Instrucciones para experimentar Madrid pasando de terrazas

En Madrid, muchos tienen cada vez más la sensación de que casi todos los planes giran en torno a beber y comer en una terraza. Y eso que los cursos y los talleres de manualidades se han vuelto una tendencia cada vez más interesante en los últimos tiempos. Como respuesta al consabido terraceo, dedicar una tarde a bordar o escribir puede ser un plan más que apetecible para cualquiera.

En esta entrega de resaca de Semana Santa, Madrid te enreda trae tres planes muy diferentes para hacer con amigos para que la vuelta a la rutina no sea tan difícil de llevar. Un taller de bordado, una cena clandestina en la casa de un chef y un curso de escritura son tres planes que se pueden hacer alejados de unas terrazas madrileñas, en las que cada vez es más difícil improvisar.

Un taller para reconectar a través de la escritura

The Arts Sanctuary es un proyecto de Sofía Brotóns, de 31 años, que surge cuando decidió ser madre y cambiar su proyecto de vida. Durante su tesis doctoral en Ciencias Sociales estuvo investigando sobre cómo la escritura puede ser terapéutica para personas que se encuentran en riesgo de exclusión. “Quería averiguar más sobre el poder de las palabras”, explica. Ahora, se dedica a crear experiencias en las que la gente puede desahogarse a través de la escritura.

En cada uno de sus talleres se puede degustar desde una copa de vino acompañada de una selecta tabla de quesos o un brunch al más puro estilo inglés, mientras que los asistentes se dejan seducir por el poder de las palabras sobre el papel. “El objetivo es aunar las palabras y la salud mental mediante la organización de un evento diferente”, asegura.

Sin duda, es la experiencia perfecta para todos los amantes de la escritura que buscan un espacio en donde explorar su creatividad, realizar un ejercicio de introspección y desconectar del bullicio del día para reconectar con lo importante. Cada mes tienen lugar eventos distintos que se anuncian a través de su cuenta de Instagram, donde se puede reservar. Los próximos serán el 9 y 13 de abril.

Un curso de bordado

Pécora Craft es un proyecto creado por la ilustradora textil Nicole Newman que surge de su pasión por el bordado y la necesidad de plasmar sus vivencias sobre la tela. Sin embargo, no empezó a experimentar con el bordado hasta que llegó la pandemia. “Quedé cautivada por las infinitas posibilidades creativas que ofrecía este arte, desde las diferentes técnicas hasta la variedad de materiales. Sin dudarlo, decidí hacer de esto mi nuevo camino profesional”, asegura.

Empezó creando piezas de bordado contemporáneo en las que se refleja la cotidianidad de la mujer. “Ahí mucha gente se empezó a interesar en lo que estaba haciendo y empecé a crear una comunidad de bordadoras a las que les enseñaba todo lo que sabía”, cuenta. En sus estudios de Madrid y Valencia ofrece talleres y cursos para todos los niveles: desde gente que en su vida ha cosido un botón hasta expertas que buscan crear piezas únicas. El precio del taller básico son 35 euros.

“El bordado tiene un efecto terapéutico que me encanta compartir con nuestra comunidad de bordadoras. En los talleres, les animo a abrazar los errores como parte del proceso. Los considero oportunidades para aprender y crecer. Además, nos ayuda a manejar las frustraciones y a encontrar paz en la creación”, dice Newman.

Una cena clandestina

Biga Clandestina es un proyecto de una pareja que se dedica por las noches a hacer cenas clandestinas en su casa con la pizza como protagonista. La experiencia consiste en cenar con otros ocho desconocidos bajo la luz de las velas en el piso del chef Emiliano Alvarez y de Carla Pino, que es fotógrafa. Los asistentes solo reciben un mensaje con la dirección y una instrucción: “La puntualidad es muy importante. La llegada a la locación es a las 21.00 y la cena empieza a las 21.30″. Al llegar al portal, hay que llamar o escribir a los propietarios.

El puesto en la mesa les da derecho a una cena a ocho tiempos más un postre. Se puede escoger entre tomar durante la cena vino, cerveza o Coca Cola. “Si alguien quiere traer algo diferente y cool para tomar, todo es bienvenido”, aclara la dueña, que busca que todos los comensales vengan con mucha hambre y ganas de compartir una cena íntima entre desconocidos con mucho sabor.

La idea de crear este proyecto surge cuando Emiliano, que trabaja en un restaurante, compró hace un año un horno napolitano para hacer pizzas en casa. “Empezamos a hacer pruebas que terminábamos regalando a los vecinos. Ahí todos nos decían que montáramos un restaurante, pero no lo veíamos posible. Entonces, empezamos a darle forma a este concepto, y la acogida ha sido increíble”. La experiencia tiene un precio de 45 euros por persona.

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