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Los estudiantes acampados por Gaza en Madrid irrumpen en la Universidad Complutense en medio de una reunión con los vicerrectores

Las autoridades universitarias disuelven la reunión con los portavoces del alumnado al considerar que se ha roto una línea roja

Estudiantes pro palestinos cuelgan una pancarta de en la Casa del Estudiante de la UCM, tras irrumpir en la sede universitaria.
Estudiantes pro palestinos cuelgan una pancarta de en la Casa del Estudiante de la UCM, tras irrumpir en la sede universitaria.Juan José Martínez
Juan José Martínez

Mientras los vicerrectores de las universidades públicas de Madrid sostenían una reunión con los líderes estudiantiles para buscar soluciones al campamento por Gaza instalado el 7 de mayo en el campus de Ciudad Universitaria, un grupo nutrido de alumnos ha entrado por la fuerza a vicerrectorado de estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid, donde se adelantaba la reunión, al coro de “aquí están, estos son, estudiantes en acción”. La irrupción de los jóvenes ha provocado la ruptura de diálogo con la cúpula de la academia, a quienes los alumnos han exigido desde hace semanas romper relaciones con las universidades y empresas vinculadas a Israel. Fuentes del Rectorado de la UCM comunicaron a este periódico sobre las 19.30, dos horas después de la toma del bloque, que aún había “varios vicerrectores y asesores adentro de la vicerrectoría”.

Pasadas las 17.30, una sección de los manifestantes, que llevaban media hora cantando y agitando banderas frente a la sede institucional, ha forzado la puerta de entrada de la Casa de Estudiantes de la UCM, ante la sorpresa de un miembro de seguridad que intentó en vano contener la marea de estudiantes. En pocos segundos, el vestíbulo de la entrada se llenó. Los estudiantes cerraron las puertas.

Una de las portavoces que estaba en la reunión con los vicerrectores ha puntualizado a EL PAÍS que los alumnos ingresaron como una maniobra de presión. “Estamos bastante decepcionados porque los vicerrectores están muy apegados al comunicado de la CRUE, que nosotros ya hemos dicho que nos parece insuficiente”, ha precisado la estudiante, antes de detallar que, en cuanto los vicerrectores supieron del ingreso de los manifestantes en el edificio, expulsaron de la sala a los portavoces del alumnado. “La vicerrectora de la Complutense ha suspendido la reunión y dijo que habíamos cruzado una línea roja al entrar”, asegura la portavoz.

―¿Están los vicerrectores adentro?

―Nos han dicho que uno ha alcanzado a salir y creemos que otros están adentro— ha contestado la interlocutora universitaria a las 18.15.

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A medida que los estudiantes ingresaban en el edificio, los manifestantes comenzaron a exaltarse. Algunos golpeaban los cristales de las paredes. Unos llevaban los rostros cubiertos por la kufiya, una bufanda tradicional que se usa en muchas partes de Oriente Próximo. Los líderes estudiantiles hacían llamados a la calma a quienes iban penetrando en el edificio. “Recuerden que hemos hecho un acuerdo de no violencia”, ha gritado una joven que controlaba el paso.

Una vez adentro, los estudiantes se encerraron en el vestíbulo e improvisaron una barricada con un par de muebles. Se sentaron en el piso, desde donde reanudaron los cánticos. Minutos más tarde, cinco de ellos subieron a la terraza con una bandera de Palestina para desplegar un cartel en el que se leía: “Contra el Gobierno cómplice, internacionalismo”.

La mitad de los asistentes que se encontraban la plaza, entraron al edificio. Los más pudorosos permanecieron afuera, aunque no dejaron de cantar, al contrario, se acercaron al cristal desde donde podían ver a sus compañeros adentro y comenzaron a aplaudir y reanudaron los cantos, con consignas como “aquí están los antisionistas” o “¿dónde están? No se ven las sanciones a Israel”.

Los profesores que apoyan la acampada habían convocado a una asamblea a las 18.00 para revisar las acciones en respaldo movimiento estudiantil, pero el ambiente crispado que se encontraron al llegar los ha obligado a retrasar el encuentro. Eva Aladro, profesora de la UCM y portavoz del profesorado, ha informado del apoyo unánime que ha dado la asamblea docente a la toma del vicerrectorado por parte de los estudiantes. “Estamos a favor y apoyamos sus acciones porque vemos que no hay una respuesta”, ha precisado Aladro, quien anima a la academia madrileña a seguir la estela de la Universidad de Granada (UGR), que ha decidido este viernes cortar toda colaboración científica, técnica y de movilidad con universidades e instituciones de Israel.

Desde el inicio de la acampada en apoyo a Gaza, un grupo de profesores de la UCM se han perfilado como interlocutores entre el estudiantado y el Rectorado. Ahora, con el apoyo a la acción estudiantil que el Rectorado ha tomado como la violación a una línea roja, esperan que la relación con la cúpula universitaria no se vea en riesgo. “Pensamos que no hay líneas rojas en esto, se tratan de formas de presión. Sabemos que la ocupación es pacífica y respetuosa con el edificio”, ha precisado Aladro, mientras los estudiantes coreaban de fondo: “La lucha es el único camino”.

Estudiantes sentados en el vicerrectorado de la Universidad Complutense, tras entrar por la fuerza en el edificio, el 17 de mayo de 2024.
Estudiantes sentados en el vicerrectorado de la Universidad Complutense, tras entrar por la fuerza en el edificio, el 17 de mayo de 2024.Juan José Martínez

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