Los jubilados también viajan con la beca Erasmus
La Universidad de Alicante es la primera de España en enviar alumnos mayores de 50 años al programa de movilidad europeo, al que se sumará la Universitat Internacional de Catalunya
A sus 63 años, Lola García ahora se siente “útil”. Cuenta que tuvo que dejar su trabajo en la ONCE para atender durante muchos años a su madre y a su hija con discapacidad, unos cuidados que la dejaron “muy aislada” de la sociedad. La madre falleció y la hija está bien y se ha emancipado, por lo que esta ama de casa, que se define como “inquieta y amante de los viajes”, decidió apuntarse a la asignatura de Inglés que imparte la Universidad Permanente (UPUA), el centro de estudios para mayores de 50 años de la Universidad de Alicante (UA). El próximo mes de mayo, García formará parte del primer grupo de estudiantes seniors españoles que se embarcan en el programa de intercambio y movilidad por Europa Erasmus+. Hasta el momento, solo dos entidades académicas han conseguido la acreditación del Servicio Español de Internacionalización de la Educación (SEPIE), el organismo responsable de este programa. La UA enviará sus primeros alumnos a Islandia y Polonia en mayo; en noviembre se sumarán estudiantes de la Universitat Internacional de Catalunya (UIC).
Hasta 2021, “los proyectos Erasmus para adultos en las universidades estaban limitados al personal administrativo y al profesorado”, explica Marián Alesón-Carbonell, directora de la UPUA, un Programa Universitario para Mayores (PUM) que cuenta con 1.100 alumnos, casi todos interesados en “las asignaturas de Historia, los idiomas, las relacionadas con el patrimonio y la cultura de Alicante o la Criminología”. La insistencia de diferentes campus españoles logró que los viajes de formación por Europa se ampliaran, ya en este curso, a alumnos mayores, “también en las escuelas de idiomas y centros de formación de adultos, aunque en estos casos no suele haber jubilados”. Diez de sus estudiantes estrenan el programa en dos viajes de una semana de duración. La mitad volará a la Universidad de la Tercera Edad de Reikiavik (Islandia) y los otros cinco visitarán el campus de la Universidad de Wroclaw (Polonia). Junto con un acompañante para cada grupo, los participantes “se integrarán en las clases de los seniors de cada país y se formarán en la lucha contra la brecha digital y contra la exclusión social generacional” conocida como edadismo, avanza Alesón-Carbonell. También apuntalarán “el puente entre diferentes culturas” que promueve el programa Erasmus.
García recibió de su hija el espaldarazo definitivo para apuntarse. Volará a Islandia, donde los alumnos españoles recibirán también formación en vulcanismo y energía geotérmica, la apuesta islandesa por las renovables. Y, entre otras propuestas y visitas culturales, serán recibidos por el presidente del país, Guðni Jóhannesson. En el mismo grupo estarán Pepi y María Egido, de 70 y 72 años, respectivamente, dos hermanas empresarias que desarrollaron negocios de exportaciones antes de que pudieran cursar estudios superiores. Llevan más de una década estudiando asignaturas de la UPUA, sobre todo para mantener su alto nivel de inglés, y ahora aprovecharán el Erasmus para visitar un país “que teníamos muchas ganas de conocer”, sostiene Pepi, que también es profesora de yoga. “Es muy atractivo”, añade su hermana mayor, “con su historia de los vikingos y el uso de la geotermia, que es muy interesante”. También pisará Reikiavik Guillermo Blanco, un jubilado del comercio internacional de 67 años que quiere absorber “la concienciación y la apertura mental de los ciudadanos islandeses” e “intercambiar conocimientos con ellos”.
Blanco estudió el bachillerato en el mismo instituto, el Figueras Pacheco de Alicante, que Isabel Cortés y Flor Godínez, dos enfermeras jubiladas de 66 años que pondrán rumbo al campus de Wroclaw. Allí asistirán a cursos de educación digital para mayores, de gamificación (la aplicación de la mecánica de los juegos al ámbito educativo) y de envejecimiento activo. Ambas han asistido a cursos de astronomía o cine en el PUM alicantino y están deseando “conocer a otra gente, practicar inglés y vivir la experiencia de andar fuera de casa”, declara Cortés. Entre bromas, se quejan de que no van a poder divertirse como los Erasmus jóvenes. “¡Nos van a tener vigilados todo el tiempo!”, exclama Godínez. La hija de Miguel Ángel Úbeda, un arquitecto de 68 años que lleva 15 cursando inglés, francés, italiano y geografía en la UPUA, disfrutó del programa de estudios internacionales en Berlín “y aproveché para visitarla ocho veces”, ríe. Ahora será él quien pasee por la Wroclaw. “Es una oportunidad de conocer a otra gente y una ciudad mostrada por sus propios habitantes”, manifiesta.
También un campus polaco, en este caso el de la Universidad Jan Duglosz de Czestochowa, es uno de los objetivos de la UIC, que presentó “el pasado mes de noviembre una propuesta de movilidad de alumnos para el curso que viene, cuya respuesta ha de llegar en los próximos meses de junio o julio”, asevera su director, Jordi Miralbell. El PUM de la entidad académica catalana, que nació en 2018 y creció durante la pandemia, cuenta con 315 alumnos repartidos entre sus secciones de Barcelona, El Penedès y Andorra, desde donde ofrecen “una modalidad educativa específica para mayores en la que los estudiantes cursan un programa de tres años con opción a otro monográfico de dos cursos más. Entre sus asignaturas, ofrecen tanto Derecho Romano como el reto energético de Europa. “En febrero de 2022 recibimos la acreditación” del SEPIE para “proyectos de movilidad” de adultos, continúa Miralbell. Como la acreditación “cubre hasta 2027″, les permite “ir presentando con más agilidad” sus propuestas destinadas a un alumnado con 70 años de media.
El responsable del campus catalán ratifica que sus alumnos “están deseando desde hace meses” embarcarse en un Erasmus. “La práctica totalidad de ellos son pensionistas y no pueden permitirse esa movilidad sin la ayuda de la agencia Erasmus+”, que cubre hasta el 80% de los gastos de traslado, manutención y alojamiento, según ratifica Alesón-Carbonell desde Alicante. Miralbell manifiesta que sus alumnos “son personas llenas de inquietudes, de afán de conocer, activas” para las que han solicitado “movilidades breves, de una semana”, en las que vayan acompañados por personal de la UIC. “También hemos incluido un plus para que puedan participar personas con alguna discapacidad física, de modo que la actividad sea completamente inclusiva”.
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