Tres candidatos a la presidencia del colegio de médicos de Madrid, diferentes programas y una petición: “Dejemos los bulos”
El debate electoral celebrado este lunes en la sede del Icomem navegó entre las demandas históricas de la profesión y la gestión económica de su actual presidente
En el Pequeño Anfiteatro del Colegio de Médicos de Madrid (Icomem) aún con olor a pintura después de las recientes reformas millonarias que llevó a cabo su presidente, Manuel Martínez-Sellés, se celebró este lunes el debate electoral de los tres candidatos que buscan hacerse con la presidencia en las elecciones del próximo 17 de diciembre. Estos son el propio Martínez-Sellés, que busca la reelección para cuatro años más al frente de la institución que representa a los cerca de 50.000 médicos de la Comunidad de Madrid; Esther Rubio, nefróloga del hospital público Puerta del Hierro de Majadahonda; y Tomás Merina, exgerente del hospital privado Fuensanta.
La sanidad madrileña se encuentra en un momento crítico, que sufren especialmente los médicos de la Atención Primaria y pediatras, muchos de los cuales señalan al actual presidente por su falta de apoyo a las demandas que los llevaron a manifestarse en 2022. Mientras se intentan solucionar algunos de los problemas históricos del sector, según muchos de los especialistas, surgen otros nuevos como la separación de grupos de trabajo y de médicos de sus puestos históricos cuando se den a conocer los resultados de la Oferta Públicas de Empleo que realiza el Gobierno regional antes de que termine el año. Los candidatos hablaron de estos temas, pero fue la gestión económica de la actual junta directiva lo que encendió el debate hacia el final.
Manuel Martínez-Sellés abrió las intervenciones frente a un auditorio de cerca de cien personas haciendo mención a los compañeros fallecidos durante la pandemia de coronavirus, para luego aclarar que le interesa “poner primero a la profesión”, como reza su candidatura Primero Médicos, “independientemente de si son públicos o privados”.
Durante la huelga de sanitarios de hace dos años, Martínez-Sellés fue muy criticado por sindicatos como Amyts, que aseguraba que el Icomem dio la espalda a los huelguistas en sus demandas de conseguir agendas menos saturadas y dedicar mayor tiempo a cada paciente, posicionándose así al lado de la Consejería de Sanidad. Durante el debate, los contrincantes se encargaron de recordarle que lleva esta pesada carga sobre sus hombros, pero el presidente se limitó a aclarar algo que ya ha repetido: que su labor es defender a todos los médicos “por igual”, “a los que hacen huelga y a los que no”.
Aunque Martínez-Sellés lo niega, también pesa sobre su candidatura la afinidad con las políticas del Gobierno de la Comunidad de Madrid. Esther Rubio se ha declarado como la candidata “más independiente”, ya que ha asegurado no contar con ninguna afiliación “política, económica ni sindical”, esto último en referencia a Tomás Merina, cuya candidatura, Icomem para todos, ha sido apoyada desde el principio por Amyts. Merina ha señalado que la mejor manera de decidir el voto es o decantándose por la persona que genere mayor confianza o leyéndose el programa electoral de cada uno. Ha señalado que el suyo cuenta “con 35 páginas”, mientras el de Martínez-Sellés tiene 18 “con abundante infografía” “para ocupar espacio” y el de Rubio, solo cinco (algo que la doctora luego ha aclarado que ha sido un error al enviar el documento).
Pero los ataques han sido más directos cuando la moderadora ha formulado la última pregunta, sobre transparencia y gestión institucional. Martínez-Sellés ha vuelto a resaltar como uno de los grandes logros de su presidencia la bajada de la cuota trimestral que pagan los colegiados en un 25%, para darle espacio a una financiación del colegio por otras vías. Cuando el presidente se ha referido a independencia, lo ha hecho sobre todo enfocado en los ingresos que la junta actual planea recibir con el alquiler de espacios en su sede principal de Santa Isabel número 51, y del inmueble situado en la calle de Esparteros número 11, la anterior sede aún en propiedad, en cuyas reformas la institución gastó más de cinco millones de euros.
Merina le echó en cara el contrato poco beneficioso que el colegio firmó con una fundación para alquilarle la sede antigua por 30.000 euros al año y con una vigencia de 15, cuando solo en Impuestos sobre Bienes Inmuebles pagan 15.000 en cada ejercicio. A este y a otros cuestionamientos Martínez-Sellés solo respondió que ha puesto el dinero de las cuentas del Icomem “en valor”, pero también ha aclarado que el colegio “no es un banco para tener dinero”.
En su alegato final, Martínez-Sellés contó que buscó a un equipo para la junta directiva y para la asamblea de compromisarios plural y diverso, el 80% de los cuales aprueba su gestión en las auditorías. Por su parte, Rubio pidió “una campaña limpia”: “Vamos a dejarnos de hacer daño, dejemos los bulos, que somos médicos, somos responsables”. Y Merina anunció que no cobrará su sueldo si es elegido como presidente, ya que planea donarlo a la formación de los profesionales.
Las últimas elecciones en el colegio registraron una participación del 13%, por lo que este año las campañas se han enfocado en llevar a los médicos a las urnas, para lograr mayor representatividad a una institución que, según Rubio y Merina, no es transparente ni suficientemente diversa. Martínez-Sellés aseguró que el 17 de diciembre contarán con el doble de espacios para votar y se implementará el voto telemático para acercar las elecciones a los profesionales. Aun así, Amyts denunció este mismo lunes en sus redes que ningún centro de atención primaria cuenta con mesa electoral.
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