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Datos para tener a raya al gas natural

El sector emplea nuevas herramientas para la detección de incidentes y la reducción de errores en las lecturas con el fin de ganar eficiencia

Extra Energía 21/05/23
Georg Wendt (picture alliance/Getty Images)

En la industria del gas, el cambio ha sido una realidad inevitable en todo momento. Su historia es una evidencia de ello: el sector empezó a desarrollarse ante la necesidad de alumbrar las ciudades. Luego, cuando apareció la electricidad, rivalizó con ella y tuvo que buscar nuevos usos para su producto, que derivaron en cocinar y calentar agua y edificios. A finales del siglo XIX y principios del XX, las empresas gasistas experimentaron una transición hacia el gas natural y se sumaron a los nuevos retos tecnológicos y de mercado, como el tendido de grandes gasoductos, tanto terrestres como submarinos, y las técnicas criogénicas para el almacenaje y transporte, así como las aplicaciones al sector automotor. Hoy, en plena era digital, las firmas siguen evolucionando.

Transformación a buen ritmo

“Las compañías gasistas están transformando sus organizaciones y sus procesos operativos, incorporando la tecnología y la digitalización como palancas para la evolución de los negocios”, afirma Carlos Solé, socio responsable de energía de la consultora KPMG en España. Lo hacen a lo largo de la cadena del negocio con inversiones en contadores de gas inteligentes que permiten aprovechar la ventaja de la telelectura y la gestión de los datos de los consumos. Con ello se ofrece una mejora en la gestión de las redes, la reducción de errores en las lecturas, así como una precisa detección de incidentes que da mayor seguridad y calidad del suministro. Pero también lo hacen a través de la adopción de tecnologías de punta.

Realidad virtual

Por ejemplo, con gemelos digitales que se usan para recrear el funcionamiento de las instalaciones gasistas. A través de esa tecnología, las empresas crean un entorno de realidad virtual de gran utilidad para prevenir riesgos de funcionamiento y mejorar así las prácticas de formación y adiestramiento del personal que opera las instalaciones. “El objetivo es monitorizar la gestión del activo y las operaciones”, afirma Javier González Castaño, responsable de los proyectos de gas en la empresa Sener. Adoptar nuevas tecnologías en la industria es fundamental, pues el sector del gas va a jugar un papel fundamental en la transición hacia una economía descarbonizada, comenta Andrés Cadenas, director de Transporte y Distribución de Electricidad y Gas en la consultora Accenture.

Según este último experto, las compañías de transporte y distribución de gas tienen dos objetivos principales. En primer lugar, evolucionar las capacidades existentes de las infraestructuras, que han permanecido estables durante décadas, y establecer nuevas que afronten complejidades adicionales, como gestionar la transición del metano al biometano, avanzar hacia el hidrógeno verde y lograr la convergencia de electricidad y gas mediante el power to gas (conocido como P2G), que consiste en obtener combustible a partir de fuentes de energía renovable.

Para lograr esto, la tecnología actúa como facilitadora mediante la implementación de sensores en las redes de gas, utilizando dispositivos IoT (internet de las cosas) en estaciones de compresión, sistemas de odorización, válvulas y capacidades de conectividad a las redes de telecomunicaciones. “La sensorización es clave por dos motivos”, agrega González. “Uno es económico y el otro tiene que ver con la eficiencia de una instalación”, añade. En el mismo sentido, el experto de Accenture señala que acelerar la digitalización es fundamental para aumentar la eficacia de los procesos operativos mediante el procesamiento en la nube —aplicando inteligencia artificial— de la gran cantidad de datos recibidos desde las instalaciones sensorizadas.

“En Accenture hemos desarrollado soluciones para las redes de gas basadas en el reconocimiento de imágenes de satélite y drones, así como en sensores conectados, para detectar fugas de metano, un gas con un efecto invernadero 80 veces mayor que el CO₂”, explica Cadenas. La detección y geolocalización casi en tiempo real de las fugas facilita la reducción de emisiones y hace que el sistema sea más resistente. Gracias a esto, los operarios pueden encontrar y reparar las fugas rápidamente, en cuestión de minutos, mientras que antes era necesario realizar inspecciones físicas y manuales de tuberías y otras instalaciones, tareas lentas y costosas, explica el experto.

Asimismo, este sistema posee el potencial de identificar puntos vulnerables y predecir posibles puntos de fuga. De esta forma, el sector gasista estará ya listo para la directiva europea de reducción de las emisiones de metano en el sector energético. En ese mismo sentido, la industria se prepara con nuevas innovaciones para la inyección de biogás en la red de gas natural actual o el blending (la mezcla) con hidrógeno verde, que demandará la puesta en marcha de certificados de garantía de origen que exigirán los consumidores, cada vez más activos. El blockchain (cadena de bloques) se presenta como una tecnología clave para dar respuesta a esta situación, según los expertos.

Consumidores activos

Ligado al trilema energético, definido por la seguridad del suministro, la sostenibilidad y el coste asequible, nos encontramos con un mayor protagonismo y proactividad por parte de los consumidores. “Estos están adoptando un papel cada vez más relevante en la optimización del consumo y demandan un mejor servicio y un mayor valor añadido por parte de las compañías gasistas”, dice Cadenas. Nuevamente, es la tecnología la que habilita esta transformación. En concreto, el despliegue de contadores inteligentes de gas, impulsado por el Gobierno el año pasado a través del Plan Más Seguridad Energética (Plan +SE), contribuirá decisivamente a ello. El objetivo es contar con más de siete millones de contadores inteligentes instalados en España en un plazo de cinco años.

“Esto supone un reto destacado para las compañías distribuidoras”, destaca el experto de Accenture. Además de las dificultades operativas del despliegue, que pueden ser optimizadas y aceleradas gracias a la digitalización, la operación del sistema con millones de datos recibidos requerirá sistemas de telecomunicaciones potentes, como el 5G, arquitecturas en la nube e inteligencia artificial.


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