Erasmus+, el programa que vertebra la UE
El sistema crece cada año tanto en demanda como en países adscritos, amplía los perfiles y está en la mira de Bruselas duplicar sus fondos
El único riesgo posible sería morir de éxito. Y la única inquietud, confiar en que siga mejorando y yendo a más. Si hay en Europa un programa que destaca por encima de todos, es este. ¿Cabe mejor branding para la UE?”. Así se refiere a Erasmus+ David Lafuente, quien lleva casi cuatro años al frente del Instituto de la Juventud (Injuve), uno de los dos organismos que, junto al Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (SEPIE), se encargan de gestionarlo.
Desde sus inicios en 1987, esta iniciativa que se inspira en el estilo de vida del antidogmático Erasmo de Róterdam y que fomenta la movilidad educativa por el territorio europeo se denominó Erasmus —European Region Action Scheme for the Mobility of University Students— a secas, sin el símbolo plus, circunscribiéndose en exclusiva a estudiantes universitarios. Sin embargo, durante sus 37 años de trayectoria es mucho lo que se ha ido incorporando, “acorde al peso que la formación no formal va adquiriendo en los currículos”, puntualiza Lafuente. Fue en 2014 cuando pasó a llamarse Erasmus+ y a beneficiar a profesores, alumnos en prácticas con empresas, formación profesional y voluntariado. Desde entonces se ensanchó el objetivo, como explica Raúl Ramos, vicerrector de la Universidad de Barcelona (UB), reseñada por su buena posición en los Másteres Erasmus: “Ha conseguido reforzar la cooperación académica entre instituciones, algo trascendente y que se intensificará, de ahí que en la UB no escatimemos en aportar fondos propios para este fin”, señala.
Un mundo de oportunidades
Los más de 3.000 estudiantes que en 1987 se acogieron a este programa, por entonces implantado en 11 países, se acercan hoy a los 15 millones de personas que lo han disfrutado en los 27 Estados integrantes de la UE, más otros seis asociados: Noruega, Islandia, Liechtenstein, Suiza, Macedonia del Norte y Serbia, según las cifras del pasado junio, mes en que la Agencia Nacional Sepie celebró sus Jornadas de Movilidad Erasmus+ en Granada. No obstante, su director, Alfonso Gentil, insiste en que “este movimiento de personas incluye a asociaciones de cooperación y proyectos, muchos, ya más de 4.000″, la mayoría de ellos, detallan desde Injuve, relacionados con medio ambiente, sostenibilidad e igualdad.
“Aparte de los docentes, pueden optar al programa de trabajadores de Administración y Servicios y vemos aumentar las solicitudes de menores de edad, igual que las de parados de larga duración. No en vano, “más del 90% de los que hacen Erasmus+ mejoran su empleabilidad, encontrando trabajo antes de un año”, subraya Gentil.
Ha sido desde 2022 cuando nuestras universidades han escalado posiciones en los rankings, tras desbancar al Reino Unido como receptor imbatible: “Han venido más de 190.000 personas, seguidas por Italia con 140.000 y luego Francia y Alemania”, añade. Como novedad, Polonia y Turquía empiezan a despertar bastante interés. Eso sí, las cosas cambian respecto a la cuantía de fondos europeos, donde se pasa a la cuarta posición, con una partida de algo más de 357 millones de euros para la actual convocatoria. No es de extrañar que, dada la dimensión adquirida por el programa, Sophia Eriksson, comisaria europea en la materia, haya reconocido la necesidad de multiplicar por cinco los recursos.
Expectación poselectoral
“Al menos parece haber voluntad de doblar la inversión”, asegura Lafuente. Tras las elecciones europeas, toca compás de espera con vistas a los presupuestos. “Lo que justo coincide tanto con la evaluación intermedia de Erasmus+ como con el diseño de la siguiente tanda, 2027-2034, aunque no creo que haya conversaciones hasta 2025″, puntualiza Ángel Pérez, presidente de Erasmus Student Network (ESN Spain).
Los que no dan tregua a la hora de planear su marcha son los estudiantes. Eugenia Gavilán Estepa, que estudia 4° de Finanzas y Contabilidad en la Universidad Carlos III de Madrid, se irá en septiembre durante el primer cuatrimestre a Nantes (Francia). “Quería haber salido antes, pero hay muchos interesados y pocas plazas. Excepto dos compañeros, en mi entorno quien no lo ha hecho aún lo tiene en mente”. Quizás mejor así, reflexiona, sobre todo para el bolsillo de sus padres, pues de no haber rechazado Londres el curso pasado, hubiera coincidido en el año de Erasmus con su hermano Pablo. “Yo busqué lo contrario, ir más allá de Francia para vivir algo muy distinto”, comenta él. Por eso eligió Noruega, “un modelo de educación interesantísimo, que me ha cambiado la forma de ver las cosas. La llegada no fue fácil, pero luego he estado muy a gusto, en un ambiente que podría equivaler al de Salamanca aquí”, cuenta.
Ahora es tendencia que las ciudades medianas sean más demandadas. La Universidad de Sevilla (US) ha sido este año finalista en el Destination of the Year 2024, junto a Estambul, Sofía, Nicosia (Chipre) y Oporto, la ganadora. “Nunca olvidaré mis cinco meses sevillanos, donde, aparte de mis cursos ordinarios en Filología, atendí clases de nivel avanzado de español, aprendiendo nuevas maneras de expresarme y conociendo a gente increíble”, resume Vittorio Salvatore, estudiante italiano en la US. Zaragoza y Granada también entran entre los destinos que más contribuyen a que España sea paraíso Erasmus+.
Querer y poder
“No es lo mismo irse a Suiza que a Chipre a la hora de afrontar costes”, compara Alfonso Gentil, director de Sepie. Por ello, los países del programa están divididos en tres grupos, en función del nivel de vida, y hay una nueva ayuda de 50 euros al transporte más sostenible.
El cálculo de los expertos y estudiantes entrevistados es unánime: no hay destinos Erasmus+ que supongan menos de 700 euros mensuales, siendo la media realista de unos 1.000 euros. “La base de la beca proviene de la UE, pero luego entran muchas variables, como la universidad en la que estudies y la comunidad autónoma en la que vivas. Andalucía es ejemplo de financiación mientras que Madrid es la única que no aporta ningún complemento”, comenta Ángel Pérez, de Erasmus Student Network, quien destaca que “el 9% de los participantes proviene de entornos desfavorecidos”.
En Injuve aseguran que el 40% de su gestión se destina a quien tiene menos oportunidades y desde Sepie indican que en FP se cubre casi el 100%. El vicerrector de la UB recomienda programas combinados online-presencial, más asequibles y conciliables.
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