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Madrid es una milla de oro evangélica: una iglesia nueva cada cuatro días

Las congregaciones ofrecen salvación y milagros mientras sus fieles se multiplican y su negocio crece impulsado por la migración latina

Un evento de sanidad y milagros organizado por una iglesia evangélica en Madrid
Lucía Franco

La fe evangélica mueve montañas en Madrid. Al menos, esto es lo que revelan los últimos datos. En la región se abre un templo cada cuatro días desde hace cinco años, según el Directorio del Observatorio del Pluralismo Religioso. Todos los lunes, a las nueve de la noche, 25 evangélicos latinoamericanos se conectan por videollamada en un grupo de WhatsApp para rezar pasajes de la Biblia. “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar y limpiarnos de toda maldad. Juan 1:9”, se lee en el chat apenas acaba la hora de oración. El organizador es el pastor Freddy junto a su esposa, Julia Esparza. Ambos han preparado un evento llamado Sanidad y Milagros que se ha celebrado este sábado, organizado por su iglesia Destellos de Gloria Global, con la presencia del apóstol Jorge Díaz, llegado desde Colombia supuestamente para curar a los fieles. Freddy comparte solo la ubicación del templo, en el barrio del Pilar, y avisa de que alguien saldrá a recibir a los recién llegados. “Si tiene alguien enfermo, tráigalo también”, dice por teléfono.

A las 17.30, en un sótano con cortinas azules que tapan las paredes y cuadros con los cuatro pilares de la iglesia: “Sanación, liberación, llenura del Espíritu Santo y sanidad interior”. La iglesia lleva abierta cinco años y está empezando a crecer. Hoy es la primera vez de la ecuatoriana Gabriela, de 42 años. Trabaja en un locutorio, conoció a Esparza allí y la convenció de unirse a la confederación. Detrás de ella llegan más de una docena de personas. Pilar, que trabaja en un restaurante de camarera, fue a otra iglesia cerca del metro de Francos Rodríguez hasta que una amiga la convenció de cambiarse. “Vine un día y sentía la presencia de Dios”, explica Pilar.

El pastor Freddy, vestido de traje vino tinto, con un reluciente reloj de oro en la muñeca y que rechaza dar su apellido, empieza el sermón del día dando la bienvenida a los nuevos: Juan, de Brasil, Gabriela, de Ecuador, y Laura, de Colombia. “Bienvenidos a su casa. Aquí, ustedes serán rescatados de las tinieblas como Él lo hizo conmigo”, dice. A continuación, presenta al apóstol que “recorrió un muy largo camino desde Colombia para estar aquí hoy”.

Durante dos horas y media, entre gozos, cantos, sermones de sanación y supuestos milagros, los fieles pudieron acercarse al apóstol y pedir por los suyos. Este domingo, la jornada continúa.

Entre grandes naves industriales en la periferia de Madrid y pequeñas congregaciones como la del pastor Freddy, la mayoría de estas iglesias son de carácter evangélico y pentecostal. Su doctrina se centra en sanaciones divinas mediante aceites milagrosos, promesas de bendiciones económicas, especialmente a los más generosos con las donaciones, y, sobre todo, en la restauración de la familia.

El templo de Freddy es solo uno de los 1.187 que existen hoy en la Comunidad de Madrid. De ellos, 455 se han abierto en los últimos cinco años: sale a un promedio de uno cada cuatro días. Según los datos del Observatorio del Pluralismo Religioso, en 2020 había 732 templos de este tipo, un 62% menos que ahora. Mientras, las parroquias católicas se han mantenido estables: suman 481 en 2025. La proporción se ha invertido: hoy hay 2,5 templos evangélicos por cada parroquia católica. “La Iglesia católica mantiene el mismo número de parroquias desde la Cañada Real hasta la Moraleja, cubriendo todo el territorio”, confirma un portavoz de la Archidiócesis de Madrid.

La expansión no ha sido homogénea. En la capital, el distrito Centro reúne 21 templos, muy por debajo de Carabanchel, que concentra 86. Algunos fieles, de hecho, conocen ese barrio como la “milla de oro evangélica”. En la Comunidad, varios municipios se han convertido en polos de culto: Alcalá de Henares (43), Móstoles (38), Fuenlabrada (36), Parla (35), Torrejón de Ardoz (34), Leganés (24), Getafe (22), Arganda del Rey (19) y Coslada (18), según el mismo directorio.

En paralelo, la población latinoamericana en la región ha crecido hasta alcanzar el millón de personas, uno de cada siete habitantes. Este flujo migratorio explica en buena parte el auge evangélico. En España, se calcula que viven 1,5 millones de evangélicos. El crecimiento ha sido exponencial: en 1998 solo el 0,2% de la población se identificaba como evangélica; en 2018, ya era el 2%. “Traen consigo prácticas religiosas, líderes y redes ya consolidadas en origen que se reproducen en barrios y municipios donde se asientan, y encuentran en las iglesias pentecostales un espacio para mantener la continuidad identitaria y, al mismo tiempo, mitigar la soledad y la vulnerabilidad propias del proceso migratorio”, asegura la socióloga Paola García en el informe Integración y migración: las iglesias pentecostales en España.

