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Adelfa, vinca y jazmín estrella: todo queda en familia

Se podría tener medio jardín o terraza únicamente con las plantas apocináceas, tan resistentes al cultivo en maceta

Jazmín estrella
Una pareja pasea junto a una pared repleta de jazmín estrella, en el Jardín Botánico de Madrid.Eduardo Barba
Eduardo Barba

Las plantas también tienen familias. Eso es lo que nos dicen los taxónomos botánicos, que son los encargados de clasificar las especies vegetales por su proximidad genética. Al comienzo, esta organización estaba fundamentada exclusivamente en la semejanza morfológica, en el parecido entre las estructuras reproductivas entre unas plantas y otras. Pero la ciencia avanza, así como las herramientas de las que se sirve, lo que ha posibilitado analizar el ADN de cada especie y añadir más exactitud a ese parentesco. De esta forma, podemos encontrar que la planta del tabaco (Nicotiana tabacum), la petunia (Petunia x hybrida), la del pimiento (Capsicum annuum), el tomate (Solanum lycopersicum), la patata (Solanum tuberosum) o la berenjena (Solanum melongena) pertenecen a la familia de las solanáceas (Solanaceae). En los casos de estas últimas verduras mencionadas, si se observan detenidamente sus flores veremos cómo guardan un parecido más que razonable.

Esa similitud a veces se ve también reflejada en más partes de cada especie, o incluso en su química. Así lo resalta Ramón Morales, científico titular del Real Jardín Botánico de Madrid: “La familia de las labiadas (Lamiaceae) se llama así porque morfológicamente tienen los pétalos con una forma de labio muy característico. Casi todas ellas poseen, además, el tallo cuadrangular”. Pero ahí no terminan las coincidencias, como continúa relatando Morales: “Una gran mayoría de ellas tienen propiedades aromáticas, ya que disponen de unos aceites esenciales volátiles dentro de unas glándulas. Una vez que se rompen liberan unos aromas muy agradables, como en el caso de las mentas (Mentha spp.), los tomillos (Thymus spp.) o del romero (Salvia rosmarinus)”.

No siempre tiene que darse este parecido. Baste citar como ejemplo el caso de las malvas (Malva sylvestris) de los descampados de cualquier ciudad y el de los baobabs de Senegal (Adansonia digitata). Al comparar sus flores sería difícil pensar que ambas especies pertenecen a la misma familia botánica, la de las malváceas (Malvaceae).

Y ya que estamos hablando de parentescos, internémonos en una familia de plantas con un amplio uso jardinero: las apocináceas (Apocynaceae). Bajo este peculiar nombre se engloban especies tan utilizadas en nuestros jardines como las adelfas (Nerium oleander), las vincapervincas (Vinca minor) y el jazmín estrella (Trachelospermum jasminoides). Todas ellas comparten una estructura pentámera en su flor, es decir, con cinco pétalos. Además, cada uno de ellos tiene una forma ligeramente trapezoidal, y con una disposición y un giro que recuerda a las hélices del motor de un barco.

Otra de las características de esta familia es que tiene principios tóxicos, aunque no son un peligro para las personas. Su sabor es extremadamente amargo, como corresponde a una buena planta ponzoñosa, por lo que es altamente improbable que nadie, ni siquiera un niño, tenga mayor problema con ellas.

Una adelfa mostrando sus flores en forma de hélice de barco.
Una adelfa mostrando sus flores en forma de hélice de barco.Gilberto Segovia

En general es una familia amante del sol, algo fácil de entender cuando vemos vegetar a las adelfas en las medianas de las carreteras, recibiendo toda la fuerza e intensidad del astro rey desde que amanece hasta que atardece. Esta exposición tan luminosa es algo que agradece también el jazmín estrella, aunque puede vivir estupendamente con solo unas pocas horas de sol directo, sin necesidad de tostarse tanto como las adelfas. En cambio, la pequeña vincapervinca prefiere situaciones más sombreadas, aunque no le asusta el sol a cambio de contar con humedad en el terreno sobre el que crece.

Bien mirado, casi que podríamos tener medio jardín, o terraza, únicamente con plantas de esta familia tan resistente al cultivo en maceta. Un alféizar que mire al norte o al este puede ser un buen lugar para cultivar una vincapervinca. Si complementamos esa misma maceta con una heuchera (Heuchera spp.) o con una esparraguera (Asparagus densiflorus ‘Myersii’) tendremos una composición de lo más agradable para la vista.

Dentro de las apocináceas hay una variedad tan grande de formas como las que pueden ofrecer otras dos especies completamente diferentes a las que acabamos de ver. La primera se trata de una planta suculenta, ya que acumula agua y nutrientes de reserva en sus tejidos, engrosando sus tallos, como hace la gran familia de los cactus (Cactaceae). Es la llamada flor lagarto (Orbea variegata), una especie de lo más pintoresca, especialmente por sus grandes flores que recuerdan a la piel de algún reptil. Asimismo, se adereza de un aroma a carne putrefacta, lo que hace las delicias de los amantes de lo extraño. Pero si preferimos otra apocinácea con unas flores más delicadas encontraremos la flor de cera (Hoya carnosa), una trepadora perfecta para crecer en el interior más luminoso de las casas. Sus flores son perfumadas, como las de la adelfa o el jazmín estrella. Todo queda en familia.

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Sobre la firma

Eduardo Barba
Es jardinero, paisajista, profesor de Jardinería e investigador botánico en obras de arte. Ha escrito varios libros, así como artículos en catálogos para instituciones como el Museo del Prado. También habla de jardinería en su sección 'Meterse en un jardín' de la Cadena SER.

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