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UE-Mercosur, un pacto que vislumbra una comunidad para el futuro

En un mundo con tendencia al unilateralismo, la unión de dos grandes mercados con intereses y culturas comunes es una oportunidad para reforzar la democracia y el comercio

Óscar Granados

En un escenario marcado por el proteccionismo y la ralentización de la globalización, algunos países de América Latina buscan abrir nuevas puertas de entendimiento para ensanchar sus lazos con el mundo. Tal es el caso de los países del Mercado Común del Sur (Mercosur; Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina), que quieren cerrar, después de un cuarto de siglo negociando, el acuerdo comercial con la Unión Europea (UE). “Es una gran oportunidad, la más grande que tiene la UE y el Mercosur… significa el nacimiento de una comunidad para los próximos 20 años”, indicó Mario Lubetkin, ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, en una conversación con Fernando Carrillo Flórez, vicepresidente de PRISA.

El político dijo que espera que la ratificación del convenio suceda antes de que termine el año. “Estamos hablando de un acuerdo que ya está acordado y cerrado. No es que lo estemos discutiendo. Nos falta que termine el proceso burocrático en la Unión Europea”, agregó. “Soy muy optimista, no al 100%, pero soy muy optimista [en que se cierre pronto]”, agregó Lubetkin, quien se ha reunido hace unos días en Bruselas con el comisario europeo de Comercio y Seguridad Económica, Maros Sefcovic, y con otros como el de Cohesión y Reformas, Raffaele Fitto, para conocer cuál es el estatus.

Los Gobiernos de Francia y Polonia se han opuesto a la ratificación del pacto, en consonancia con los trabajadores de sus campos que con este tratado reclaman una competencia desleal para la agricultura de la zona. “Espero que el resto de los países europeos logren convencer a los que se oponen”, mencionó el representante del Gobierno uruguayo. “Esta es la oportunidad que tenemos las dos subregiones para hacer un salto de calidad enorme”. En este momento, abundó: “nadie espera a nadie”. Además, advirtió que más allá de la Unión Europea, diversas zonas del mundo, “muy poderosas”, tocan a la puerta del Mercosur para crear una alianza comercial.

“Pero queremos cerrar antes con la UE, porque ese sería el gran cambio de calidad entre dos culturas y dos historias similares. No es solo un acuerdo”, destacó. El tratado entre estas dos potencias económicas ha sido estructurado en tres pilares (comercio, diálogo político y cooperación). Pero del lado económico, elimina más del 90% de los aranceles bilaterales, reduce barreras no arancelarias y armoniza normativas en áreas clave como normas técnicas, medidas sanitarias y fitosanitarias, y licitaciones públicas.

Reglas de protección

También protege más de 350 indicaciones geográficas europeas y 220 del Mercosur, lo que garantiza productos de alta calidad y origen controlado. En caso de que llegue a buen puerto, se crearía un mercado integrado de más de 770 millones de personas, con un PIB combinado de 18 billones de euros. Europa se convertiría en la potencia global con mayor presencia y lazos más profundos en Latinoamérica: con acuerdos con todos los países de la zona (excepto Bolivia, Cuba y Venezuela) que abarcan el 95% del PIB de la región. En comparación con el 44% de EE UU y el 14% de China, naciones que ni siquiera han iniciado negociaciones con el Mercosur.

Pero estas tres fuerzas (EE UU, China y Europa) juegan un papel muy distinto en Latinoamérica. Mientras Europa lidia con su burocracia, China se ha expandido en la zona a base de talonario. Estados Unidos, en tanto, ha perdido influencia, aunque con la era Trump busca marcar territorio. “La diferencia es que China tiene una estrategia, tiene un plan económico sobre todo y Trump no tiene estrategia ni tiene plan. Es una diferencia importante”, subrayó en una mesa diferente Michael Shifter, expresidente del Diálogo Interamericano, un think tank con sede en Washington.

“Trump lo que tiene son impulsos, reacciones a distintas situaciones en distintos países, en relaciones con distintos líderes o expresidentes”, añadió Shifter, haciendo referencia a los ataques que el Ejército estadounidense ha realizado en los últimos meses en las aguas del Caribe contra varias embarcaciones que supuestamente transportaban drogas. “Yo no veo eso como estrategia. Creo que es un conjunto de reacciones, de impulsos, para mostrar fuerza, para proyectar a Estados Unidos, pero yo no tengo duda de si va a tener algún resultado”, indicó el experto. “EE UU ya no es un socio fiable”, remató. Pero en última instancia, dijo, Washington carece de una propuesta económica positiva que ayude a construir puentes en la región en la que existen diversas realidades y que Shifter ha repasado.

Por ejemplo, señaló que las últimas elecciones en Bolivia —en las que se ha impuesto el centroderechista Rodrigo Paz del Partido Demócrata Cristiano (PDC) con el 54,5% de los votos— son una muestra de que la democracia electoral funciona en la región. “Está bastante fuerte”. El hecho de que haya alternancia en ese país andino, tras una hegemonía de 20 años de la izquierda es “importante”. “En otras épocas no era así”, subrayó Shifter.

A pesar de ello, la zona no está libre del populismo que se extiende con diferentes rostros a lo largo de la zona: desde Argentina, con Javier Milei, hasta Nayib Bukele, en El Salvador. De este último, Shifter aseveró que es un “maestro del marketing, de la propaganda”. “Su dominio de las redes es parte de lo que explica su popularidad”. Y ahondó que es muy difícil que su modelo económico y social se pueda exportar a otros países de la zona. Lo que sí que tienen en común los países latinoamericanos es un problema de seguridad que se ha avivado con la aparición de las bandas del crimen organizado y del narcotráfico.

En dos semanas se celebrará la cumbre entre la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) y la UE en la localidad colombiana de Santa Marta, un encuentro que, en teoría, debería conmemorar seis décadas de relaciones birregionales —con 33 países latinoamericanos y 27 europeos—.“Si salimos de allí con un documento conjunto con solo unos pocos acuerdos concretos ya sería un éxito”, reflexionó Shifter.

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Sobre la firma

Óscar Granados
Es periodista. Estudió Comunicación y Periodismo en la Facultad de Estudios Superiores Aragón (México) y cursó el Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Colaborador habitual del suplemento Negocios.
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