Señales que revelan los trastornos del lenguaje
La detección precoz de cualquier tipo de TEL y su diagnóstico es clave para que el estudiante afronte los aprendizajes con el acompañamiento adecuado
Sentados en un cuadro perfecto, compuesto por un grupo de pupitres, varios alumnos de 2º de Primaria observan una serie de tarjetas que contienen imágenes, objetos o dibujos. Su profesora les ha pedido que rodeen aquellas fichas que contienen el sonio “ele”. Con esta actividad, los estudiantes trabajan la discriminación auditiva de sonidos para combatir su dislexia, un trastorno del lenguaje (TEL) que afecta a entre el 6% y el 10% de la población. La dislexia suele ser el trastorno más habitual dentro del TEL, que, sin embargo, lo componen un grupo heterogéneo de alteraciones en el desarrollo o adquiridas, que se caracterizan principalmente por déficit en la comprensión, producción y uso del lenguaje.
Pedro Luis Nieto del Rincón, director del departamento de Psicología y Pedagogía de la Universidad CEU-San Pablo, sostiene que este tipo de trastornos “pueden obstaculizar la comprensión del lenguaje oral y escrito. La dificultad en la comprensión de textos escritos o de instrucciones orales puede disminuir el rendimiento escolar al no entender las instrucciones de las tareas escolares. Esto puede afectar a su interacción social en el aula, así como a su desarrollo emocional”.
El desarrollo de cualquier trastorno del lenguaje durante las primeras etapas de aprendizaje, sobre todo aquellas asociadas a la primaria, “supone limitaciones en la adquisición de conocimientos, seguimiento del ritmo de clase, dificultades en la resolución de tareas escolares, bajo rendimiento, presumibles problemas en funciones ejecutivas como atención, memoria, percepción, entre otras, así como posibles problemas en las interacciones sociales”, sostiene Mirian Hervás Torres, profesora ayudante doctora perteneciente al departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Granada.
La detección precoz de cualquier tipo de TEL y su diagnóstico juegan un papel esencial para que el estudiante afronte los aprendizajes con el acompañamiento adecuado, no solo escolar sino también familiar. Por eso, tras la sospecha de la existencia de algún trastorno de este tipo, “lo recomendable es acudir a un profesional para que realice una evaluación completa y establezca un diagnóstico. Igualmente, con o sin diagnóstico, se puede comenzar a realizar actividades de estimulación para mejorar la lectoescritura, como las que hay en Dytective o en otros métodos”, explica Luz Rello, licenciada en Lingüística, doctora en Ingeniería Informática y fundadora de la empresa social Change Dyslexia.
En esa labor de detección, los centros educativos actúan a través de sus servicios de orientación y de los profesores. Un trabajo que consiste en supervisar el rendimiento y la evolución de cada niño en sus habilidades lingüísticas y académicas. En esa tarea de identificación, el director del departamento de Psicología y Pedagogía de la Universidad CEU-San Pablo considera que “el papel de los docentes es fundamental. Los servicios de orientación realizan evaluaciones más especializadas e individualizadas cuando es necesario. En esta evaluación se trabaja en colaboración con el resto del equipo docente y con la familia. Si se detecta un trastorno que necesite un tratamiento más específico, se deriva a un profesional especializado, como un logopeda o un neuropsicólogo”. Además, según Nuria Andreu Ato, profesora colaboradora doctora en la Universidad CEU Cardenal Herrera, “en la propia detección y diagnóstico se determinará, según la LOMLOE, si se trata de un caso de un trastorno del lenguaje y la comunicación de carácter grave (considerándole alumnado de necesidades educativas especiales) o solo alumnado con el trastorno del lenguaje y la comunicación (siendo alumnado de necesidades específicas de apoyo educativo). A mayor gravedad, mayores tendrán que ser las medidas de apoyo educativo, así como el tiempo de implantación de estas”.
En el ámbito familiar, es necesario trabajar de forma coordinada con la escuela. Para que esta colaboración resulte efectiva “es necesario orientar a las familias en cómo mejorar la producción expresiva y comprensiva en casa, dando estrategias para el día a día, que ayuden a potenciar la producción expresiva lingüística de su hijo. Pero, sobre todo, orientándolas en la importancia que tiene el apoyo emocional en el proceso, con un acompañamiento positivo, que ayude a quitar estrés y tensión, y que fomente, poco a poco, el uso del lenguaje de una manera natural y autónoma”, agrega Nuria Andreu Ato.
Actuaciones
Una vez confirmado el diagnóstico por los servicios especializados y sanitarios con algún tipo de necesidad relacionada con el lenguaje, “los orientadores de los centros educativos o de los equipos de Orientación Educativa (educación Infantil y Primaria) serán los encargados de realizar una evaluación psicopedagógica, donde se incluirán todas las medidas, intervenciones, recursos, etcétera, que necesitará. En cada transición de etapa se revisará dicha evaluación”, explica Mirian Hervás Torres
El trabajo colaborativo entre la familia y el colegio ayudará a que se diseñe un plan de intervención específico para ese alumno. “Es primordial que el equipo docente y la familia se formen sobre ese trastorno en concreto, para que comprendan sus características y dificultades. A partir de esto, se diseñan apoyos individualizados y adaptaciones curriculares que faciliten el desarrollo correcto del aprendizaje. Si fuera necesario, el niño recibirá un tratamiento especializado por profesionales con experiencia y capacitación en ese trastorno. Si estas medidas se aplican correctamente, colaborando la familia, el profesional especialista y la escuela, se facilitará la inclusión y participación del alumno en las actividades escolares”, asegura Pedro Luis Nieto del Rincón.
¿Es posible erradicar alguno de estos trastornos mediante la implementación de un trabajo con el alumno? Los expertos señalan que depende del nivel que presente el estudiante con TEL. “En muchos casos, sí, ya que la intervención en el lenguaje expresivo y comprensivo ayudará a optimizar e incrementar los procesos autónomos de producción lingüística, permitiendo en algunos casos que el alumnado mejore e incluso supere la dificultad”, opina la profesora colaboradora doctora en la Universidad CEU Cardenal Herrera. Sin embargo, habrá que hacer revisiones periódicas para valorar la evolución del alumnado con TEL, por si pudiera tener alguna dificultad en el futuro, relacionada sobre todo con los procesos de lectura y escritura.
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