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Cinco horas de torturas con aceite hirviendo y machetes en el seno de los Dominican Don’t Play

El asesinato de Alexito en Tetuán muestra que los castigos dentro de las bandas juveniles son extremos. Un menor sufrió unos meses antes un secuestro como reprimenda por unas fotos

Machete de grandes dimensiones incautado en una operación contra las bandas latinas en Madrid, en septiembre de 2019.
Machete de grandes dimensiones incautado en una operación contra las bandas latinas en Madrid, en septiembre de 2019.policía nacional
Patricia Peiró

El chico de 17 años llega, sobre las cinco y media, a la casa de uno de los jefes de la banda juvenil violenta de los Dominican Don’t Play (DDP) en un municipio de Madrid para pasar la tarde. Allí está también otro miembro de la organización. Los dos son altos dirigentes de la banda, una aspiración para cualquier menor que quiera formar parte de ella. Los mayores, de 20 y 19 años, le piden al chico el móvil. Él se lo da sin problema. Ellos descubren unas fotos del menor en el que se lo ve con otros supuestos miembros de los Trinitarios, la banda rival. Es el inicio de cinco horas de torturas con armas blancas, machetes y hasta aceite hirviendo, como castigo a la imperdonable confraternización con el enemigo. Todo ello descrito en una sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, que condenó a los cuatro agresores por el secuestro y las torturas.

En el mundo de las bandas juveniles, la crueldad con los contrarios es prácticamente una obligación, pero la ferocidad para castigar dentro de la propia organización no se queda atrás. El último ejemplo es el asesinato de Alexito, ocurrido en marzo de 2023 en el distrito de Tetuán de la capital. Un crimen como resultado del enfrentamiento entre dos facciones de los Trinitarios en el que marcaron a Álex de la Rosa, de 23 años, como un objetivo prioritario al que dar una lección. En el distrito de Tetuán conviven dos coros, como llaman a los grupos en los que se dividen, que se disputan el poder: el de La Ventilla y el de Cuatro Caminos.

Su homicidio, de una puñalada precisa que le destrozó el corazón, es el último por ahora de la lucha entre bandas juveniles, pero no todos los castigos acaban con la muerte. En abril de 2022, otro miembro de esta banda fue apuñalado por una jauría mientras se encontraba en un bar de ese mismo distrito y casi perdió el brazo. Como en el caso de Alexito, tanto atacantes como víctima pertenecían a los Trinitarios. Cuando todo está bien se llaman entre sí hermanitos, cuando no, estás muerto.

El caso del muchacho de 17 años que fue retenido y torturado durante cinco horas es uno de los que rara vez se castigan judicialmente, porque rara vez llegan a ser denunciados. Muchas veces, las víctimas cambian de barrio o incluso de ciudad para escapar del peligro. Pero esta víctima sufrió un castigo tan severo que fue imposible ocultar el tormento que vivió aquella tarde de mayo de 2022.

El chico, llevaba unos cinco meses frecuentando a los miembros de los DDP, llegó a la casa sobre las seis de la tarde. Aquel día cometió un error, dejar su móvil a los mayores y que estos encontraran algo que en su mundo es una alta traición. Los dos pandilleros que se encontraban en la casa avisaron a otros dos que fueron convocados para hacer turnos y aplicar entre todos el castigo acordado.

Lo ordenó el jefe de todos, que en el mundo de las bandas se denomina el Suprema, y el resto ejecutó. Lo primero fueron puñetazos y patadas, seguidos de golpes con una tabla de madera y un puño americano. Después, comenzó la sesión de las armas blancas. Empezaron a hacerle cortes con un machete de 60 centímetros con filo de sierra y con un alicate. La imaginación macabra continuó y también lo quemaron con un cigarrillo y le derramaron aceite hirviendo por la espalda.

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El grupo también vejó y jugó con el componente psicológico. Los torturadores metieron a su víctima en una bañera y le echaron agua helada e hirviendo, le introdujeron una escobilla de baño en la boca y sumergieron su cabeza en el inodoro. “Le echaron lejía sobre las heridas y le hicieron chupar el suelo y las suelas de los zapatos”, reza la sentencia, por la que se condenó a los cuatro implicados en las torturas. También le taparon la cabeza, le dijeron que lo iban a castrar y le rozaron con el machete. “Todos los acusados participaron conjunta y coordinadamente en esta agresión”, recoge el fallo judicial.

“La agresión descrita se prolongó desde las seis hasta las once. Durante este tiempo, los acusados hacían descansos y daban agua [a la víctima] para seguir luego con los golpes, llegando a provocar que aquel perdiese el conocimiento por el dolor padecido”, recoge el fallo judicial de julio de 2023. El menor necesitó tres cirugías para curar las heridas que le habían provocado sus atacantes.

A los cuatro acusados se los condenó por un delito de detención ilegal (secuestro) y lesiones y, a dos de ellos, además, el tribunal de la Audiencia Provincial les impuso penas más altas porque también los consideró miembros de una organización criminal. Dos de ellos fueron sentenciados a cinco años de prisión y a los dos integrantes probados de los Dominican Don’t Play, a 10 cada uno.

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Sobre la firma

Patricia Peiró
Redactora de la sección de Madrid, con el foco en los sucesos y los tribunales. Colabora en La Ventana de la Cadena Ser en una sección sobre crónica negra. Realizó el podcast ‘Igor el ruso: la huida de un asesino’ con Podium Podcast.
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