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Vídeo: LLUNA BARTUAL

La fiebre del primer mercadillo en España de Le Creuset: ollas con 60% de descuento y entradas (casi) agotadas

La empresa famosa por sus ollas de hierro esmaltado trae a Madrid por primera vez ‘Factory to Table’, un evento en el que vende sus productos con suculentos descuentos

Es viernes por la mañana y, en la madrileña estación de Chamartín, se mezclan los viajeros que van con maletas de aquí para allá con un goteo de personas cargadas con grandes bolsas de color naranja. La mayoría lleva varias a cuestas, literalmente a cuestas, porque pesan lo suyo, ya que en su interior hay utensilios de cocina de Le Creuset, una marca francesa conocida por sus codiciadas cocottes de hierro esmaltado, que llegan a costar varios cientos de euros.

La durabilidad de sus cazuelas, que hace que en muchas familias pasen de generación en generación, y su llamativa y colorida estética, han convertido a estos utensilios en un éxito mundial, al que han contribuido las redes sociales, que se hacen eco de cada novedad que lanza la marca de culto. El precio, sin embargo, no es accesible para cualquiera: la cocotte redonda de hierro fundido insignia de Le Creuset tiene un precio que va desde los 175 euros hasta los casi 600, dependiendo del tamaño. De ahí que, cuando anuncian que van a poner a la venta sus productos con descuento, se genere una enorme expectación.

Entre el 3 y el 5 de octubre, la empresa francesa trae por primera vez a España su evento Factory to Table, un mercadillo en el que sus productos se venden con descuentos que van del 40% al 60% y donde se pueden conseguir piezas y colores clásicos de la marca, pero también colecciones internacionales que no están en tiendas ni disponibles en los outlets. Y aunque es cierto que el viernes por la mañana la cosa en Chamartín estaba más o menos tranquila, se espera que durante el fin de semana la afluencia crezca, ya que las entradas —el acceso es gratuito, pero se pueden reservar tickets con antelación para minimizar el tiempo de espera en la cola— estaban casi agotadas para todas las fechas.

Cazuelas centenarias con ejércitos de fans

La historia de Le Creuset se remonta al año 1925, cuando los belgas Armand Desaegher y Octave Aubecq, uno especialista en fundición y otro en esmaltado, se conocieron en Bruselas y decidieron crear las primeras cazuelas de hierro colado esmaltado que darían origen a la marca. Quién le iba a decir a sus fundadores que, cien años después, sus utensilios de cocina, y muy especialmente esas cocottes de hierro, se convertirían en un auténtico objeto de deseo. Con su característico color “naranja volcánico”, que después se ha ampliado a una gama de más de 60 tonos diferentes, Le Creuset ha expandido su fabricación de productos más allá de las ollas y hoy comercializan también sartenes, bandejas para hornear, vajillas, utensilios de cocina e incluso accesorios para mascotas.

Desde 1995, Le Creuset organiza anualmente en su fábrica de Fresnoy-le-Grand (Francia) su famosa Braderie, una venta especial en la que comercializan sus productos con jugosos descuentos. En 2016, vieron la oportunidad de expandir estos mercadillos a otras partes del mundo y convertirlos en una suerte de eventos para los fans de la marca y también para todos aquellos que quieren hacerse con alguna de sus ollas, pero no se las pueden permitir a los precios habituales. El primer Factory to Table tuvo lugar en Charleston, Carolina del Sur (Estados Unidos), pero dado el éxito del formato, han ido extendiéndolo a diferentes ciudades. Por ahora, se ha celebrado en más de diez países.

Hace unos meses, organizaron en sus oficinas de Barcelona una venta “Family & Friends”, donde también se podían conseguir sus productos con grandes descuentos hasta agotar existencias, sin embargo, el de este fin de semana en Madrid es el primer Factory to Table como tal que se celebra en nuestro país. Cada vez que uno de estos eventos tiene lugar en una ciudad, sobre todo en Estados Unidos, las redes sociales se llenan de gente planificando sus compras con antelación, explicando lo que van a ir a buscar o el presupuesto que tienen, apilando cajas dentro de los carritos o abriendo las Mystery Boxes, que en este primer evento en España no están disponibles.

Estas cajas sorpresa, que los compradores adquieren a ciegas y a las que solo se tiene acceso después de gastar, al menos, 150 dólares, contienen productos de Le Creuset de todo tipo por un valor muy superior a los 50 dólares que cuestan. TikTok está lleno de vídeos de gente abriendo estas cajas —la mayoría en el parking, nada más salir del mercadillo— para descubrir qué contienen, con reacciones de lo más variadas. Las Mystery Boxes han llevado incluso a la creación de eventos paralelos como Le Creuchella, en California, donde los fans de la marca se reúnen a la salida de los Factory to Table para hacer trueques de los productos que les han tocado en las cajas sorpresa y que, o quieren cambiar por otro color o simplemente por otro utensilio que les interese más.

Las redes sociales y las generaciones más jóvenes han hecho que la marca alcance grandes cotas de popularidad. Hay miles de vídeos dedicados a comentar sus ediciones especiales —como la de sus cocottes con formas de frutas— y colaboraciones —como la que acaban de sacar con la película Wicked— o memes que comparan poseer una de estas ollas con tener un bolso Birkin. Quienes más saben de la marca aconsejan en TikTok a quienes se van a iniciar en el universo Le Creuset qué cosas deben tener en cuenta antes de hacer su primera compra; otros enseñan cómo se limpian e incluso dan fe de la “garantía de por vida” que promete la marca, mostrando el recambio que le han enviado después de que el fondo de su cazuela se estropeara. El año pasado, un medio británico llegó a relacionar la obsesión de las generaciones más jóvenes con Le Creuset con el cierre de discotecas, preguntándose si acaso la generación Z prefiere hacer cola para comprarse una cazuela premium con descuento que en un club para salir a bailar, y vinculando la popularidad de estas ollas con el auge de los planes caseros.

Lo cierto es que las ollas de Le Creuset llevan décadas siendo un objeto aspiracional y, si bien antes eran algo que recibías como regalo de bodas o que heredabas de tu abuela, ahora, para las generaciones más jóvenes, parecen estar convirtiéndose en una especie de símbolo de “paso a la edad adulta”. La fórmula del éxito radica en una combinación entre la calidad de sus productos —que ofrecen unos resultados culinarios que muchos califican de difíciles de igualar—, su durabilidad y su capacidad para entrar por los ojos, con una variedad de colores para todos los gustos, desde los más atrevidos a los más sobrios. Todo ello combinado con una exitosa estrategia de marketing, que ha logrado que hasta a quienes no les gusta cocinar, quieran poseer una de sus cazuelas. Aquí en España, parece que el fenómeno Le Creuset aún tiene que alcanzar las cotas de popularidad que vemos en países como Estados Unidos, pero queda claro que la marca cosecha legiones de fans allá donde va, sobre todo si llega acompañada de un buen descuento.

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