Estas congregaciones ofrecen no solo culto con estilos litúrgicos y símbolos familiares, sino también servicios sociales informales, apoyo mutuo, acompañamiento en trámites y redes laborales. Todo ello convierte al templo en un punto de anclaje comunitario que favorece la apertura rápida de nuevas iglesias y la ocupación de locales disponibles en la periferia urbana: “Ese proceso no es solo religioso: es una forma de reconstrucción social que explica por qué el pentecostalismo ha encontrado en los flujos latinoamericanos un terreno propicio para crecer”.

Luis Santamaría del Río, investigador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) y autor de ‘A las afueras de la cruz. Las sectas de origen cristiano en España (2023)’, advierte de que muchas congregaciones importadas de América Latina “adquieren esa forma, esa apariencia de iglesia evangélica” y que “es difícil saber cuándo estamos hablando de una iglesia evangélica y cuándo de una secta”. Según este experto, estos grupos buscan “dar el salto al océano e implantarse en Europa” porque aquí encuentran “el mismo tipo de población pero con un poder adquisitivo diferente”. Para captarla, comenta, recurren al boca a boca, la cartelería en barrios y, sobre todo, a las redes sociales, donde los pastores adquieren estatus de estrellas y donde se organizan grandes eventos centrados en milagros y curaciones. Es el caso del evento de este sábado. Santamaría subraya además prácticas preocupantes: el aprovechamiento de situaciones límite, de salud, familiares, económicas, y una “muy sutil operación de marketing” que mide música, tiempos y testimonios para maximizar el impacto y las colectas. El resultado, alerta, no es solo crecimiento religioso, sino también la creación de “personas dependientes” y, en ocasiones, verdaderos imperios económicos: “Claramente tiene que haber un negocio, no todo es cuestión de fe”.

El codirector de una iniciativa global de migraciones y antiguo pastor evangélico, Kenny Klewett, aporta una lectura desde dentro. Para él, el auge de las iglesias importadas tiene tanto que ver con la búsqueda de comunidad como con dinámicas de exclusión internas. Klewett denuncia que el racismo de los líderes españoles y la falta de espacios de liderazgo real para migrantes han empujado a latinoamericanos y a otros extranjeros a fundar sus propias congregaciones, donde encuentran, explica, un lugar seguro para ser vistos y escuchados. Al mismo tiempo advierte de que ese refugio puede convertirse en herramienta de poder: algunas estructuras tejen redes de influencia y atraen a fieles vulnerables con promesas de sanación o prosperidad. También subraya un dato urbanístico que se repite: la concentración territorial, la llamada milla evangélica, especialmente visible en Carabanchel, no es casual, sino el resultado del cruce entre alquileres asequibles y poblaciones con necesidad de anclaje social. Y añade algo que reconfigura el mapa religioso: “Ahora también hay españoles atraídos por la comida y público latinoamericano que se están uniendo a estas congregaciones”. Una señal de que el fenómeno trasciende la segregación migratoria.

Ese poder del que habla Klewett lo ha sabido leer el Partido Popular. En 2023, el PP decidió acercarse a las iglesias evangélicas como vía para captar el voto hispano e invitó a la pastora colombiana Yadira Maestre. En sus servicios dominicales, los protagonistas son Jesucristo y sus supuestos milagros, pero en varias ceremonias especiales Maestre ha promocionado al partido: entregó un premio a Isabel Díaz Ayuso y al alcalde José Luis Martínez-Almeida durante un acto multitudinario en Fuenlabrada y cedió su templo para una recogida de firmas contra los indultos de Pedro Sánchez a líderes separatistas.

El crecimiento de las iglesias evangélicas en Madrid es un fenómeno silencioso, aunque su influencia emerge a veces a plena luz, como este sábado o como el año pasado, cuando 10.000 latinoamericanos se reunieron en la plaza de toros de Madrid para ver al predicador brasileño Edir Macedo, fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios, realizar milagros y curaciones entre cantos y testimonios. El referente de muchos, como el pastor Freddy que sueña con algún día tener un templo tan grande como este.

El auge madrileño dialoga con lo que ocurre en São Paulo, la mayor ciudad de Brasil, donde según datos del catastro municipal (IPTU, por sus siglas en portugués) los templos evangélicos pasaron de 1.633 en 2011 a 2.186 en 2020, un aumento del 34% que equivale a la apertura de un nuevo templo cada seis días. Esa conexión transatlántica se hace cada vez más visible, confirmando que el mapa evangélico de la capital forma parte de un movimiento global que tiene en São Paulo y Madrid sus epicentros.

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Sobre la firma

Lucía Franco
Es reportera de la sección de Madrid. Anteriormente trabajó en EL PAÍS Colombia y en El Confidencial. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y EL PAÍS. Ha recibido el Premio APM al Periodista Joven del Año 2021.
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