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La red que dejó la pandemia: un barrio de rentas bajas de Madrid se organiza para conseguir material escolar gratis

Una asociación vecinal del barrio EL Pozo, en Puente de Vallecas, recoge objetos de segunda mano para entregar a las familias que no pueden comprarlos. Según la OCU, Madrid es la región en la que se gasta más durante el año

Curso escolar Puente de Vallecas
Daniela Gutiérrez

Aisha, de 7 años, ya se ha cansado de las vacaciones de verano y cuenta los días para regresar al colegio. “Tengo muchas ganas de ver a mis amigos”, dice la niña. Su madre, Alejandra Suárez, también está ansiosa por que vuelva a clases y que su hijo menor, Alejandro, de 10 meses, al fin pueda ingresar a la guardería la próxima semana. Desde que nació el pequeño, Alejandra se tuvo que quedar en casa a tiempo completo porque no tenía quien lo cuidara, pero ahora, como su hija, tacha en el calendario lo que queda para volver al trabajo. “Claro que sí, ya me toca”, dice la madre con el tono de voz meloso con el que se le habla a los bebés. A ninguna le faltan las ganas de volver a la rutina, pero hay un detalle que les preocupa: ni Aisha ni Alejandro tienen aún mochila, y en el caso de la niña, tampoco el resto de material escolar necesario para comenzar el curso. Con mucha suerte, recibirán todo lo que no pueden pagar a través de la Asociación Vecinal Somos Red Entrepozo VK, de la que son miembros desde hace varios años.

Somos Red Entrepozo VK nació durante la pandemia para ayudar a los hogares del barrio El Pozo del Tío Raimundo, en el distrito Puente de Vallecas, que no tenían recursos, por ejemplo, para hacer la compra. Desde entonces, cientos de familias han entrado y salido, y actualmente son 60 las que integran esta iniciativa barrial en la que los beneficiarios son también los voluntarios que recogen, organizan y reparten las donaciones que les llegan de empresas, particulares y todo el que quiera dar algo para hacerles la vida más fácil.

Por estos días, la asociación está también como de vuelta al cole, no solo porque tras un mes de vacaciones regresan al trabajo de voluntariado, sino también porque se encuentran otro año más recopilando material escolar de segunda mano para las familias más necesitadas. Sin embargo, a pocos días del regreso a clases, la recogida no ha ido como se esperaba. “Estamos preocupados, hemos recibido muy poco”, confiesa Adriana Popa, la presidenta de la asociación.

Una niña mira el material escolar recibido en la asociación, mientras una miembro reparte las galletas que le acaba de donar una pastelería.

La Comunidad de Madrid es la autonomía con mayor gasto escolar para las familias, según el informe de 2025 de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), con 3.188 euros de media para cubrir todo lo necesario para un año de colegio. Aunque el dato no está desglosado por regiones, la media nacional para equipar a cada estudiante de cara al primer día de clases está en más de 500 euros, entre los que se incluye el material escolar, el uniforme (en caso de ser necesario) u otra ropa y calzado, el pago del comedor y otras cuotas.

Alejandra y su familia viven allí, en El Pozo, uno de los barrios de renta más baja en todo Madrid. Según los últimos datos publicados por el INE, con información de 2022, los ingresos medios de las familias en esta zona apenas superaban los 15.000 euros anuales. Alejandra cuenta que la suya ha sobrevivido los meses desde que nació su hijo pequeño con un solo sueldo, el de su marido, y que así se han tenido que apañar los gastos de cinco personas, incluyendo a su hija mayor, de 19 años. “El cole es un gasto tremendo, todo está carísimo. No lo puedo asumir todo”, se lamenta.

Tan solo los libros nuevos que necesita Aisha le han costado 150 euros, teniendo en cuenta que se ahorra buena parte gracias a los préstamos del Plan Accede. A eso hay que sumarle el uniforme, porque Alejandra decidió trasladar a su niña a un colegio privado por razones que, asegura, se le escapaban de las manos. “Mi hija mayor sufrió mucho bullyng en el público que está en el barrio y yo no quería que la segunda pasara por eso otra vez", explica. En total, han sido unos 400 euros los que han tenido que desembolsar, y aún les falta la otra mitad. La cifra es prácticamente inasumible para ellos.

Las tardes de esta semana han sido un sin parar en la asociación. Mientras unos preparan cajas con los últimos productos que les han llegado ―gazpachos próximos a caducar, geles de baño de marcas varias, bolsas de azúcar― otros reenvasan en botellas recicladas el suavizante que una empresa no pudo vender porque el recipiente estaba roto, con tal de que todos se puedan llevar algo.

Erika Guillén (a la izquierda) y otra miembro de la Asociación Vecinal Somos Red Entrepozo VK organizan el estante de comida para bebé.

Erika Guillén, otra madre miembro, mientras revisa que las latas de leche de fórmula que van a repartir no estén vencidas, cuenta que sus dos hijos ―un niño de ocho años que tiene una discapacidad y una adolescente de 16― también se beneficiarán del material escolar que recopile la asociación. Erika, que se encuentra en proceso de separación de su exmarido, ya se ha tenido que gastar 200 euros para la vuelta al cole de ambos, lo cual supone un esfuerzo extra para ella, que solo trabaja a medio tiempo. “La asociación me ayuda mucho, sin ella sería más difícil”, dice.

Adriana asegura que el 90% de las familias que acoge la asociación, entre las que se encuentra por ser madre soltera, con tres hijos, desempleada, víctima de violencia de género y de origen extranjero. “Es gente que lo pasa muy mal. También hay españoles que cobran muy poco o que sus pensiones no alcanzan para nada”, explica. En su sede, ubicada en la avenida de las Glorietas 19-21, hay un poco de todo: comida, artículos de limpieza y aseo personal, objetos del hogar y ropa. En un perchero cuelgan abrigos y hasta un traje de primera comunión, que seguramente alguien se llevará pronto.

Varias mujeres organizan las cajas que repartirán a las familias con las últimas donaciones.

Que una familia deje la asociación es casi una alegría, porque significa que su situación económica ya ha mejorado. Sin embargo, todas las semanas llega alguien nuevo. Son, sobre todo, madres, y muchas de ellas solteras, las que se acercan a pedir ayuda. En medio del jaleo de la tarde, de cajas que van y vienen, de niños que juegan mientras los mayores limpian y organizan estantes, tres mujeres se acercan hasta la puerta y preguntan cómo pueden ser miembros. Una de las voluntarias les explica que se organizan por turnos para ir a la sede a trabajar casi todas las tardes, que cada semana van a las puertas de los supermercados con el chaleco de la asociación para pedir donaciones ―la llamada Operación Kilo― y que allí, o hay para todos por igual, o no hay para ninguno.

Por faltar, a la asociación le falta hasta un local propio, porque el que tiene ahora lo comparten con otra organización. Sin embargo, la preocupación más inmediata de Adriana, de Erika o de Alejandra es que de aquí hasta el domingo 7 de septiembre, cuando termina el periodo de recogida de material escolar, no logren reunir todo lo necesario para que el lunes cada niño pueda empezar las clases como se debe. Por ahora, en una caja verde guardan unos cuantos cuadernos donados y en otra, marcadores y lápices. “Dime, ¿a quién le damos esta?“, dice ella, y muestra la única mochila nueva entre las únicas tres que han recibido.

Recogida Solidaria de Material Escolar 🎒✏️📒 Ante la precariedad de muchas familias obreras y la falta de ayudas públicas: organización y solidaridad. 🗓️ Hasta al 7 de septiembre.

Publicada por La Villana de Vallekas en Lunes, 1 de septiembre de 2025

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