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El conflicto de Montecarmelo castigará al PP en Madrid en beneficio de Vox, según una encuesta con los vecinos

La intención del Ayuntamiento de imponer un cantón de basuras en un barrio con 61% de votantes populares causa desapego hacia Almeida

Montecarmelo
Álvaro Sánchez-Martín

Los vecinos de Montecarmelo han encargado una encuesta privada al grupo Análisis e Investigación ―con una muestra de 301 personas en un barrio de 21.000 habitantes y un índice de confianza del 95,5%― para tomar el pulso del descontento que está generando allí el cantón de limpieza y la base del SELUR que quiere construir el Ayuntamiento de Madrid cerca de sus casas y colegios. Los resultados, como era de esperar, castigan al PP, que se desploma en votos en el que había sido uno de sus bastiones electorales en los últimos comicios, y sus votantes se desplazan en masa a Vox. El proyecto que el equipo de José Luis Martínez-Almeida se empeña en construir allí en contra de los vecinos, de todos los partidos de la oposición municipal y de una resolución del TSJM puede salirle muy caro en términos electorales.

La encuesta, que tiene en cuenta varios marcos posibles delimitados por un margen de error de cinco puntos, esboza que, en el mejor de los escenarios para los populares, el partido de Almeida pasaría de tener el 61% de apoyo que obtuvo en las últimas elecciones a solo el 24%, mientras que el partido de extrema derecha se dispara del 12% al 28%, lo que le convertiría en la fuerza más votada en Montecarmelo. Un mal resultado en ese barrio, que siempre había sido fiel a los populares en las urnas, puede comprometer la mayoría absoluta que obtuvo el PP en las últimas elecciones por tan solo un escaño de diferencia.

Esa situación sería la que los encuestadores han definido como “escenario conservador”. Es decir, la que tiene en cuenta el margen de error para aproximarla el máximo posible a los resultados de las últimas elecciones, en la que los populares arrasaron. En el caso de considerar el otro extremo de ese margen, de cada 100 personas que votaron al PP, solo 33 volverían a hacerlo. “La presidenta del PP de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, debería tomar cartas en el asunto y poner sentido común a esta aberración industrial en pleno barrio”, comenta un portavoz de la Plataforma de Afectados por el Cantón de Montecarmelo.

La encuesta también muestra hasta qué punto la cuestión del cantón ha sido determinante para los vecinos de ese barrio del norte de Madrid. El 97% de ellos dice estar al tanto del asunto, el 1,7% asegura haber oído algo, y solo para un 1,3% es un tema completamente desconocido. El encuestado, cuyo perfil medio es una persona de 45 años con estudios universitarios y trabajadora por cuenta ajena, dice estar especialmente preocupado por los olores y la cercanía a colegios y viviendas de sustancias peligrosas. Otras de las cuestiones que generan alarma son el ruido que provocarán los vehículos de limpieza que entren y salgan constantemente de allí y el tráfico que generarán.

La preocupación viene dada en gran medida por la ubicación que el Ayuntamiento ha elegido para colocarlo. Está en un fondo de saco, en pleno centro del barrio, en un lugar que hasta ahora los vecinos han usado como zona verde, para hacer deporte, pasear con sus perros o ir a jugar con sus hijos. A mayores, una sentencia de abril emitida por el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 9 de Madrid constató que el cantón no cabe en el barrio de Montecarmelo porque el Ayuntamiento no realizó los estudios ambientales a los que estaba obligado para trasladar a una zona residencial un proyecto que, según quedó acreditado, es industrial.

“Este tipo de decisiones ilógicas lo que provoca es que gente que ha votado toda su vida al PP deje de hacerlo. Ya no es un tema del barrio, es que le va a afectar al partido”, dice un miembro de la Plataforma de Afectados por el Cantón de Montecarmelo. Sin embargo, aunque la Justicia y los vecinos de Montecarmelo consiguieran que Almeida se retractara de su decisión de levantarlo allí, el espacio que ocupará ya no es el mismo ni podrá ser disfrutado de la misma manera desde que en primavera de este año irrumpieron excavadoras y operarios con motosierra.

En ese momento, los trabajadores que envió por sorpresa la empresa adjudicataria para construir el cantón talaron la mayoría de árboles de una amplia zona acordonada y trasplantó el resto a unos metros de allí. Faltaban pocos días para que comenzara el verano, un momento arriesgado para realizar esa operación por la falta de lluvias y el calor. Tal como habían advertido algunos ecologistas entonces, el resultado fue nefasto. Los ejemplares se fueron secando y muriendo durante junio, julio y agosto. En septiembre no quedaba ninguno vivo. Los vecinos hablaron entonces, indignados, de “tala encubierta” y de “lavado de cara” del ejecutivo de Martínez-Almeida.

Ese momento marcó un antes y un después en su lucha vecinal y generó una gran movilización, pese a que coincidió con las vacaciones de Semana Santa y muchos de los residentes de allí estaban fuera de Madrid. Aun así, quedó constatado el músculo y la coordinación de aquellos que se oponen al proyecto. La Plataforma de Afectados por el Cantón de Montecarmelo tiene 20 grupos y canales de WhatsApp (algunos con más de 3.000 participantes) por los que se coordinan cada vez que aquellos con balcones que dan a la zona problemática ven llegar varios coches de la Policía Municipal, camiones que transportan maquinaria pesada, o todo aquello que interpretan como movimientos sospechosos. Cuando hacen una llamada a la acción, decenas de vecinos abandonan sus domicilios y se suman a una protesta espontánea que se arma en cuestión de minutos para retrasar lo máximo posible cada movimiento del Consistorio.

Pero a la preocupación emocional de los vecinos por perder el principal espacio de recreo que tienen cerca de sus casas se suma la cercanía de la parcela elegida para guardar 117 vehículos de limpieza a varios centros educativos. A unos pocos cientos de metros del lugar está el Colegio Alemán. A una distancia similar, la Escuela Infantil Sol Solito y, un poco más alejado, a 400 metros, el Colegio Santa María la Blanca.

Este asunto en particular preocupa a nueve de cada 10 encuestados, que señalan que el cantón debería estar en una zona industrial, lejos de colegios y viviendas. En este punto coinciden en bloque todos los partidos de la oposición municipal y varias asociaciones vecinales de varios barrios cercanos. Además, las Asociaciones de Madres y Padres (AMPAS) de tres colegios de Montecarmelo se pusieron de acuerdo para reclamar por escrito al gobierno de la Comunidad de Madrid, presidido por Isabel Díaz Ayuso, que intervenga contra la decisión de José Luis Martinez-Almeida de colocar allí el cantón. Algo que, por el momento, no ha ocurrido y un portavoz de la plataforma vecinal recuerda, por su parte, que la lucha sigue: “El barrio no se rinde”.

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