuando esa deliciosa mezcla de huevo frito o revuelto, bacon, morcilla, salchichorra, judías en salsa de tomate, guisantes, tomate asado, champiñones y pan tostado, acompañada de un té (o una Coca Cola salvavidas, o incluso una pinta para los que no ven nunca el fin de la fieshta), te hará llegar al orgasmo palatal y gritar a pleno pulmón aquello de “Dios salve a la reina”. Y hasta el año que viene, Eurovisión.
El Festival de Eurovisión celebra sus semifinales hoy y el jueves. La gran final será el sábado.
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