Los trastos de cocina más inútiles del mundo
Sin embargo, los fabricantes siguen inventando cosas de éstas porque saben que todo cocinero lleva dentro un comprador compulsivo de gadgets culinarios, dispuesto a adquirir cacharros que sólo usará una vez cada década, no harán su vida más fácil y se limitarán a ocupar espacio cual cadáveres tecnológicos. Ésta es una selección personal e intransferible de mis favoritos.
Quitarles el hueso a las olivas con este artefacto es una actividad fatigosa, pelmaza y rayante donde las haya. Sin embargo, no hay más remedio que tenerlo en la cocina y utilizarlo, porque como todos sabemos las aceitunas sin hueso no se venden en ningún sitio.
Máquina para hacer pasta a mano
Sé que la pasta fresca casera puede ser mejor que la comprada. Que es muy entretenido amasarla y cortarla. Y que habrá gente que use estos chismes y los disfrute. Pero estoy convencido de que en España cientos y cientos de máquinas manuales para hacer pasta yacen abandonadas en los armarios de las cocinas después de haber sido recibidas como regalo.
Separar la yema de la clara de un huevo es una actividad de altísimo riesgo que exige gran habilidad y conocimientos culinarios. Este imprescindible artilugio permite llevarla a cabo a las personas que no tienen ni cerebro ni manos.
Decantadores, servidores, embudos, catavinos y sacacorchos espaciales son instrumentos útiles para las personas que conocen y aprecian el vino en toda su dimensión. Por desgracia, para el resto de los mortales son objetos que te regala tu cuñado en Navidad y que acaban criando polvo en cualquier cajón o esquina porque o no entiendes muy bien para qué sirven, o no te acuerdas nunca de sacarlos.
Este aparato soluciona el gravísimo problema de que salten gotas cuando exprimes medio limón. Por si no se te había ocurrido poner la otra mano.
El universo de los peladores y cortadores está lleno de entes ridículos destinados a incautos o a personas que no saben en qué gastarse el dinero. El más clásico y popular -y quizá el único con cierto sentido- es el de huevo cocido, imprescindible para toda decoración old-school de plato que se precie.
Subiendo un peldaño más en la escala de lo inútil, les presentamos este práctico cortador de aguacate, ideal para los que no han descubierto que los cuchillos existen.
Producto del delirio febril de algún guionista de la teletienda, el de fresas es la cumbre de los cortadores absurdos de alimentos. Un 10 sobre 10.
Este chisme puede tener su gracia -las bolsas tienden a cerrarse cuando estás echando algo en ellas-, pero entra de lleno en el apartado de trastos que nunca jamás te acordarás de usar cuando llegue el momento. Al menos es barato (4 euros).
Clásico entre los clásicos de la locura electrodoméstica de los setenta, la yogurtera es el muerto definitivo en tu cocina. No sólo ocupa espacio sino que, al menos en los aparatos que yo he probado, produce unos yogures que dejan bastante que desear. Eso sí, son bonitas y retro.
Entiendo que este diseño haya ganado un premio de la Fundación Tylenol contra la Artritis, y me alegro de que exista si sirve a las personas con esa enfermedad. ¿Pero es necesario para las personas que no la sufren? Si no padeces otro mal -la obsesión por cortar las cosas en trozos exactamente iguales-, me temo que no.
A no ser que te gusten esas croquetas tipo engrudo que sirven en tantos bares, no sé si recomendaría esta máquina, a la que sólo me imagino funcionando correctamente con una bechamel de densidad cercana al hormigón. ¿Tan difícil es aprender a hacerlas con las manitas?
El ajo es posiblemente el alimento que más gadgets absurdos ha generado a la largo de la historia. Peladores de todas las formas y sistemas habidos y por haber, aplastadores, machacadores, picadores, cortadores en láminas, chismes para que no te huelan las manos después de tocarlo... Cualquier cosa con tal de no hacer lo que te dicta el sentido común, que es usar un buen cuchillo y un mortero. Y sí, yo también tengo alguno.
Digo lo mismo que con las máquinas de la pasta: las licuadoras hacen zumos buenísimos, y seguro que habrá personas que les saquen partido. Pero por mucho que hayan mejorado, cuesta limpiarlas, ocupan un montón, te olvidas de ellas... y suelen acabar en el cementerio de los electrodomésticos que todos tenemos en casa.
No es una broma. Este "instrumento multifunción" se comercializa en Estados Unidos con el muy surrealista precio de 60 euros. Sirve para aplastar ajos, moler hierbas y afilar cuchillos en plan Edad de Piedra. En las instrucciones ya te avisan de que es "un ornamento para tu cocina", suponemos que para evitar reclamaciones por su inutilidad. Seguro que su diseñadora se parte de risa cada vez que se vende uno.
¿Tienes algún instrumento de cocina inútil en casa? ¿No estás de acuerdo con los que están en la lista? Cuéntalo en los comentarios.
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